Por Libby Rose
Ocupa ese cargo hace 6 años y aunque el camino no fue fácil, su pasión jamás le permitió ni siquiera imaginar en abandonar su noble labor.
El Cuco Digital continúa transmitiendo historias de mujeres destacadas del Valle de Uco, que con mucho esfuerzo han logrando dejar su huella sorteando los obstáculos.
Trabajar, hacerse cargo de los hijos y del hogar y ser voluntaria. Está claro que el camino es un poco más ajetreado para el género femenino.
Carmen Gauna es la jefa de Bomberos Voluntarios de San Carlos que se fundó el 1 de enero del 2011. Asumió en 2015, convirtiéndose además en la primera mujer en ocupar este tipo de cargo en la provincia.
Encontró su pasión prematuramente. Con apenas 7 años, un intento por proteger a su hermana definió su vocación que terminó por hacerse realidad hace 11 años cuando abrieron las inscripciones para formar parte del cuartel que iba a crearse en San Carlos un año después. Aunque su objetivo era formar parte del cuerpo activo, en principio la designaron como secretaria.
Más tarde logró cumplir el sueño y prestar servicio como tripulante. Cuando el entonces jefe del cuartel, Pablo Ruiz, dejó su cargo, y siendo la bombero con más antigüedad, tuvo la gran oportunidad de comenzar a comandar el cuartel que actualmente cuenta con 15 voluntarios, 6 mujeres y 11 hombres.
“Hay que estar medio loco para estar acá”, dice Carmen y se lo repite seguido a quienes dirige. “Cada vez que ayudo a alguien me siento realizada”, destaca.
Además cuenta que el camino fue difícil pero que ahora tanto sus colegas como la comunidad entienden que una mujer puede comandar.
¿Cuándo se despertó la pasión por ser bombero?
Desde chica quise hacerlo. Cuando tenía unos 7 años, por proteger a mi hermana que no se fuera a quemar con una vela, me envolví un nylon, ¡un nlylon!, en la mano y me quemé, obviamente (risas). Siempre me gustó la Fuerza Armada, pertenecer a alguna fuerza. Después cuando abrieron las inscripciones para crear Bomberos Voluntarios de San Carlos, me inscribí ahí hace 11 años.
¿Cómo ha sido tu carrera dentro del cuartel?
Cuando me inscribí, coincidió que la secretaria se dio de baja y me pusieron a mí en la parte de secretaría, en la comisión directiva. Aunque mi idea siempre fue pertenecer al cuerpo activo, primero me pusieron como secretaria, cargo que ocupé durante 4 años. Después seguí en la comisión directiva pero ya como cuerpo activo, saliendo a tripular.
¿Y cómo llegás a ser jefa del cuartel?
Fui ascendiendo de cargos y cuando me ascendieron a oficial principal, también me la jefatura porque dejó el cargo el jefe de ese momento, Pablo Ruiz, quien actualmente es el presidente de la asociación.
¿Has tenido que enfrentar algún tipo de prejuicio por ser mujer?
Sí. Con algunos cuarteles de la provincia, sí. Cuando me eligieron en 2015, algunos cuarteles no estuvieron de acuerdo por el hecho de ser mujer.
Y desde tu asunción hasta ahora ¿sentís que en algún punto la asociación y la comunidad ha empezado a tener una mirada más igualitaria?
Sí, totalmente. Ha habido un cambio bastante grande. Ha habido un paso gigante en la manera de pensar y es bueno que esto sea así. Más que nada que los varones acepten porque aún quedan algunos que no aceptan que una mujer sea quien dirige una intervención, tome decisiones y se ponga al frente.
Me fue difícil, pero creo que ahora están entendiendo que una mujer puede comandar una asociación de este tipo.
¿Cómo es ser jefa del cuartel?
Me encargo de llevar todo el cuerpo activo, que son los bomberos, me encargo de capacitar a todo el personal que se inscribe. Además de capacitarlo internamente, también vienen instructores a nivel provincial y nacional. Este año estamos trayendo a todos de nivel nacional (…) Por ejemplo ahora están cursando socorrismo y cuando terminen empiezan con otras capacitaciones. Tienen rescate vehicular, desastres peligrosos, incendio forestal, incendio estructural, son bastantes áreas que tienen que pasar para poder llegar a ser bomberos.
