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Tras el cierre de Frigoríficos Aconcagua, sectores políticos del Valle de Uco lanzan críticas hacia Cornejo y Macri

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Impulsado por la crisis del sector frutícola y por el incremento de la tarifa eléctrica, Frigoríficos Aconcagua SA (FASA) de Godoy Cruz, decidió cerrar las puertas y dejar el negocio de cámaras de frío, al igual que frigorífico Penitentes de Tunuyán, perteneciente a la misma compañía. Miembros y referentes de diferentes partidos políticos de la región, lanzaron duras críticas a la gestión de Cornejo y Macri. 

La compañía que inició su actividad en el año 1946 logró ser referente en el servicio de frío, sobre todo por la ubicación y el tamaño del negocio.

Recordemos que los galpones están en calle Minuzzi y Costanera, de Godoy Cruz, y el predio ronda los 22 mil metros cuadrados.

Jaime Campomar, uno de los propietarios de Frigoríficos Aconcagua, habló con el portal de noticias Los Andes y detalló cuáles fueron los motivos del directorio para tomar esta decisión y que conllevó además a una reorganización total de los negocios de FASA.

Al dejar de lado la prestación de cámaras de frío, la empresa decidió utilizar su capacidad instalada e incursiona en el mercado inmobiliario alquilando las más de 40 bodegas -sin frío- que tienen allí mismo.

Además, la firma tiene el 50% de las acciones del Frigorífico Tunuyán, por lo que todos aquellos productos que necesitan frío fueron trasladados a esa cámara, concentrando así el negocio en un solo espacio.

No obstante, Campomar aclaró que esta última compañía no es ajena a los incrementos de costos de la tarifa eléctrica y a la disminución de materia prima frutícola y vitivinícola.

Para ejemplificar, contó que esta firma pagaba boletas de luz de $ 700.000, pero luego de los incrementos de diciembre comenzó a pagar más de 2.100.000 pesos.

Esa misma situación condujo al cierre del frigorífico Penitentes de Tunuyán, también perteneciente a la compañía.

Crisis sin respuesta

Jaime Campomar reveló que Frigoríficos Aconcagua tomó la decisión de cerrar sus puertas luego de los incrementos tarifarios, “ya que las facturas aumentaron de 300 mil pesos a más de 550 mil pesos por mes”.

Sin embargo, los problemas de rentabilidad venían de mucho antes. “La empresa se mantenía a fuerza de dos sectores en crisis: fruta y vinos. Esto hacía inviable incrementar cualquier precio -por los aumentos de costos-, sumado a que la capacidad instalada del frigorífico era cada vez menor. De hecho, el año pasado facturábamos por mercadería vitivinícola cerca de $ 1.200.000 por mes, y hoy no llegamos a los 150 mil pesos”, especificó Campomar.

En cuanto a la industria frutícola, Campomar explicó que “la baja cosecha, la baja rentabilidad, los incrementos de costos y la caída de precios provocaron que la explotación de frutales en Mendoza cediera a cultivos anuales de hortalizas gruesas, con lo que la demanda de servicios de frío está en franca decadencia y lo poco que hay -producción de peras y manzanas- para las cámaras de frío es muy bajo. Por lo que mantener grandes estructuras de este servicio es ineficiente”.

A este cuadro planteado, Campomar sumó que “a muchos de sus clientes les resulta más barato perder kilos de fruta por pudrición que contratar el servicio de frío, que ha sido fuertemente incrementado por la aplicación de una política de ajuste de tarifas eléctricas (en dos años se multiplicaron por 7) y en sentido contrario a la suba recientemente aplicada, la fruta de industria bajó su valor de $ 6 del año anterior a $ 3,80 por kilo”.

El directivo mencionó que a pesar de esto la empresa no es considerada con tarifa diferencial por no ser considerada electrointensiva. “Tenemos un consumo mayor a 300 kw de potencia y somos víctima de una absurda e injusta escala tarifaria, que resulta más cara que la de otros establecimientos frigoríficos. Esta discriminación nos quita clientes y castiga en vez de premiar la eficiencia que se deriva de un negocio de mayor escala”.

Finalmente, mencionó: “Las autoridades nacionales y provinciales están concentradas en una gestión que solo piensa en cómo recaudar y no tiene en cuenta si las empresas pueden soportar esa mayor presión impositiva. De hecho, en enero presentamos una nota en la que solicitamos que la AFIP incluya a Frigorífico Aconcagua entre las empresas comprendidas en la Ley 27.354 de emergencia económica, productiva y social, y esto no sucedió, a pesar de formar parte de la cadena de producción de peras y manzanas”.

Fuente: Los Andes

Duras críticas

Tras la noticia, Juan Jofré, de San Carlos, y Cristian Gottardini de Tunuyán, fueron duros contra la gestión provincial y nacional, coincidiendo en que este modelo, al contrario de disminuir el desempleo, lo genera.

Cristian Gottardini, hijo de Eduardo Gottardini, candidato a intendente en las elecciones del año 2015 por el partido departamental «Unidos por Tunuyán», publicó en su cuenta de Facebook: «Cornejo y Macri, mas preocupados por recaudar impuestos que por brindar soluciones estructurales a los sectores en crisis, generan el cierre de empresas y la consecuente pérdida de empleos. Este es su brillante camino hacia «pobreza cero»».

Por su parte, Juan Jofré, concejal de San Carlos del bloque FPV-PJ, declaró El Cuco Digital: «El cierre de los frigoríficos, los tarifazos, el ahogo al comercio y la destrucción de toda industria es parte del modelo económico que Macri y Cornejo quieren para Argentina y Mendoza: producción primaria (agro y minería) en pocas manos y un sector de servicios vinculados al comercio y a las finanzas. El modelo de este Gobierno no necesita industrias, necesita desocupados para poder bajar el costo laboral para que los grandes se enriquezcan cada vez más. Por eso para ellos la educación (sobre todo la educación superior), la ciencia y la tecnología no son necesarias y buscan recortar todo el tiempo».

Un comentario

  1. Cristian Gottardini es el joven con mas proyeccion y futuro en la politica. Muy acertado en lo que dice.

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