La historia de Olga Naum, la reconocida diseñadora que hallaron muerta en un hotel de Recoleta

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El mundo de la moda se vio sacudido tras el descubrimiento sin vida de la mujer de 74 años en un hotel en Recoleta. Su vida estuvo marcada tanto por el éxito como por la desgracia.

Olga Naum, de 74 años, fue encontrada sin vida este sábado en un hotel de Recoleta, un día después de que su familia hubiera denunciado su desaparición. Según la autopsia, la diseñadora falleció producto de un edema pulmonar. La mujer habría consumido dos blísteres de pastillas de clonazepam y un frasco de clonazepam en gotas.

Naum se había hospedado en la habitación 503 del hotel ubicado en Pagano 2684 el viernes a la tarde y su estadía terminaba al día siguiente a las 11 de la mañana. La última vez que había sido vista estaba caminando por la avenida Figueroa Alcorta en dirección a los bosques de Palermo.

Luego de que no respondiera a los “insistentes llamados del personal de limpieza”, los trabajadores del establecimiento donde se estaba hospedando decidieron ingresar a la habitación. Allí, encontraron a la diseñadora sin signos vitales. Ante el descubrimiento, el personal se comunicó con el 911 y los efectivos de la Comisaría Vecinal 2A de la Policía de la Ciudad se dirigieron al hotel.

Según informaron fuentes policiales, en el cuarto de Naun se encontraron, además del clonazepam, un recorte periodístico y una carta. El recorte hablaba sobre un homicidio ocurrido en Saladillo el domingo previo a su muerte, donde su nieto Joaquín Salgado asesinó con un arma al hijo de una concejala. Por su parte, la carta, escrita en computadora y finalizada a mano, hacía referencia a algunos de los eventos trágicos de su vida.

De la medicina a la moda

Olga había estudiado fonoaudiología, pero su pasión era la moda.

Si bien es reconocida por su éxito en el mundo de la moda, Olga no estudió algo relacionado con lo textil. Por el contrario, se recibió de fonoaudióloga por obligación de su familia. Sin embargo, nunca ejerció porque no era su pasión. Lo que ella realmente quería estudiar era medicina, pero su familia árabe se opuso por considerar que era “cosa de hombres”.

Su abuela, quien también se llamaba Olga, fue quien motivó su amor por el diseño. “Ella nos hacía la ropa sin molde y sin nada. Ponía la tela en una mesa, nos tomaba tres medidas, cortaba, cosía. ¡Y en 40 minutos teníamos algo! Fue la abuela más buena del mundo”, comentó a La Nación en una de las últimas entrevistas que realizó.

El gusto por la moda también corría por su sangre. Su madre ayudaba a su abuela a realizar la ropa, mientras que su papá tenía una fábrica de estampados. Asimismo, sus hermanos se dedicaron a la misma profesión: su hermano Emilio fundó la sastrería Mc Taylor y su hermana Graciela creó su propia maison, mientras que Olga dio sus primeros pasos laborales con su otra hermana, Cristina.

La diseñadora incursionó en el mundo de la moda en los 80. Junto a Cristina, trabajaban desde su casa y confeccionaban distintos tipos de prendas: pantalones, suéteres, cinturones, carteras. La dupla era proveedora de distintas marcas, tales como Zeta, Graciela Vaccari, La Solderie, Dedé y Mc Taylor. 

El nacimiento de la marca “Olga Naum”

Si bien su primer local fue un fracaso, eso no la detuvo en su profesión.

El trabajo en conjunto con su hermana no sería eterno. “Después de un tiempo, mi hermana se fue a vivir a Uruguay y me dejó todo a mí”, contó. Ante esto, decidió abrir su primer local: Grape.

Ubicado en la Galería Promenade, junto al hotel Alvear, su debut solista fue un fracaso. “Un desastre…, pagué los gastos y cerré. Duró un año. Ahí me di cuenta de que uno tenía que hacerse de un nombre, tener prestigio. Que por más buena ropa que tengas, no existís”, detalló sobre la experiencia.

Las adversidades no fueron un impedimento para que continuara en el mundo de la moda. Luego de cerrar su local, Olga volvió a trabajar en su casa, pero esta vez cada prenda tenía su nombre en la etiqueta: Olga Naum. Poco tiempo después, abrió un nuevo local ubicado en la calle Maure.

Debido al éxito de su marca, abrió un local en Belgrano y otro en Recoleta

A diferencia de lo que ocurrió en el pasado, su tienda fue un éxito. “Lancé mi marca y me fue muy bien. La gente entraba y salía. En el 85 fue un boom. Pasé todos los gobiernos”. Según la mujer, su marca fue “construida por el boca a boca”. Trabajó hasta el 2017 en sus dos locales, uno ubicado en Recoleta y el otro en Belgrano.

