Dura crítica de una docente: «Conocí a Jaime Correas. Conocí a Laura Montero»

Los escritos fueron publicados en Facebook. Su autora es la profesora Inés Peñafort, una reconocida docente del Instituto Rosario Vera Peñaloza, quien hace unos años también se desempeñó como rectora de la institución.

Peñafort critica fuertemente las acciones del gobierno en relación al trabajo docente. También, y en otros escritos, habla del cerco y la invisibilización de la protesta docente, animando a los colegas a publicar lo que sucede en las redes sociales.

A continuación publicamos dos posteos, que además de presentar la postura del trabajador docente, pone en escena cómo eran los actuales funcionarios en sus épocas de estudiantes.

Conocí a Jaime Correas

«Conocí a Jaime Correas hace mucho tiempo, cuando él, la democracia y yo éramos muy jóvenes todavía. Me lo presentaron en el bar de Filosofía y Letras junto a unxs amigxs. Recuerdo que me pareció en aquel momento un chico inquieto intelectualmente, tal vez un poco pretencioso. Hablamos mucho y con entusiasmo de teoría y crítica literarias, perspectivas “nuevas” que él había leído en forma independiente y yo estudiado en una universidad extranjera… Nunca más volví a encontrarlo personalmente ni sé si trabajó en escuelas paralelamente a sus otras actividades. Sólo me quedó esa imagen de pibe inteligente pero un poco creído, un poco despectivo…

No esperaba verlo como funcionario, ni adhiriendo a un sistema de disciplinamiento por el salario; y, sin embargo, sus expresiones humillantes sobre lxs colegas condicen con aquella antigua postal de un encuentro que seguramente él ha olvidado. Hoy un diario local cita expresiones en las que afirma que «Hoy dos docentes me pararon en la calle diciéndome que van a trabajar el lunes. Los que trabajan todos los días en el aula no tienen problemas con el ítem aula. Eso lo discuten los que no están ahí». Curioso, pero algunos funcionarios encuentran siempre como dos personas que les dicen que lo que hacen muy mal está muy bien.
A mí me gustaría decirle al otro Jaime (al actual no lo conozco), a ese muchachito que sabía un poco más sobre teoría y crítica que sus profes de entonces y se mostraba muy ansioso por demostrarlo, que el problema no es si nos preocupamos o no por cobrar unos pocos pesos más. El problema es que EL ITEM AULA VIOLA LAS LEYES QUE REGULAN EL TRABAJO DOCENTE. Lxs que no somos truchxs nos preocupamos y mucho por ese tema. Me gustaría preguntarle también al otro Jaime cómo cree que recuperaremos la figura de autoridad del docente cuando él mismo nos ha puesto a todxs bajo sospecha y deslegitima nuestro trabajo ante la sociedad.
Insisto, yo puedo mostrar mi historial de licencias sin ponerme colorada y conozco a muchxs que pueden hacerlo también, y voy a la escuela cuando estoy enferma no por apostolado sino porque me da fiaca hacer el papeleo y no me banco el destrato, los números que no atienden, los plantones y los “vuelva ud. mañana”.
Mejoremos los dispositivos de control de ausentismo y negociemos el salario en términos legales.
Creo que aquel muchachito (no sé si este Jaime) se disculparía públicamente con todxs lxs docentes a lxs que no nos cabe el sayo que nos pone, porque aunque un poco engreído parecía inteligente».

Conocí a Laura Montero

«Conocí a Laura Montero siendo compañeras de colegio, éramos un grupo heterogéneo en muchos sentidos, pero unido por esos infinitos amores de adolescencia… Laura era bonita, risueña, popular como dicen ahora lxs chicxs, solidaria, despierta, inteligente, divertida. A pesar de no pertenecer a la centralidad del grupo dorado (yo era pobre, nada deportista, peronista, más bien feúcha y tremendamente estudiosa), estaba esa corriente afectuosa igualadora que nos hacía sentirnos muy amigxs. La vida después nos lanzó a todxs muy lejos y, al menos en mi historia personal, hubo pocos reencuentros. Con Laura una vez nos vimos en la cola del súper de San Rafael, otra vez vino a mi escuela para un acto político, otra vez nos vimos en un operativo de tránsito en la ruta 40, ambas en una pequeña infracción (ella pasó, a mí me pusieron la multa) En todos esos momentos la reconocí por la voz aniñada y la sonrisa y volvía a ser Laurita o Laucha más allá del tiempo y la heterotopía.
Me entristece verla hoy poniendo cara de mala en las fotos que anuncian el decretazo que sellará una imperdonable injusticia. Lo vivo como una traición a las chicas fuertes e idealistas que fuimos, a las canciones que cantamos juntas, al mundo mejor que pensábamos protagonizar».

Publicado por Inés Peñafort, docente del Instituto Rosario Vera Peñaloza, en su cuenta de Facebook