El fútbol globalizado: jugadores de diferentes nacionalidades jugando para países donde no nacieron
Por Juani Jofré
Entre los que debutaron hoy, estuvieron Suiza y Camerún. El triunfo fue para el primero. El único gol fue marcado por Breel Embolo, un camerunés nacionalizado suizo, a los tres minutos del segundo tiempo, conquista que no fue festejada por el delantero del Mónaco de Francia debido a su origen. Pero no es el único que juega o ha jugado para un país donde no nació. En esta segunda entrega de Crónicas Mundiales, el fútbol globalizado.
Se terminó la primera fecha. Dieciséis partidos con estadios llenos a medias y sin mucha euforia en las tribunas, estilos de juego para todos los gustos, manifestaciones políticas, jugadores de diferentes nacionalidades jugando para naciones donde no nacieron y a veces ni siquiera conocen. El maldito VAR como nuevo protagonista también nos dejó letra, y ni hablar de las sorpresas.
Imposible escribir de todo. Hoy saldrá lo que salga, y en las próximas veremos.
Supo decir Gardel que “un artista, un hombre de ciencia, no tienen nacionalidad. Un cantor tampoco, es de todos, y su patria es donde oye aplausos”.
Siguiendo al dueño de esa maravillosa voz rioplatense, se podría trazar un paralelismo con los jugadores de fútbol de nuestra actualidad. Muchos son de varias patrias, o de ninguna. Varios sienten el reconocimiento lejos de casa, o encuentran un lugar para jugar al fútbol en el país de sus padres o abuelos.
La migración y las nacionalidades múltiples, son un elemento destacado de este fútbol globalizado. Hay datos para hacer dulce, y con solo mirar alcanza para darse una idea. Países europeos como Francia, Bélgica o Suiza tienen en sus alineaciones a incontables descendientes de africanos que han sido migrantes, y en muchos casos ilegales. Marruecos, jugó con 7 jugadores no nacidos en ese país, ya que ofreció a hijos de marroquíes que hubiesen nacido en otro lado adoptar la nacionalidad y jugar para ese país. Algunos de ellos pisaron Marruecos por primera vez para jugar para su selección.
Los hermanos Williams, uno juega para España y el otro para Ghana, habiendo nacido ambos en el país africano, su familia mintió diciendo que venían de Liberia, en guerra en ese momento, para poder ingresar a Europa.
Camerún pierde con un gol de un camerunés, que nació en Camerún pero juega para Suiza y, su talento le hizo marcar el gol del triunfo y pedir disculpas.
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Francia no fue campeón hasta que sumó a su selección a los hijos de África. A Brasil le pasó lo mismo, mucho tiempo atrás. La pantera Eusebio, mítico jugador de Portugal fue uno de los pioneros, y ni hablar del rey Pelé, que logró que los brasileros se reconocieran distintos.
Podríamos ahondar en aristas políticas o sociológicas para analizar ese fenómeno, pero iremos por un sendero que al menos hoy me resulta más interesante: el juego del fútbol.
Porque estoy convencido que la incorporación de esta diversidad ha enriquecido a estos equipos y los ha tornado cada vez más protagonistas, porque la sumatoria de capacidades logra equipos más fuertes en cualquier ámbito de la vida.
Pero no solo la globalización ha traído incorporación de jugadores diversos, sino que ha desparramado por el globo a directores técnicos y saberes tácticos, que cada vez son más globales y de todos.
El francés Renard, rubio bastante lindo por cierto, dirigiendo a Arabia Saudita los dotó de una disciplina táctica y de un convencimiento que poco se conocía en Asia.
Herdman, inglés y de pasado en el fútbol femenino, es quien dirige a Canadá, país que juega por primera vez con un equipo profesional, y mostró un fútbol super atrevido, con convicciones, combinaciones, velocidad y una supremacía de lo colectivo por sobre lo individual que despertaron el aplauso que tanto gusta a Gardel.
Esta globalización empezó hace rato en Japón, país que llevó a figuras del fútbol mundial a su propio fútbol hace ya más de 20 años. Por eso, la sorpresa de haberle ganado a Alemania no ha sido tan sorpresiva.
Para mi gusto, algunos también aprendieron algunas mañas en esta globalización de saberes. Especular y defender mucho más de lo que atacan. Esto lo he visto sobre todo en los equipos africanos, que mundiales atrás ofrecían un fútbol más alegre y atrevido y en lo que va de este mundial se han preocupado más por custodiar el arco propio que por regalarnos piruetas y atrevimientos que tantos momentos lindos le han regalado al fútbol. Ojalá los dioses despiertan al son de los tambores y la alegría africana vuelva al verde césped.
Algo tengo que decir del juego futbolístico propiamente dicho. En la primera fecha ya hemos visto de todo un poco, y eso es siempre de lo más lindo del mundial.
Sumamos el golpe japonés al que ya había dado Arabia Saudita. Fueron los líderes de la eliminatoria asiática, y los países de esa región del mundo que hace más tiempo vienen invirtiendo y desarrollando fútbol. Sorpresas, pero no tanto.
La asociación mediante triangulaciones y paredes por afuera, para dar luego un centro atrás y que alguien que llegue de frente defina, sigue siendo la jugada que más goles ha traído al mundial, y demuestra así, que no por ser una fórmula vieja pierde la eficacia.
Algo que sí me llamó la atención, fue el regreso del pase largo como recurso que lastima. Quizás por cargar del mote de “pelotazo” y de suponer que eso es jugar feo, los defensores casi tienen prohibido dar esos pases largos. Pues parece que hay varios que han entendido que en un fútbol tan parejo y cerrado, ese recurso vuelve a ser de utilidad. Japón le ganó a Alemania con un pase largo que agarró mal parado a un defensor. El primer gol de Arabia contra Argentina fue similar, y a Bélgica, un pelotazo largo le sirvió para ganar un partido muy difícil.
Como soy poco fans de las ensaladas, dejé para otras columnas los temas del VAR y las manifestaciones políticas.
Cerraré relatando regalitos que este Qatar 2022 ya nos ha dejado.
Hemos visto relucir el fútbol de toque corto, pase y movimiento propuesto y mostrado por los españoles, brasileros, y algunos otros por momento.
También dijeron presente, con resultados diversos, los siempre irremplazables planteos defensivos que marcan en zona, y ruegan a los dioses.
Hay equipos cortos, y equipos de transiciones rápidas. Los hay más ordenados y otros más movedizos.
Vimos figuras individuales trabajar para el equipo, otras escondidas, y otras dando la cara y cargar el equipo al hombro.
Hemos visto lindos goles, sobre todo de España, Brasil e Inglaterra.
Hemos visto ya atajadas muy buenas, y golpes brutales de arqueros contra sus propios defensores.
Para terminar, yo si vuelvo a mi nación, para contarles que hay algo que no hemos visto: expulsados. Y como esto de comparar nos gusta, les cuento que la última vez que no hubo expulsados al terminar la primera fecha…. Fue en México 86.
Chau, hasta la próxima!!!