La fiscalía clausuró la investigación. El dictamen sostuvo que Fernando Sabag Montiel y Brenda Uliarte deben ser juzgados como coautores de tentativa de “homicidio doblemente calificado” por alevosía y premeditación. Gabriel Carrizo, el jefe de los vendedores de copos de azúcar, fue considerado partícipe secundario. Al menos dos meses de planificación. Según el fiscal, “actuaron por su cuenta”. Críticas de CFK.
Pese a los cuestionamientos y la oposición de la querella de Cristina Fernández de Kirchner, el fiscal de la investigación sobre el intento de magnicidio a la vicepresidenta dio por terminada la investigación e hizo el pedido formal para enviar a juicio oral a los tres detenidos. En un dictamen de 197 páginas sostuvo que Fernando Sabag Montiel, el hombre que intentó disparar (y falló) a centímetros de la cabeza de la vicepresidenta, y Brenda Uliarte, quien estaba con él en el lugar, deben ser juzgados como coautores de tentativa de “homicidio doblemente calificado por alevosía y por el concurso premeditado de dos o más personas, agravado por el empleo de un arma de fuego”. A Gabriel Carrizo, el jefe del los vendedores de copos de azúcar, lo considera un partícipe secundario. Para el fiscal este grupo comenzó a planificar y diseñar el asesinato desde al menos dos meses antes y no necesitó una gran estructura ni demasiado dinero. Concluyó que actuaron por su cuenta ya que no hay pruebas de que haya existido alguna organización, partido político o personas que hayan “financiado, planeado, encubierto o contribuido de alguna forma con los imputados para llevar adelante el hecho investigado”.
La vicepresidenta describió este paso en la causa como “un nuevo acto de consagración de la impunidad” y remarcó que el dictamen omite directamente referirse a líneas de investigación más allá de los tres detenidos como autores materiales. Al diputado del PRO Gerardo Milman, por ejemplo, se lo menciona al pasar en un listado de material y testimonios recolectados. Ahí, sin embargo, remarcó CFK, no está incluida la última declaración de su exsecretaria Ivana Bodhziewizcz, quien reveló que la llevaron a borrar el contenido de su celular, en plena investigación, a una oficina de Patricia Bullrich donde la esperaban Milman y un perito. El texto de la vicepresidenta publicado en su cuenta de Twitter, advierte la coincidencia de que los celulares de varios testigos terminaron borrados y sobre la falta de referencia a borrado del celular de Sabag Montiel, que apareció reseteado de fábrica horas después del atentado, cuando se debía extraer su contenido, buena parte del cual se perdió.
En teoría, las pistas pendientes y pruebas solicitadas por la querella se seguirán investigando en forma separada. Pero el fiscal Carlos Rívolo ya tomo posición al decir que los detenidos eran unos violentos sueltos que, de todos modos, dedicaron un buen rato a la planificación del asesinato. CFK sostuvo que partir las “causas complejas” “en pedacitos” es una práctica “clara para buscar la impunidad”.
“Como un caballo de Troya”
Este jueves se cumplirán nueve meses desde el intento de asesinato. El primer detenido, la misma noche del 1 de septiembre, fue Sabag Montiel, a quien lograron atrapar militantes que iban a dar respaldo a CFK en medio del juicio de Vialidad. Uliarte casi logra escaparse a pesar de que se supone que estaba siendo vigilada. Fue arrestada el 4 de septiembre arriba de un tren. Carrizo quedó preso diez días después.
Sabag Montiel, describe el dictamen, aprovechó el momento en que CFK saludaba a las personas que la rodeaban por la “confusión y desprolijidad que generaba la multitud”, entre la que se mezcló hasta quedar bien cerca. La vicepresidenta estaba en una situación de indefensión, dice el fiscal. La pistola calibre .32 marca Bersa, modelo Lusber 84 que llevó, estaba apta para disparar y cargada con cinco cartuchos. Sabag apretó el gatillo pero no había ninguna bala alojada en la recámara y el tiro falló. Rívolo puso en cuestión a la custodia: “El operativo de la custodia vicepresidencial, tal como fue llevado a cabo (…) , no logró disuadir, advertir ni evitar la actividad criminal desplegada por Sabag Montiel”, señaló. Recordó que se la investiga en otra causa.
El arma estuvo en manos de Sabag Montiel desde el 20 de abril del año pasado. Tenía la numeración limada. Había sido de un conocido suyo que falleció. Del celular secuestrado se rescató una foto del arma con los proyectiles apoyada en el colchón donde dormía con Uliarte. También se hallaron fotos de ella con el arma. El fiscal dice que al menos desde el mes de julio ambos hablaban de matar a la vicepresidenta y que parte del plan era mezclarse entre los numerosos simpatizantes de CFK.
“Es cuestión de organización y hacer como un caballo de Troya”, decía Uliarte el 5 de julio. Agregaba: “Sé usar un fierro, no soy francotiradora pero algo es algo. Hay que encontrar un hueco ser estratega”; “Y no necesariamente hace falta que me vean”; “No voy a ser boluda de automandarme al muere” “y no voy a ir sola”. También hablaba de su deseo de “reventar la Quinta de Olivos o la Casa Rosada con bombas molotov”; “A mí sí me re dan los ovarios para hacerlo”; “No necesito pagarlo, yo puedo serlo”, decía. El 23 de agosto Brenda le decía a Carrizo: “Hace falta que alguien vaya con un fierro y le de un corchazo a Cristina”. Para esa fecha ya eran masivas las movilizaciones de respaldo a CFK cerca de su casa. El mismo día Brenda y Sabag hablan de alquilar un departamento en el barrio con buena visión hacia la casa de CFK. Luego lo descartaron.
