La referente de la agrupación militante feminista de Tunuyán, “Pan y Rosas”, se refirió a los festejos por el Día Internacional de la Mujer. Aseguró que la fecha actualmente es entendida bajo en concepto banal y comercial, lo que resulta contraproducente a la lucha de las mujeres por la igualdad.
Según explicó la activista, la conmemoración del 8 de marzo hace referencia a los hechos que sucedieron en esa fecha del año 1908, donde murieron calcinadas 146 mujeres trabajadoras de la fábrica textil Cotton de Nueva York, en un incendio provocado por las bombas incendiarías que les lanzaron ante la negativa de abandonar el encierro en el que protestaban por los bajos salarios y las infames condiciones de trabajo que padecían. Otro de los antecedentes es la huelga conocida como la huelga de “pan y rosas”, que iniciaron decenas obreras en Lawrence, en el estado de Massachusetts, Estados Unidos, que culminaría con la implementación de la jornada reducida, el aumento de salarios y el reconocimiento de los sindicatos.
“Es un día que reivindica toda una tradición de lucha que los medios o propagandas comerciales quieren banalizar. El 8 de marzo es un día de lucha por todos los derechos que todavía nos quedan por conquistar”, señaló remarcando que la fecha ha sido sacada de la escena real por los sectores capitalistas. “El capitalismo y la sociedad de consumo hacen a la mujer funcional, construyen prototipos de mujer”, remarcó.
En ese marco, consideró que lejos de festejar, es fundamental recordar que son muchas las luchas que aún encabezan las mujeres, entre ellas por el aborto legal y las redes de tratas de personas. “Las luchas son muchas y hoy siguen el pie. Tenemos que tener en cuenta que el poder está en nosotras pero entender además que necesitamos unirnos para conformar un grupo de mujeres militantes para poder cuestionar el entorno de nuestras vidas y así poder luchar”.
El caso Claudia Vera
Desde “Pan y Rosas” se ha militado la historia de la tunuyanina que luego de vivir por más de 15 años en un contexto de violencia, mató a su marido. Su caso salió de la escena local sirviendo como ejemplo para poner en cuestión las vivencias de las mujeres que son víctimas de violencia de género. La historia movilizó a una comunidad que salió a las calles entendiendo que existen formas diversas de violencia y sometimiento, mucha de ellas ocultas en la sociedad, que están emergiendo a la luz y cuestionando el desarrollo social.