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Violencia de género: “ésta no se separa… porque le gusta que le peguen”

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Por Rodrigo Hinojosa

A lo largo de los siglos la mujer ha sido parte fundamental del desarrollo de la humanidad, su impronta ha cambiado y modificado el curso de la misma historia. Pretender comprender su inmensidad y su valoración dentro de la misma se torna difícil. Sin embargo nos proponemos interiorizarnos sobre su situación en cuanto a la relación con el mundo, planteado desde la igualdad de género, ¿Cuál es la situación de la mujer en los distintos contextos y cuáles han sido sus avances? ¿Qué entendemos por igualdad de género y en donde nos paramos para hablar de esto? ¿Cuál es el marco legal que aborda las problemáticas en relación a la discriminación, la violencia contra la mujer, y que tipo de violencia se ejerce?

Cuando abordamos la violencia de género, debemos tratarlo desde la perspectiva de la construcción de la identidad; según Laura Rosales, Licenciada en Psicopedagogía, la construcción del género, tiene que ver con lo  biológico, es decir con el sexo. Sin embargo la sexualidad y el género forman parte de un proceso socio cultural mucho más amplio. Entenderlo como una construcción social es fundamental para comprender que la violencia en relación al género, es ejercida de distintas formas, porque esta no se circunscribe exclusivamente a la violencia contra la mujer; abordarlo desde esta perspectiva termina siendo reduccionista.

La Jefatura de extensión del IES 9-010 Rosario Vera Peñaloza a través de su Área de la Mujer, plantea la discusión  y pretende abordar la cuestión del género desde esta concepción amplia. Sin embargo hoy, y por conmemorarse el día de la mujer, abordaremos la violencia de género desde la situación en la que se encuentran las mujeres.

Nos preguntábamos ¿Cuál es la situación actual de la mujer, en un marco internacional, en el contexto de lo nacional y por supuesto en un contexto local? Esto nos lleva a comprender la situación desde lo sociocultural, entendiendo que esta construcción ha llevado y significado que la mujer se encuentre en una situación de vulnerabilidad, desde una relación inequitativa en cuanto a la construcción de los vínculos poniéndola como víctima de violencia, en la mayoría de los casos.  Este sistema denominado patriarcado, es decir, donde el varón ocupa una posición dominante, ha sido sin duda una construcción histórica, que sin embargo se ha ido modificando: la construcción de un tipo de familia más democrático ha significado que ha igual responsabilidades corresponden iguales derechos.

¿Pero que ha influido en términos globales para dar saltos de equidad en las relación de la mujer con un sistema que muchas veces se muestra perverso? Si la ley es constitutiva de los sujetos, debemos referirnos a marcos como la Resolución 34/80 de Naciones Unidas, la cual atiende particularmente a todas las formas de discriminación contra la mujer, o la “convención de Belem o Pará” o, los marcos regulatorio locales como Ley Nacional 24 417, del año 1995, la Ley Provincial 6672, del año 1999 o la Ley Nacional 26485 del año 2009. Sin embargo los marcos regulatorios no constituyen la solución a las relaciones inequitativas en el manejo del poder. Recién hoy estamos entendiendo que las situaciones de violencia pueden y deben ser denunciadas, y si bien hay un avance en cuanto a que antes la violencia estaba legitimada y hoy no, nos encontramos con que la violencia contra las mujeres sigue estando presente en todos los ámbitos.

Ahora bien ¿Qué entendemos por violencia y que podemos hacer para erradicar este flagelo?, según la “Convención de Belém o Pará”  “debe entenderse por violencia contra la mujer cualquier acción o conducta basada en su género, que cause muerte, daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico a la mujer, tanto el ámbito público como el privado”, esto nos lleva a comprender que la violencia es ejercida de muchas formas, tanto desde lo físico, lo psicológico e incluso lo económico. Ahora bien, ¿Hay un culpable? Según Lorena Rosales, Licenciada en Trabajo Social, si bien la culpabilidad es dirigida hacia los hombres, estos son solo actores de un modelo cultural transmitido, modelo que debe ser desaprendido, que implica procesos largos en donde debemos romper con las matrices que portamos, incluso que las mismas mujeres portan.

