El periodismo me hace sufrir las malas noticias que cargo a diario y me hace doler el pecho cuando debo contar lo negativo.
Créanme que no es fácil escribir sobre accidentes fatales, violencia, inflación y que se yo cuánta asquerosidad de la propia realidad.
Sufro la gente que llama desesperada pidiendo ayuda, aquellos que suplican a gritos colaboración o llorando por difusión para ganarle a las malas circunstancias. Claro, que lo que me duele es su realidad.
Sufro el cansancio y el estrés de no poder desconectar.
Sufro la limitación de saber todo y no poder hacer mucho más allá.
Sufro llamadas y mensajes cuando estoy en esos días que no quiero hablar con nadie.
Sufro tener que sonreír, ser amable y responder cuando mi día no es el mejor.
Sufro otras cosas más del sistema comercial: la economía, el sentido de dejarlo todo por tan poco, a veces ni las gracias logro escuchar.
Pero esa pasión que sufro tanto y se me hace difícil tan difícil explicar es la que amo y siento esencial para mí, para vos, para ellos.
Mi responsabilidad al frente carga con tu sentir, ¿No lo ves? Si, no lo ves se va a poner difícil que lo valorés.
¡Por más periodistas resilientes!
¡Por más lectores agradecidos!
¡Por más funcionarios atendiendo el teléfono!
¡Por menos censura y más voces!
¡Por más unión con las competencias!
¡Por más valoración a los periodistas locales que te dan el espacio, te muestran, te ayudan a seguir, a crecer, a visualizarte algo que los grandes monstruos no harán jamás!
¡Por más respeto!
¡Por más Marce, Abi, Libby y otras/os periodistas que están del otro lado por y para vos!
¡Aquí un video con las voces de otros periodistas contando los desafíos de la profesión!
Una respuesta
Excelente nota, felicitaciones