A partir de la venta de la planta, se teme con que el nuevo dueño de la licencia de la marca se dedique a importar vehículos y no a producirlos en el país.
La semana pasada, los trabajadores de la planta de Mercedes-Benz ubicada en la localidad de Virrey del Pino, partido de La Matanza, recibieron la confirmación de la noticia tanta veces sobreanunciada. Desde el sindicato les comunicaron que la multinacional alemana había llegado a un acuerdo de venta con el empresario argentino Pablo Peralta y se retiraba de la fábrica luego de más de medio siglo de historia en Argentina.
Entre los empleados surgieron caras de preocupación y preguntas. ¿La compañía no iba a ofrecer retiros voluntarios? ¿Nos van a respetar la antigüedad? ¿Qué garantías de que continúe con la producción tenemos? Hacia mediados de febrero se hará oficial el traspaso.
“Para que un país salga adelante, tiene que haber interés en la industrialización. Nosotros batallamos todos los días con las empresas. El 20 o 22 de febrero se firma lo de Mercedes-Benz, donde, gracias a Dios, tengo cubiertos a los 1800 compañeros”, aseguró el titular del del Sindicato de Mecánicos y Afines del Transporte Automotor (SMATA), Ricardo Pignanelli. Si bien ninguna otra fuente lo comunicó, la transacción ya sería un hecho.
En el Centro Industrial Juan Manuel Fangio, como se llama el predio, cerca de 2 mil trabajadores se encargan de fabricar la tercera generación de la Sprinter, desde hace 26 años. “La Sprinter creó una categoría en la industria automotriz y se transformó, en base a su calidad, en un producto líder en el mercado argentino; ya se han producido más de 380.000 unidades de la Sprinter, una reafirmación del compromiso ininterrumpido de la empresa con la industria nacional”, detalla la firma que eligió a la Argentina en 1951, como primer destino para expandir su fábrica en otro lugar del mundo que no fuera Alemania.
La operación de venta abarca la planta de La Matanza, con el compromiso de continuar la producción de la Sprinter hasta 2029, y la licencia para importar y comercializar los autos de alta gama Mercedes-Benz. Esta posibilidad genera incertidumbre porque la nueva conducción de la firma podría priorizar la venta de vehículos de lujo antes que la fabricación. Y en ese caso, cerraría.
Ocurre también que el modelo eléctrico de la Sprinter no está proyectado a nivel local y que las decisiones del Gobierno nacional en política económica favorecen el negocio importador y desalientan la industria nacional.
El empresario argentino Pablo Peralta integra el Grupo ST, especializado en servicios financieros, pero además es propietario de 20 concesionarios de autos en todo el país en las marcas Chevrolet, Peugeot y Geely. Para este negocio incipiente y personal con Mercedes-Benz sumó como socio al ex-CEO de Toyota Argentina, Daniel Herrero. La sociedad que tienen juntos lleva el nombre de Prestige.
En 2021 Mercedes-Benz se dividió a nivel internacional y conformó dos empresas independientes. La de fabricación de Camiones y Buses por un lado, y la producción de la Sprinter y la comercialización de vehículos premium, por otro. La primera de estas opciones se trasladará a Zárate, donde continuará sus operaciones a nivel nacional desde la planta que están construyendo actualmente.
“Mercedes-Benz emplea de forma indirecta a una extensa red de proveedores y concesionarios distribuidos por todo el país. Son miles de personas las que forman parte de la cadena de valor de la marca en Argentina. A los empleados y miembros de la Red de Concesionarios y Talleres se suman también los carroceros”, informa la compañía en su portal.
Peralta, como líder el Grupo ST, esta vez apuesta a un proyecto personal. Sabe sobre su capacidad para diversificar en los negocios y adaptarse a los tiempos del mercado, la economía y la política argentina. El principal asesor de Peralta en esta negociación es Daniel Herrero, quien tendría un cargo importante en la nueva empresa. Como se mencionó, Peralta es dueño de más de 20 concesionarios a nivel nacional y para el proyecto de Mercedes-Benz sumó como accionista a Herrero. Sus planes incluyen mantener la producción de Sprinter y hacer crecer a la marca en el segmento de autos de lujo.
Desde Smata explicaron que con la creación de la nueva empresa, los trabajadores tendrán que firmar el traspaso con la seguridad de que tienen garantizadas las mismas condiciones laborales respecto a la antigüedad, categorías y convenio colectivo. “Mercedes no se va”, remarcó Pignanelli y aclaró: “se asocia y hay un plan de fuerte inversión”.
Fuente: Página 12