El camino rumbo a la reivindicación de la igualdad de derechos es largo y de una multiplicidad de problemáticas que difícilmente puedan ser solucionables desde la ley, pero que sin embargo dan el puntapié inicial para abordarlos. Lo que sí es cierto es que requiere de la voluntad de todos y todas.

Rol de la mujer dentro de la violencia intrafamiliar

Cuando hablamos de violencia intrafamiliar es pertinente dialogar desde lo psicológico, es decir no abordarlo desde lo penal o la ley, si bien esto constituye una parte importante en la resolución, no es inherente a la complejidad desde la cual debe ser mirado. Según el Psicólogo Social Mariano Montoya, existen dos perspectivas, una relacionada a lo penal, la cual es reduccionista, porque plantea la necesidad de la búsqueda de un culpable, que por lo general es el varón; la otra visión plantea entender la violencia como una “situación de Violencia”, donde interviene todo el grupo familiar. Estas dos perspectivas no son excluyentes entre si, una sirve a la otra, pero cada una aisladamente no puede solucionar la problemática.

Según el especialista entrevistado, la violencia es el resultado de modelos de crianza en donde se establecen roles que en distintas situaciones suelen ser violentos, tanto para la mujer como para el hombre. Modelos que el mismo sistema reproduce, en donde hay idealismo de situación familiar que no existe, donde no solo se reproduce paradigmas mentirosos en cuanto a los roles familiares, sino que se niegan los problemas, como una situación inserta en todos los ámbitos de la vida.

Si la problemática es entendida como una “situación de violencia”, la solución pasa por hacerse cargo, entender que es parte inherente de nosotros, una problemática en la cual podemos estar todos insertos, y es entender fundamentalmente que para solucionarlo se requiere de procesos a largo plazo y que, no es solucionable solo desde lo penal. Muchas veces encontramos situaciones donde la mujer, que por lo general es quien sufre la violencia o la parte más visible de esta, es decir el golpe, reincide en volver a construir el vínculo con el agresor. La frase más común que escuchamos es “esta no se separa porque le gusta que le peguen”. Es por esto que la solución es a largo plazo y que no puede ser abordada desde la penalización de los sujetos, porque el proceso psicológico lleva tiempo, como la construcción de la situación de violencia también lo ha llevado.

Ahora, si bien las mujeres se encuentran en una relación de vulnerabilidad frente a los hombres y la mayoría de los casos de violencia física son ejercidos sobre la mujer, esto no constituye una regla, cada caso implica una mirada particular. Según Mariano Montoya, es cierto que desde lo histórico la violencia ha sido ejercida sobre la mujer y es sumamente importante no negarlo, pero la resolución de la búsqueda de buenos y malos no lleva a ningún lado. Se necesitan de procesos psicológicos que aborden la realidad desde la complejidad que esto significa. Entender que  en casos de violencia intrafamiliar hay mandatos que son evidenciados  y los cuales son necesario romperlos, es decir romper con la transmisión generacional, para esto se torna necesario hacerlo público, es decir la aparición de un tercero: la psicología, el psicólogo.

Según los especialistas, es necesario, fundamentalmente, romper con la matriz patriarcal y los mandatos que nos han sido impuestos, proponer instancias de encuentro y diálogo, alfabetizar las emociones e integrar lo penal con lo psicológico. Esto constituye, al menos, los principios de solución de la violencia intrafamiliar.

  • Si sufrís violencia en tu grupo familiar seguí estos consejos:
  • No ahilarse  conversar con personas que le den confianza
  • Buscar familiares, amigos, vecinos, instituciones de su comunidad y contarles la situación de violencia, para que la ayuden
  • Asistir o llamar a los juzgados de Paz, Familia, comisarias o cualquier organismo público. Todo funcionario público está obligado a brindar ayuda y apoyo.
  • En el Valle de Uco: I Juzgado de Familia Tunuyán tel. 423-111; II Juzgado de Familia Tunuyán tel. 423-133; III Juzgado de Familia Tupungato tel 489-689, Juzgado de Paz con competencia San Carlos 470-314; cualquier comisaría cercana a tu localidad o cualquier organismo público debe atenderte si vivís situaciones de violencia. 

Agradecimientos: Psicólogo Social. Mariano Montoya, Lic. Lorena Rosales, Lic. Ana Laura Granados, Jefatura de Extensión IES 9-010 Rosario Vera Peñaloza