Destacado por su particular forma de interpretar las letras, obtuvo reconocimiento nacional e internacional y logró conectar con las nuevas generaciones.
Roberto Goyeneche, “El polaco”, nació el 29 de enero de 1926 en el barrio de Saavedra. Descendiente de vascos, encontró su vocación por la música popular a muy corta edad. Si bien era “cantor” sin formación académica, se presentó en un certamen de voces en el Club Federal Argentino en 1944. Debutó en Radio Belgrano y grabó su primer tema, “Celedonio”, en 1948.
Al presentarlo a la orquesta de Horacio Salgán, Ángel Díaz lo bautizó como el Polaco, por sus rasgos rubios, poco habituales en ese ambiente. Con dicha orquesta grabó diez temas, entre ellos, su primer gran éxito, Alma de loca.
Atilio Stampone, músico y compositor, afirmaba que “el polaco es la antítesis de Gardel”, porque con su parafraseo de las letras, le descubrió al gran público las historias que contaban las canciones con su particular manera de narrar.
A los 30 años pasó a formar parte de la orquesta de Aníbal Troilo, con la que pasa alrededor de siete años. Troilo, al ver su potencial, le aconsejó que siguiera su carrera en solitario. Es justamente cuando decide continuar como solista que define su estilo.
Ricardo García Blaya, fundador de la web Todo tango, destacaba que lo que lo distinguía de otros cantores era la expresividad de su fraseo, el particular modo de colocar la voz, la fuerte personalidad del que conoce la esencia misma del tango. También habló del manejo de los acentos y los silencios, el arrastre de alguna palabra en la letra, o el susurro de los versos.
Vida de película
El público recordaría especialmente el concierto en el Teatro Regina, en 1982, Piazzolla-Goyeneche en vivo, en el cual interpretaron temas como La última curda, Chiquilín de Bachín, Balada para un loco y Cambalache. Además, cantó y grabó con Atilio Stampone, Raúl Garello, Armando Pontier, Osvaldo Berlingieri, entre otros. En 1985, a Goyeneche le llegó el reconocimiento internacional: tocó en el Teatro Châtelet de París con Horacio Salgán, el Sexteto Mayor, Jovita Luna, Elba Berón y seis parejas de bailarines.
En el cine
Debutó como actor en “El derecho a la felicidad” (1968), de Carlos Rinaldi. Participó del musical “El canto cuenta su historia” (1976), de Fernando Ayala y Héctor Olivera, pero su consagración llegó en la película “Sur” (1987), de Pino Solanas.
Conexión con las nuevas generaciones
Litto Nebbia, exponente de los inicios del rock nacional, creó a fines de los años 80 su propia discográfica Melopea. Ya conocía a Goyeneche de cruzarse en los pasillos de la RCA y lo admiraba muchísimo, pero no fue hasta que lo convocaron para grabar un disco con él y Néstor Marconi que comenzó la amistad y el cariño. Más adelante, cuando ya nadie lo llamaba para grabar, Nebbia produjo sus últimos discos.
Adriana Varela conoció a Goyeneche al comienzo de su carrera en el café concert Homero del barrio de Palermo. Él la descubrió y le aconsejó dedicarse a cantar. Ella lo tomó como una señal divina. Para la Gata, el Polaco era “el lenguaje”.
“Hay quienes prefieren lo virtuoso, pero a veces lo virtuoso no atraviesa al público, aunque mucha gente decía que el Polaco cantaba mejor en la primera época. Quienes éramos jóvenes en la última etapa del Polaco lo conocimos así, así nos llegó, y el hecho artístico pasó ahí, cuando ya era solista”.
Tango rock
Cualquier tipo de rivalidad que hubiese existido entre el tango y el rock, se disolvió con el simbólico abrazo que se dieron Fito Páez y Goyeneche en la película “Sur”. Su amistad con el “polaco” comenzó en dicho rodaje y según él, fue su padre espiritual. Charly García afirmaba que “Los primeros rocks nacionales son letra de tango gracias a Litto Nebbia”, quien produjo algunos de sus discos, como Tangos del sur (1989) y Amigos (1993). Andrés Calamaro grabó una versión de “Naranjo en flor” para su disco de 1999 Honestidad brutal. Dicha versión le otorgó a la canción una nueva popularidad.
Ricardo Mollo,el cantante de Divididos, habló de la relación entre el tango y el rock:
“El tango y nuestra música hablan de lo mismo, de lo que sucede en las calles. El tango anticipó fenómenos del rock, como el punk. Si hubo un primer punk en la Argentina fue el Polaco Goyeneche. Él contaba las mismas historias y con la misma mezcla de rabia e ironía que ahora cuentan los punks, sólo que lo hacía en ritmo de tango.”
El “polaco” llegó a grabar cerca de cien discos y fue acompañado por las más prestigiosas orquestas, tales como la de Pontier, Baffa-Berlingieri, Pugliese, Piazzolla y la Filarmónica del Teatro Colón.
Goyeneche interpretó versiones clásicas de Piazzolla, Ferrer y Gardel, como Naranjo en flor, Balada para un loco y Volvió una noche, entre otras. Destacaron sus versiones de Malena, Afiches, La última curda, Cafetín de Buenos Aires, Che bandoneón y El último café. Participó en el disco del cantante español Dyango, Yo canto tangos (1989), e interpretó junto a Mercedes Sosa una versión de Los mareados.
Distinguido
Desde lo más profundo de la cultura popular, Goyeneche recibió diversos reconocimientos. En 1985, la Fundación Konex le entregó el diploma al mérito como cantante masculino de tango. Recibió la distinción de Ciudadano Ilustre de la Ciudad de Mar del Plata, en 1988.
Un grupo de admiradores del barrio crearon la “Peña Roberto Goyeneche”, en el Club El Tábano. La tribuna popular del Estadio Ciudad de Vicente López y una avenida del barrio de Saavedra llevan su nombre.
En la ciudad de Rosario, durante la fiesta de “La noche de las Estrellas”, Goyeneche fue galardonado con el Premio “Carlos Gardel”. Obtuvo otros premios, como el Martín Fierro y la Estrella de Mar, además de ser nombrado Ciudadano Ilustre de la Ciudad de Buenos Aires.
El 27 de agosto de 1994, Roberto Goyeneche falleció a causa de una neumonía.
Fuentes: Todo tango, Caras y caretas, Clarín
Otras Efemérides
1595 se estrenó la tragedia Romeo y Julieta, escrita por William Shakespeare.
1944 nació Susana Giménez, actriz y conductora de la televisión argentina.
1954 nació Oprah Winfrey, actriz y conductora televisiva estadounidense.
1997 murió Osvaldo Soriano, escritor y periodista argentino.