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Vivir la democracia en tiempos de “colectoras”, difícil tarea

Fuente fotografÍa: MDZ
Ultimas Elecciones municipales de San Carlos
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Ultimas Elecciones municipales de San Carlos

Nunca supe muy bien de que se trata la democracia, digo la definición de diccionario la conozco, pero siempre me ha resultado incomprensible. Ya lo dijo un gran político argentino, aprender es una cosa, comprender es otra. Y precisamente creo que la democracia no se aprende, se comprende, y para esto es necesaria la experiencia, la matriz cultural, la validación de los procesos históricos.

A menudo me suelo encontrar con amigos o vecinos que niegan el valor de la política, se ufanan de cuestionar, por ejemplo, el sueldo de algún legislador adhiriendo a la idea de que no sirven para nada, que no laburan, que son parásitos, etc, etc.. Sin duda que habrán algunos, por no decir muchos que, efectivamente encajan en estos parámetros, sin embargo el cuestionamiento de fondo es más profundo, es a la política, es al dispositivo que genera la democracia para poderse desarrollar y, por ende, es un cuestionamiento a la democracia misma.

No pretendo pecar en mi inocencia, no pongo en duda la afirmación de que muchos de los que hoy ocupan cargos políticos seguramente parasiten al Estado y lejos estén de las expectativas que los que votamos. Sin embargo lo que no se puede poner en duda ni en discusión es el valor de la institucionalidad: cuando nos referimos a un concejal, un diputado o un senador, no nos referimos a una persona en particular, sino a una institución y esa institución es un elemento fundamental de la vida en democracia.

El 2015 será un año de transformaciones, la democracia verá nuevamente como las fuerzas políticas se disputan la voluntad del electorado y a puja de propuestas decidiremos qué proyecto político (eso significa, económico, cultural, comunicacional, deportivo, etc) será más afín a nuestros intereses y expectativas sobre el desarrollo, ya sea del país, la provincia o el mismo departamento.

El proceso de elecciones ya se inició. En el Valle de Uco, San Carlos será el primero en jugar una contienda electoral. Hace algunos días  se presentaron las propuestas en términos de nombres, candidatos, para ocupar tanto la intendencia como los cargos de concejales. Lo que más llamó la atención es que la mayoría de los candidatos a intendente, salvo algunas excepciones, llevan, además de su lista oficial, una o varias listas de las comúnmente denominadas “colectoras”*. Más allá de que, la situación genera que haya más de 200 precandidatos a concejales, es importante comprender lo que esta situación significa para la vida política.

De entrada, el término “colectora” sugiere que su función es recolectar, en este caso serían votos. Pero, además sugiere que su existencia está supeditada, no a la posibilidad de ocupar un cargo legislativo, sino a la necesidad de sumar voluntades. Este además, es su sentido político: los candidatos saben que hay sectores sociales a los cuales no llegan con sus listas oficiales, entonces, deciden hacerlo, armando otra lista de concejales que se acerque al sector social directamente al sector social apuntado.

Ahora bien, como corresponde es una acción plenamente legal, sin embargo es importante preguntarse ¿Cuál es la necesidad que lleva a la existencia de las denominadas “colectoras”? ¿Desde qué lugar es comprendido el votante? ¿Cuál es la dificultad que encuentran los proyectos políticos para caer en la necesidad de concretar otras listas, con otros candidatos? ¿Serán problemas de inconformismos internos? ¿Compartirán el proyecto político aquellos que acompañan a un candidato a intendente, pero que van en distintas listas?

Comencé diciendo que la democracia no se aprende, se comprende. La democracia no es solo un hecho de conductas legales, es además un hecho de ética política y de conductas claras. Por eso, cuando la política, que es la herramienta de la democracia, se pone frente a los electores debe necesariamente ser clara y honesta, debe pretender enmarcar sus propuestas en discursos palpables, comprensibles, y no en movidas meramente pragmáticas que solo buscan sumar votos. Cuando las fuerzas políticas demuestren esto, y sobre todo, cuando los electores premien con su voto a quienes se muestren clara y honestamente, seguramente comprenderemos mejor la democracia, y será una época de maduración que nos hará bien a todos.

por Rodrigo Hinojosa

*la denominación precisa es “adhesión material” y refiere a listas de diferentes sellos partidario que llevan un mismo candidato