Olga sostenía que para sobrevivir a la inestabilidad económica del país era necesario “que te encante lo que hacés”. Sin embargo, reconocía que “no es fácil”. “Me distraigo, no pierdo, gano poco y sigo”, detalló.

El estilo de la diseñadora estaba caracterizado por la mezcla de colores y texturas. “Me fascina mezclar, combinar texturas. Me gustan las asimetrías, las paletas empolvadas, los estampados originales. Me gustan las telas”, explicó.

Las tragedias de su vida

A pesar de su éxito en su vida profesional, su vida personal estuvo marcada por diversas tragedias. Una de ellas fue el asesinato de su hermano Emilio a manos del “clan Puccio”, convirtiéndose así en la tercera víctima de la familia asesina.

El 22 de junio de 1984, Arquímedes Puccio conoció al empresario en una operación inmobiliaria e intentó secuestrarlo. Para ello, pretendió tener problemas con su auto y le pidió ayuda a la víctima, quien “casualmente” pasaba por el lugar. Sin embargo, Emilio se dio cuenta de lo que realmente sucedía e intentó escapar, a lo que fue asesinado a quemarropa en el medio de la calle y a plena luz del día. En ese momento, tenía 38 años, estaba casado y era el padre de dos niñas.

Sumado a esto, hace aproximadamente ocho años, uno de sus nietos murió al caer en el hueco de un ascensor. Esto la destrozó, lo que llevó a que de repente cerrara sus locales y dejara su trabajo para dedicarse a su familia.

Olga estuvo 50 años casada con el abogado Emilio Salgado (derecha).

El tercer golpe fue el pasado 19 de diciembre. Tres días después de celebrar su 50 aniversario con el reconocido abogado Emilio Salgado, su nieto Joaquín Salgado fue detenido por haber disparado con un arma a sus amigos durante el ensayo de su banda de rock. Como resultado, Lorenzo King, hijo de la concejala del Frente de Todos Silvina Costignola, perdió la vida y Tomás Santopolo, hijo de la fiscal Patricia Hortel, fue herido en el brazo.

El ataque que cometió su nieto Joaquín Salgado fue un golpe duro para la diseñadora.

Tanto el joven de 19 años que gatilló el arma como su padre e hijo de Olga, Ezequiel Emilio Salgado, fueron detenidos. En el caso del atacante, los cargos fueron homicidio y tentativa de homicidio. Por otra parte, Ezequiel fue acusado por la tenencia y portación ilegal de arma de guerra debido a que en su camioneta tenía un revólver Smith & Wesson calibre 38.

El recorte que Olga tenía en el cuarto de Recoleta donde fue hallada hacía referencia al ataque de su nieto. Asimismo, en la carta de despedida se refirió a las distintas tragedias que sufrió a lo largo de su vida.

“La carta, por momentos, es ilegible. En el texto hizo referencia desgracias familiares como la muerte de un nieto que murió al caerse en el hueco de un ascensor y al fallecimiento de su hermano”, explicó una fuente al tanto del expediente. También habría hablado sobre la salud mental de Jonathan y de que no quería verlo preso.

Su amor por los viajes, los caballos y la pintura

Una de las pasiones de la diseñadora era la pintura.

Una de las actividades que con más frecuencia realizaba Olga era viajar. En sus redes sociales es posible encontrar distintas fotos que la diseñadora compartió en diversos puntos del planeta, a veces acompañada por su familia y otras por sus amigas. Mientras trabajaba, visitaba París dos veces al año y también Milán.

“Me encanta viajar. Me compro zapatos, carteras, bijou. Compro algunos diseños para que vean cómo es el entalle. Busco moldería. No soy compradora compulsiva. Cuando viajo, me pega lo que me gusta”, explicó.

Otro de sus hobbies era andar en caballo. “Vivo en el caballo. Tengo un paso peruano que me encanta. Es muy lindo, eso me hace sentir libre. Me gusta estar en contacto con la naturaleza”, comentó.

Último cuadro que pintó Olga.

También le gustaba pintar, actividad que sentía que la “hacía volar”. En ese sentido, en sus redes sociales compartía fotos de las diversas obras que creaba. La última que publicó en su cuenta de Facebook data del pasado 22 de noviembre, con un mensaje que decía: “Nadie sabe con certeza… qué hay, más allá… Se me ocurrió, pintar algo.. para que cada uno… interprete su parecer”.

Fuente: Perfil

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