“Por qué defender la universidad pública” (apenas dio 5 premios Nóbel y hay 16 entre las 100 mejores del mundo)
Dice un viejo ejemplo que “si yo tengo una mercancía y la intercambio con otra persona, al final de ese intercambio yo voy a tener dinero y la otra persona la mercancía. Eso se llama comercio. Pero, si yo tengo un saber y lo comparto con otra persona, al final de ese intercambio los dos vamos a tener ese saber. Eso se llama cultura.”
POR QUÉ DEFENDER LA UNIVERSIDAD PÚBLICA
Por Juan Jofré
Hoy se realiza en todo el país, una jornada por la defensa de la Universidad Pública en Argentina. ¿Defenderla de quién o de qué? ¿Por qué defenderla? ¿Qué me aporta la universidad pública?
Veamos.
Arranco yendo al hueso. Si no es público, es privado. Ahí radica el principal punto de quienes buscan cerrar las universidades públicas: que se convierta en un negocio. La formación de profesionales es un negocio muy codiciado por grandes empresas privadas que quieren decidir cómo deben ser los profesionales y qué deben saber.
Detrás de este ataque, hay poderosos esperando hacerse de este gran negocio. Los bancos y el sistema financiero también esperan por esta nueva oportunidad de riqueza para ellos.
Los conservadores que sueñan con volver a vivir en un país donde ellos manden y los pueblos solo tengamos la posibilidad de ser sus esclavos, desean siempre y desde siempre que la cultura y los conocimientos solo sean un privilegio de ellos, al que nunca deberíamos acceder los demás.
Porque, no nos engañemos. No es que este gobierno quiere mejorar algunas cosas, y propone debates para corregir u optimizar. Lo que quieren es que, mediante el desfinanciamiento, las universidades se cierren.
Nuestras Universidades son autónomas a partir de un gran movimiento de reformas a principio del Siglo XX, que luego fue imitado por casi todas las universidades del mundo. Las Universidades tienen sus propios gobiernos para que ningún Gobierno nacional ni provincial las maneje según intereses partidarios. Tienen elecciones, y representantes de: docentes, no docentes y estudiantes.
Una parte que hoy se cuestiona es el punto de la gratuidad. Las Universidades funcionan con un presupuesto que el Estado Nacional les da, y ellas deciden cómo gastarlo. Esto es así, para que las Universidades no deban salir a buscar recursos en empresas privadas que les aporten dinero, porque ahí estarían condicionadas a prestar determinados servicios y desviarse de su función de formar profesionales, generar investigaciones y conocimientos y vincularse con la sociedad en diferentes proyectos y acciones.
Sintetizando, el modelo de Universidad Pública y Gratuita es justamente para que ninguna empresa y ningún gobierno pueda influir en el conocimiento que se genera y que circula en las universidades, sino que sean las personas que en ellas trabajan y estudian, quienes lo decidan sin presiones ni condicionamientos.
Es por eso también que en las universidades hay mucha pluralidad, y no circulan discursos únicos. Eso también le molesta al Gobierna nacional, que acusa de “adoctrinar” cuando justamente lo que se hace es todo lo contrario: estudiar el universo, todo lo que hay, o todo lo que más se pueda, desde distintas perspectivas.
¿Por qué defenderla?
Las Universidades, y todo el sistema de Educación Superior, son la principal fuente de ascenso social en nuestro país para cientos de miles de personas que viniendo de hogares de familias trabajadoras pueden llegar a ser profesionales.
Nuestras universidades son premiadas a nivel mundial constantemente, y sus egresados son muy bien valorados.
Nuestro sistema científico está altamente integrado con otros de gran nivel en el mundo, y los conocimientos que generan son altamente importantes.
Ojalá no me creas y te pongas a buscar información. El problema que tenemos es que no se conoce mucho de lo que se hace, porque generalmente a la prensa le llama la atención la polémica, los conflictos, o lo que se hace mal.
Pero, para ejemplos, te comparto algunas. El ranking QS que se elabora a nivel mundial con más de 1500 Universidades muestra algunos de los muy buenos resultados. Uno de ellos es que dentro de las mejores 100 universidades, hay 16 de nuestro país. Otro es que hay seis carreras consideradas dentro de las mejores 50 del mundo.
El sistema científico va muy de la mano de la universidad, y así, para mirar algunos indicadores, te cuento que el CONICET se ubica en el puesto 141 de un ranking de 8000 entidades que se dedican a la investigación en todo el mundo.
O podríamos mencionar, que la universidad pública argentina es la única en haber dado al mundo a cinco profesionales que obtuvieron el premio nobel.
¿Y a mí que me importa te preguntarás? ¿o en qué me beneficia?
Si estás parado en la posición de egoísta que cree que con sus impuestos está “manteniendo a extranjeros o a gente que tarda diez años en recibirse”, te cuento algunas cosas.
Primero, que el sistema universitario no alcanza a representar el 1% del PBI, mientras que en exenciones impositivas a grandes empresas rondamos el 5% del PBI. Traduciendo esto, tu plata no se va en sostener universidades sino en permitir que grandes empresas no paguen impuestos.
Pero, si estás en una honesta posición de preguntarte realmente que aportan las universidades, sintéticamente daré algunos argumentos.
Que exista un sistema de educación superior público y gratuito, con universidades e institutos de educación superior, permite a las personas que habitamos en Argentina, que en cualquier momento de nuestras vidas podamos decidir estudiar una carrera, y buscar así una mejora en nuestras vidas.
Muchos estudios científicos, pero también la experiencia que tenemos quienes trabajamos en ese sistema, vemos constantemente cómo estas oportunidades transforman la vida de la vida de las personas.
No hace falta que vos vayas a estudiar. Lo puede hacer un hijo, una amiga, una vecina, etc.
Además, en términos comunitarios. Trae mejores salarios y más conocimientos aplicados al sector productivo. Genera actividades culturales y actividad económica indirecta en transporte, consumo de comercios, etc.
En los lugares donde se instala una universidad o un IES, ese lugar crece. Siempre.
Quizás estudiás en una universidad privada y crees que esto no te afecta. Te pregunto ¿a cuánto te creés que se va a ir el valor de la cuota de la universidad privada si las universidades públicas dejan de funcionar?
Podría enumerar también los aportes en términos culturales, ya que, al mejorar los saberes y capacidades de una persona, esa persona se convierte en multiplicadora de saberes y genera acciones que van enriqueciendo la cultura del lugar.
También quiero dejar claro, que seguramente hay mucho para mejorar, para discutir y evaluar. Que no es ni debe ser intocable, ni la universidad ni nadie. Pero debatamos para mejorar. Este ataque que estamos presenciando hoy es para destruirlas y cerrarlas.
Podría escribir mucho más, pero elijo ser sintético, y, por ende, para terminar, quiero recalcar algo fundamental, y es que la educación y la cultura no pueden ser una mercancía, porque son un hecho cultural.
Dice un viejo ejemplo que “si yo tengo una mercancía y la intercambio con otra persona, al final de ese intercambio yo voy a tener dinero y la otra persona la mercancía. Eso se llama comercio. Pero, si yo tengo un saber y lo comparto con otra persona, al final de ese intercambio los dos vamos a tener ese saber. Eso se llama cultura.”
La magistral escritora mendocina Liliana Bodoc lo sintetiza bellamente: “la educación no se imparte, se devuelve. La educación no es un acto de generosidad sino de justicia”.