El invierno es una de las épocas con más cantidad de accidentes. El 87% de los accidentes son causados por el factor humano, según estadísticas de CESVI Argentina. Si a esto sumamos las condiciones climáticas, el estado de las rutas y el crecimiento de la circulación de vehículos, la época invernal se convierte en un factor peligroso.
En esta época es más frecuente la presencia de fenómenos de lluvia, niebla, nieve o hielo sobre la ruta, los cuales sorprenden al conductor generando fuertes pérdidas de percepción en la visión y una disminución notable de la adherencia de los neumáticos a la calzada. Aquí, algunas recomendaciones sobre cómo conducir si se presentan situaciones climáticas adversas.
Lluvia
Es el factor meteorológico que más incidencia tiene en la siniestralidad vial. Tres de cada cuatro accidentes de tránsito en días de lluvia se deben a situaciones que el conductor podría haber evitado, según estadísticas de CESVI Argentina. Mas allá de la condición de la calzada por la que circulamos, el primer consejo que debe darse es tener sentido común y precaución. Al llover, el agua se mezcla con la suciedad y el aceite presente en las calzadas, creando las condiciones perfectas para derrapar. Si te encontrás manejando con lluvia:
* Reducí la velocidad;
* Aumentá la distancia con respecto al vehículo que te antecede;
* Mantené un nivel de atención y precaución extra;
* Realizá desaceleraciones suaves y progresivas;
* En caso de lluvia intensa, encendé las luces antiniebla delanteras y traseras;
* Controlá asiduamente la presión y el estado de los neumáticos.
Niebla
La niebla es una de las condiciones climáticas más complicadas a la hora de manejar, ya que pone a prueba los sentidos más sensibles del conductor. Cuando uno ingresa a un banco de niebla, los sentidos y estilo de manejo se encuentran adaptados a un determinado entorno. Al variar -producto de la condición climática-, el conductor sigue manejando de la misma forma que lo hacía antes y su percepción visual tardará un tiempo extra en percibir peligros. Esta es una de las razones por la que estos accidentes se generan en los primeros minutos de haber ingresado a un banco de niebla. En caso de niebla:
* Reducí la velocidad. Recordá que si se ven dos signos (V invertidas sobre la calzada) la velocidad no debe superar los 60 km/h y si tan sólo se ves un signo (V invertida sobre la calzada), la velocidad máxima debe ser de 40 km/h;
* Detené la marcha del vehículo en un lugar seguro, alejado de la zona de niebla, hasta que se presenten condiciones más favorables para la circulación;
* Mejorá la visualización de su automóvil para que otros conductores lo vean. Para hacerlo, antes de ingresar a un banco de niebla chequeá que se encuentren encendidas las luces de posición y las luces bajas, que son de uso obligatorio en nuestro país;
* Disminuí la velocidad del vehículo antes de ingresar a un banco de niebla para darle la posibilidad al conductor que transita por detrás suyo de reducir su velocidad cuando aún posee buena visibilidad;
* Si el automóvil posee luces anti-niebla delanteras y traseras, usalas;
* No utilices las luces altas, ya que pueden provocar deslumbramiento y un acortamiento del campo visual;
* Evitá estacionarte sobre la banquina, ya que la misma suele utilizarse de vía de escape en caso de colisiones en cadena;
* Mantené el parabrisas limpio permanentemente;
* Evitá sobrepasar a otros vehículos.
Nieve y hielo
La nieve en su etapa inicial se presenta como polvo blanco y el primer efecto negativo que ejerce sobre el conductor es la pérdida de visibilidad. Si cae de una manera muy copiosa genera un efecto parecido a la niebla, y se hace muy difícil penetrarla con los faros del vehículo, especialmente en la conducción nocturna. A medida que se va acumulando sobre el camino, comienza a afectar la adherencia de los neumáticos y la tracción. La mayor dificultad aparece cuando la nieve depositada se congela y se convierte en hielo.
Esto genera una verdadera pista de patinaje, lo que se denomina adherencia cero. En ese momento un neumático convencional pierde absolutamente la adherencia y cualquier acción brusca que se ejerza sobre el vehículo se traducirá en un trompo. En caso de nieve o hielo:
* Reducí la velocidad en puentes, zonas sombreadas y en proximidades de arroyos donde puede haber hielo;
* Pisá el pedal de freno con mucha suavidad para evitar el bloqueo de las ruedas. Si tu automóvil cuenta con ABS pisá el pedal de freno a fondo;
* Si perdés el control del vehículo, no frenes: levantá suavemente el pie del acelerador e intentá controlar el vehículo usando el volante;
* Tené en cuenta que las acciones sobre la dirección deben ser mínimas querés que el vehículo te copie la maniobra;
* En lo posible, proveé a tu vehículo de neumáticos con clavos especiales para la circulación en hielo o nieve;
* La colocación de cadenas sólo es efectiva para trayectos cortos. Tené en cuenta esto ya que es posible que en uso continuo dañe el pasarruedas del vehículo o que dichas cadenas puedan tomar un juego excesivo;
* Coloque siempre clavos o cadenas en las 4 ruedas.
Fuente: CESVI.