Si hay un llamado salgo con el cuerpo activo. También se hace cargo el segundo jefe, pero bueno, soy yo quien va al frente y toma las decisiones en las intervenciones que realizamos. Es lo que me gusta, es lo que siempre me gustó, no le tengo miedo a nada. He estado en accidentes, incendios grandes, hemos tenido incendios bastante grandes. Hay que enfrentarse a eso, pero bueno, para eso estamos. Por ahí también en accidentes graves en los que hay que sacar gente atrapada, gente que no conoces, pero con vocación uno hace hasta lo imposible para enfrentarse a esas cosas. No me da miedo, nada me da miedo.
Además de esta labor voluntaria que realizás día a día, también trabajás en otro lado para mantenerte…
Sí, yo trabajo en solvencias. Cuando salgo de mi trabajo, me vengo al cuartel porque me gusta estar permanente ahí. Lo último que hago, que todavía no sé si está bien o no, es llegar a mi casa.
Tengo la suerte de que mis hijos son todos casados y será por eso también que me da el tiempo.
Empezaste hace más de 10 años, cuando tus hijos eran adolescentes. Trabajabas en el cuartel, en otro lado y además tenías que hacerte cargo de tu familia ¿Cómo hiciste?
Siempre trabajé para ellos y me dediqué a ellos. Y me saltó esto de poder ser bombero que siempre lo quise y acá estoy porque es lo que me gusta. Siento que cada vez que ayudo a alguien, sirvo para algo, siento una felicidad muy grande, me hace sentir realizada. Y mis hijos siempre me apoyaron, de hecho uno de ellos, el único varón, las otras tres son mujeres, también es bombero. Jamás me dijeron que no, todo lo contrario.
Cuando empecé, a veces los cuidaba el padre, a veces quedaban con la niñera, pero siempre estuve atenta a todo aunque no fue algo fácil, pero pude distribuir mis tareas.
¿Alguna vez pensaste en dejar de ser bombero?
Nunca se me cruzó por la cabeza dejar de ser bombero voluntario. Mi pensamiento sigue en eso y no cambia. Por ahí, ahora que soy abuela, no vengo los domingos a almorzar al cuartel como hacía antes. En eso ya he cambiado porque los domingos me dedico a la familia.
Además del voluntariado y la atención de emergencias, se suman las tareas de juntar fondos para el cuartel…
Estoy permanente colaborando. Entre todos hacemos bolsitas de orégano para vender, entre todos hacemos la venta de empanadas. Todo esto ayuda para el personal porque justamente como no cobran nada, eso se destina al personal. La mayoría trabaja en fincas, otros son albañiles. No tengo profesionales como maestros o médicos, sino gente que trabaja en la tierra. Entonces con mucho esfuerzo se decidió entre todos darles una mano ya que no le podemos dar un sueldo.
En esto hay que tener la vocación de servicio. Tenés que tener muchísima vocación y un amor al prójimo que jamás debés dejar de sentir. A veces hay gente que ve las cosas malas, pero no lo bueno (…) Pero bueno, yo a esto lo defiendo con mi vida. Quizás si es algo de mi casa, no lo defiendo tanto como esto. Es algo loco lo que me pasa. La persona que sienta este amor es la única que lo va a entender.
Yo a los chicos los admiro porque son jovencitos de 26, 27 años. Pero siempre les digo ‘es muy bonito, pero hay que estar medio loco para estar acá’ y me dicen ‘bueno, nosotros queremos contagiarnos de esa locura’. Pero también hay que ser realistas, hay chicos que están acá que no estudian, otros que sí, pero yo siempre les digo que estudien para tener un futuro porque Bomberos Voluntarios no les da un futuro económico, tienen que hacer algo por ellos mismos porque el tiempo se pasa, que sean algo.
También creo que ser alguien en la vida es esto, poder ayudar al otro sin algo a cambio…
Completamente.