Falleció Juan Martinez, un muy querido vecino de Chilecito: “Era la nota de humor del barrio, del pueblo”
Murió ayer en la madrugada. Su partida ha generado profunda tristeza y representa una enorme pérdida para la comunidad local.
Este lunes 11 de abril, en horas de la madrugada falleció Juan Martinez, también conocido como “el Sordo”, un muy querido vecino del distrito de Chilecito, del departamento de San Carlos.
Juan vivía en el barrio Los Racimos junto a su familia, donde además tenía su gomería, oficio al que se dedicó hasta sus últimos días.
Lamentablemente, a fines del año pasado Juan sufrió un accidente viajando a Buenos Aires y desde entonces presentó diversos problemas de salud, hasta que le pudieron diagnosticar una grave enfermedad. Tras pasar algún tiempo con complicaciones, ayer murió.
El enorme afecto y admiración hacía “el Sordo” y la profunda tristeza que ha generado su partida, ha quedado evidenciada en las decenas de publicaciones realizadas por familiares, amigos y vecinos, y también en un texto que Renzo Bertello, un joven amigo y vecino de Juan, escribió para compartir a través de El Cuco Digital:
El Juan Martinez era un vecino como cualquier otro pero con una particularidad ineludible: tenía una incandescencia propia y jamás pasaba desapercibido. Era la nota de humor del barrio, del pueblo, que al verlo doblar la esquina ya iba acomodando la sonrisa ante el comentario de turno. “Bien, vos?” su frase de cabecera que no requería de la pregunta previa.
El Juan tenía un brillo particular, que no se acomodaba precisamente al humor -por caso vamos a decir que tampoco gozaba de una simpatía exagerada- pero que alteraba el de los demás y casi siempre, casi siempre, haciéndolos soltar muecas de gracia y complicidad que te alegraban el momento. O el día si lo conocías mucho. O la vida, si eras su amigo. Que fue lo que me pasó a mí, y a muchos otros, a muchas otras, que lo conocimos de cerca, y pudimos disfrutar de una persona extremadamente predispuesta, que se enaltecía ante la urgente necesidad y que solucionaba la vida ajena con parches y remendas, demasiado propio de su oficio, que no podía ser otro, y que le dio durante toda su vida su inusitada popularidad en el pueblo.
Gomero, mecánico, chapista, transportista, y cuantas cosas más pasaron por su vida y sus manos, para hacer de este tipo un ser tan entrañable que lo recuerda hasta el que lo vio al menos una vez. Trabajador incansable por su pueblo, esposo, padre y abuelo cariñoso, colaborador social sin ánimo de lucro, hacedor y apoyo inagotable de cuanto evento se le cruzara. El festival del Agua y la Producción quizá no hubiera sido tal sin todo lo que le supo brindar.
Todo un pueblo lo extrañará. Todo un pueblo lo llora, y toda una comunidad valorará su vida como la del personaje imprescindible y necesario de un lugar como el nuestro, de un tipazo que la vida nos mostró y que al momento de apagarse, deja la nostalgia y el desconsuelo de la muerte de las cosas lindas. Su particular risa quedará grabada en la memoria de todos a los que les alegró la vida.
¡Siempre te extrañaremos Sordo! O don Sordo, como pedías que te dijéramos. Gracias por cruzarte en nuestras vidas.