La responsabilidad directa de los conductores, y la responsabilidades compartidas por toda una sociedad.
El viernes pasado, un siniestro vial dejó a cuatro niños sin su madre.
Otros tres niños, sufren por el destino incierto de su madre, quien deberá afrontar la responsabilidad por lo sucedido.
Muchos señalan a esta última mujer, y piden “la hoguera” para la “asesina”.
No hay remedio ni consuelo para la familia que perdió a Ana (Choque), en el accidente del viernes. Sus hijos quedaron huérfanos, su esposo viudo… y no hay palabra para definir a quien perdió un hijo o una hija. Ana no se sentará a la mesa, ni irá a la escuela, ni al hospital (como lo hacía al momento del impacto que acabó con su vida).
Hoy, los familiares, amigos y vecinos de Ana, reclaman justicia, piden que la conductora (que manejaba alcoholizada) vaya presa, y pague por su muerte. Tal vez sea así, o tal vez no, lo cierto, es que, pase lo que pase, Ana no volverá a vivir, y sus hijos crecerán sin ella.
Mientras tanto, otra familia, otros amigos, también viven un calvario por lo que pasó. Son los allegados de Paola Gallardo (PG), la mujer que conducía el vehículo. Más allá de lo que dictamine la Justicia, de las penas que se le impongan o no, esta mujer llevará toda su vida esa carga de responsabilidad, y sin dudas, su familia lo cargará con ella.
Pero la verdad, es que esta tragedia tal vez pudo evitarse. Y también, que la responsabilidad, en algún punto, no es solo de quien conducía el vehículo (y que deberá responder por sus actos), sino un poco de todos. Y no se trata de echar culpas (como se esforzarán los abogados de ambas partes), sino de hacerse cargo, para evitar otras tragedias, otras familias rotas, otra sociedad que sangra y llora.
PG manejaba alcoholizada. Tal vez, era la primera vez que sucedía, o ya lo había hecho en otras ocasiones. ¿Por qué lo hizo? ¿Por qué lo hacía? La verdad es que PG no es la única persona que maneja después de consumir alcohol, otros también lo hacen, confiados de que, lo peor que les puede pasar, es que los detenga algún control policial o de preventores.
¿Por qué sucede esto? Porque falta más concientización. Más controles. Más campaña. Más bares y bodegas no solo con servicio de degustación, también con servicio de conductores designados, coches con choferes disponibles para quienes hayan bebido, más carteles, más humanidad, más compromiso serio. Más Vendimia sin borrachos, más escuelas con campañas, más festejos con menos alcohol, más ayuda para enfermos de alcoholismo o drogadicción, menos señalar con el dedo y más empatía.
PG llevará su carga de responsabilidad. Pero todos debemos hacernos cargo de lo que nos toca. Por ejemplo, los entes estatales mejorando la infraestructura vial (por ejemplo, con sendas y banquinas más anchas y mejor señalizadas): también, con mejores campañas de seguridad vial (por ejemplo, recalcar que, en las rutas, los peatones DEBEN CAMINAR POR LA IZQUIERDA. Si esta norma se cumpliera, tal vez Ana, hoy estaría con vida).
¡Debemos hacernos cargo, como sociedad, de tantas cosas que llevan a estas tragedias! Por ejemplo, si alguien tiene un comportamiento irresponsable, de manejar después de beber, quienes están cerca (familias, jefes, empresas, Estado, etc) tenemos que tratar de frenar ese comportamiento suicida y homicida: con palabras, con acciones, con sanciones, con ayuda médica, con todas las herramientas que tengamos, y con otras que inventemos o copiemos.
¡Hay tantas familias destrozadas por las tragedias viales! Las que perdieron a seres queridos, y las que sufren la carga de la responsabilidad de la tragedia. Más allá de la Justicia que esperan las víctimas directas, todos necesitamos “ajusticiarnos” por lo que hacemos, lo que no hacemos, o lo que no exigimos que se haga. Hoy, los accidentes de tránsito son una gran pandemia, que se lleva vidas cada día, y que deja secuelas por generaciones. No naturalicemos estas muertes, y no culpemos solamente a los conductores. Es cierto que hay responsables directos, pero las causas son múltiples, y es allí donde podemos apuntar como una comunidad que, ante los problemas, ya ha demostrado que sabe unirse y trabajar para resolverlos.