“Takku flora nativa”, el proyecto que busca conservar y reproducir la flora autóctona, sigue creciendo
Por Abi Romo
Lo desarrolla Luciano Martínez en San Carlos, tras descubrir un bosque nativo. Al día de hoy ya han identificado 40 especies y comenzado a reproducir 10. La iniciativa busca mitigar los efectos del cambio climático.
El año pasado, a mediados del mes de agosto, Luciano Martínez, un joven de 26 años oriundo de la Villa Cabecera de San Carlos, emprendió un proyecto de conservación y reproducción de un bosque nativo que descubrió entre medio del barrio Juventud Sancarlina y del arroyo Yaucha, al que más tarde denominó “Takku (algarrobo en quechua) flora nativa”.
Tiempo atrás, en entrevista con este medio, Luciano había expresado que dicho proyecto nació “de observar los problemas ecológicos de mi comunidad. Vivo al lado del arroyo Aguanda, cerca del Polideportivo, donde crecí jugando y maravillándome con la naturaleza. Al ir creciendo fui viendo como la biodiversidad del lugar se iba perdiendo, así como el cauce del arroyo iba disminuyendo, hasta quedar seco y lleno de basura. Estuve mucho tiempo pensando cómo podía ayudar a recuperar eso que tenía cuando niño, y entonces encontré un terreno virgen a orillas del arroyo Yaucha, donde existe un bosque nativo muy frondoso con árboles de gran tamaño, lleno de especies de plantas y animales, un lugar donde hay equilibrio ecológico”.
Tras ello, y de informarse y asesorarse con especialistas, Luciano comprendió que la mejor forma de ayudar a recuperar la biodiversidad del lugar –y de hacer frente a la crisis climática-, era cuidando ese bosque de flora autóctona que descubrió y a su vez reproducir sus especies para plantarlas en otros lugares. Esto garantizaría que en un futuro, frente a un ambiente más árido, se pueda mantener el arbolado por ejemplo, ya que las plantas nativas son resistentes a la sequía -no necesitan casi riego-, frenan la erosión, mejoran la calidad del suelo y aportan oxígeno, por lo tanto ayudan a mitigar los efectos del calentamiento global. Además, brindan alimento a aves, insectos y mamíferos.
Relatado de esta manera pereciera algo sencillo de hacer, sin embargo, el joven, con constancia y la colaboración de profesionales, amigos y vecinos, ha organizado y llevado adelante una serie de etapas, que tienen que ver con identificación del bosque, identificación de especies, recolección de semillas y reproducción -está a cargo principalmente del vivero Andinia Flora Nativa, de Palmira, San Martín-. La última etapa es la de plantar, que, si todo sale como lo planeado, tendrá lugar a fin de año.
Pero para conocer en detalle todo el trabajo que el sancarlino ha hecho, El Cuco Digital se adentró junto a él al boque y volvió a entrevistarlo.
-Luciano, antes que nada, nos podes decir brevemente qué es un bosque nativo…
En un bosque conviven muchas especies, incluidos animales e insectos. Un monocultivo, por ejemplo un “bosque” de álamos, no vendría a ser un bosque porque no es un ecosistema del que dependan muchas especies. En los bosques nativos hay aves, mamíferos, insectos que dependen de ese bosque, que se alimentan de ese bosque.
Entonces, lo primero que se hizo fue identificar al bosque como bosque nativo, que fue un proceso.
-¿Después de la identificación del bosque qué siguió?
Después siguió identificar las especies para reproducirlas; hasta hoy hemos identificado 40; tuve la ayuda de la ingeniera agrónoma Inés Lorello del INTA.
El siguiente proceso fue juntar las semillas, que lo hice yo solo, tuve ayuda algunas veces de amigos y amigas, pero más que nada lo hice solo. Era un poco difícil porque a veces hay que juntar semillas que son muy chiquitas, por ejemplo la de los Molles, que es la especie más predominante en el lugar. Después aprendí la técnica para hacerlo más rápido, pero bueno, fueron varios días de juntar, porque además habían plantas que una semana tenían semillas y a la otra ya no. No junte semillas de las 40 especies porque entre esas especies hay yerbas, junte las más importantes, las que dan frutos o semillas efectivamente, porque en un ecosistema así hay alimento para los animales todo el año y hay plantas que dan fruto en septiembre y otras que dan en octubre y enero y así, entonces siempre hay alimentos por eso cuando vos entras al bosque es probable que te encuentres con una liebre o una martineta, o algo por el estilo.
Posteriormente mande las semillas al vivero Andinia Flora Nativa; allá tienen tecnología para la reproducción; hay muchos árboles que son difíciles de reproducir, de echo yo intenté y me lleve varias frustraciones también –solo logre reproducir Espinillos-, pero allá tiene camas calientes para reproducir en el invierno por ejemplo, tienen todas las técnicas, tierra buena.
-De la especie que pudiste reproducir, ¿ya estás plantando algunos ejemplares?
Sí, estoy plantando Espinillos yo y algunas personas a las que les pase semillas; son arboles muy resistentes que soportan mucho la sequía y fijan nitrógeno en el suelo, igual que los Algarrobos, pero éstos son más difíciles de reproducir y no lo conseguí. Así que hemos plantado 13 espinillos –quedan 9- en un terreno que está antes de llegar al Polideportivo Fortunato Perazzoli, a la derecha; allí hay unos árboles a los que quizás les queda poco tiempo de vida, entonces también es reemplazar esos árboles y beneficiar a la comunidad de mi barrio donde me críe. En un futuro quizás, se podrían buscar otros lugares donde forestar como por ejemplo a la orilla del Yaucha en el parque Uco, sería una opción.
-¿Qué va a pasar con todas las demás especies que están reproduciendo en el vivero?
Hemos recolectado semillas de diez especies, muchas con flores, frutos; dos o tres son árboles, la mayoría son arbustos. Para imitar este bosque nativo, para que sea parecido al original, necesitamos que por lo menos se reproduzcan entre 150 o 200 ejemplares, entre arbustos y árboles, para que a fin de año, cuando ya se hayan reproducido la mayor cantidad que podamos hacer jornadas de plantación.
Lógicamente que tanto para la reproducción de especies como así también para plantar, vamos a necesitar la ayuda de la comunidad, con financiamiento y mano de obra.
-Por último, ¿qué pasa con el bosque que ya está?
El bosque es de un privado; si tuviéramos el permiso podríamos plantar más árboles, extender la superficie a lo que era antes, porque este bosque hace diez años era del doble de tamaño y se deforestó; quizás algo que se podría hacer es plantar algarrobos porque hay uno solo y es una especie fundamental en los ecosistemas de Mendoza. Entonces podríamos hacer eso, intentar mantenerlo, intentar reemplazar lo que se muere para que siga existiendo.
A pesar que hace un par de años parte del bosque fue deforestado, creo que fue porque no a todos nos llega la información correcta; por ejemplo yo tuve que aprender porque tampoco lo sabía; antes quería plantar árboles exóticos y me tuvieron que enseñas. Así que hoy en día la predisposición del privado es muy buena, está súper dispuesto a protegerlo y yo lo agradezco muchísimo; me han dado pase libre para ir al lugar cuando quiera.