En el celular de otro de los “copitos” había mensajes muy explícitos de Sabag Montiel. El 30 de julio: “Tenía unas ganas de esperar que salga Cristina y meterle un corchazo”. A mitad de agosto: “Yo quisiera conocer a Cristina hacerme el vendedor de copos y meterle un corchazo”. El 28 de agosto contaba que había ido cerca de la casa a vender algodón de azúcar. “Voy a ir con el fierro a la casa de Cristina y le voy a meter un corchazo ahí si voy a salir en crónica en serio”, había dicho el 23. Toda esa semana la zona de la casa de CFK estuvo llena de gente que le daba apoyo tras el alegato del fiscal Diego Luciani en el juicio de Vialidad.
El 27 de agosto, recordó el fiscal, fue el primer intento frustrado de magnicidio. Hubo movilizaciones en Recoleta todo el día. La policía porteña reprimió. Al final del día Cristina habló desde un pequeño escenario improvisado a metros de su casa. Cerca de las 12 de la noche Sabag Montiel le escribió a Uliarte: “No, ya se me…metió adentro y el escenario, el anfiteatro, lo sacaron, y estuve….le toqué la espalda a Axel Kiciloff y se metió a un Toyota Etios eh y se fue, un quilombo, y ella está ahí metida arriba, pero no creo que salga así que ya fue, deja, voy para allá, quédate ahí, no traigas nada”. También le dijo que había una cámara de C5N y que quedaba poca gente. Rívolo deduce de la conversación que el arma la tenía Uliarte. Entre los dos razonaban cual era el mejor momento para disparar y Sabag se imaginaba posibles desenlaces. Esa misma noche Uliarte hablaba con su amiga Agustina Díaz (agendada como “Amor de mi Vida”) y le decía: “Hoy me convierto San Martín”; “Mandé a matar a la vice Cristina”; “Mandé a un tipo para que la mate a Cristi”. El fiscal pidió el sobreseimiento de Díaz.
Otros mensajes revelan que Sabag Montiel se asesoró para usar la Bersa, con un tal David A.J.Ricciardone. Le consultó cómo debía hacer “ráfaga de tiro de doble acción” para realizar “tiros repentinos sin cargar” con la pistola Bersa. “…a Cristina quiero matar…”, dijo. El 28 de agosto buscó en Google “carta astral cristina kirchner” y al día siguiente “Carta Natal de Cristina Fernández de Kirchner, Gobierno de Cristina”.
Carrizo
Para la fiscalía, Carrizo –el dueño de la máquina de hacer copos de azúcar, que su grupo de vendedores tenía a Sabag y Uliarte– planificó lo que pretendía ser un asesinato y aportó un arma calibre 22. La noche del intento de homicidio, Carrizo envió varios mensajes. A un amigo le dijo: “Recién intentamos matar a Cristina”, “el arma es mía amigo”. Algo similar le dijo a su hermanastra, Andrea Posadas, y se queja porque el atentado estaba planeado para una semana después. Además le dice que le parecía extraño que hubiera fallado porque su revólver andaba bien. Cuando se entera que la utilizada había sido una Bersa, le avisa a ella que el arma no era la suya. De todos modos insiste: “Estamos decididos a matar a la puta esa”. Se jacta de que él va a “terminar el trabajo”. Estos diálogos son de las horas posteriores al ataque.
Sin estructura ni financiamiento
El dictamen afirma que hasta este punto de la investigación no se pudo probar que hubiera existido “una organización de cualquier tipo, partido político o partidario, persona o grupo de personas que hayan, de alguna manera, financiado, planeado, encubierto o contribuido de alguna forma con los imputados para llevar adelante el hecho investigado”. “De todos los teléfonos secuestrados y analizados no surgió vínculo alguno de los nombrados con ninguna agrupación o persona que a esta altura permitiera siquiera sospechar sobre la posibilidad de que se les hubiese brindado asistencia para el suceso. De igual manera, tampoco se han hallado elementos relevantes en los entrecruzamientos telefónicos, ni en la geolocalización de los dispositivos y tampoco en sus movimientos financieros”, escribió. No se encontró que hubieran recibido ninguna suma de dinero relevante antes del ataque y el dinero que manejaban se correspondía con sus “actividades informales”.
No hay referencias en el dictamen a la importancia de la pérdida de información del celular de Sabag Montiel cuando fue enviado a peritar y apareció en un sobre abierto. El fiscal dice que el ataque no requirió demasiados recursos ni financiamiento. Se movían en transporte público, el arma no la habían comprando (por su tenencia también los acusan) y ni siquiera alquilaron el departamento. Sobre el final hace una referencia a que las conversaciones halladas y las declaraciones contenían “expresiones de odio político” y “enfado y disconformidad con el actual Gobierno Nacional que parecen haber estimulado la ejecución de su plan criminal”. La vicepresidenta cuestionó que nunca se haya unido esta investigación con la que se ocupa de la organización de ultra derecha Revolución Federal, que en la misma fecha agitaba el odio y cuyo líder, Jonathan Morel, describía la misma estrategia para matar a CFK que la que armaron Sabag y Uliarte. Brenda tenía contacto con ese grupo, igual que Milman, pero esto quedó en el aire.
Fuente: Página 12