El kirchnerismo retuvo 60 de las 77 bancas en juego y quedará con un bloque de 100 integrantes. La alianza entre el PRO, la UCR y la CC aumentó sus miembros, pero sigue detrás del oficialismo.
Ni Daniel Scioli ni Mauricio Macri, en caso de imponerse en segunda vuelta, tendrán mayoría propia en la Cámara de Diputados. El resultado de ayer reconfiguró la composición de la Cámara baja, y obligará a cualquiera de los dos candidatos que resulten electos en noviembre a buscar acuerdos con otras fuerzas políticas para impulsar sus iniciativas parlamentarias. En el nuevo reparto de bancas, el Frente para la Victoria resignó una parte de las posiciones que había conquistado con el 54 por ciento que obtuvo la boleta encabezada por Cristina Fernández en 2011 y ya no tendrá quórum ni mayoría propios, aunque sí seguirá siendo la primera fuerza. Cambiemos logró aumentar su número de diputados, y la suma de las tres fuerzas que componen el frente (PRO, UCR y CC) se consolida como segunda minoría, acercándose al FpV. En lo que fue su segunda elección, el Frente Renovador sumaba anoche un número menor de bancas pero consolidaba un bloque propio. Progresistas, por su parte, peleaba por no retroceder las pocas bancas que conserva mientras que en el FIT las expectativas estaban puestas en sumar una banca por la provincia de Buenos Aires.
El kirchnerismo puso en juego 77 de sus 133 bancas y retuvo 60, por lo que a partir del 10 de diciembre contará con un bloque de alrededor de 100 diputados, un poco más lejos que hasta ahora de los 129 que se necesitan para alcanzar el quórum en una sesión o aprobar proyectos que requieren de mayoría especial. De todas formas, podría acercarse a ese número si se suma la docena de bancas que aportan habituales aliados como el Movimiento Popular Neuquino, el Psol y el SI.
La mayor pérdida del FpV se dio en la provincia de Buenos Aires, donde de las 20 bancas que ostentaba desde 2011, conservó sólo 14. El FpV compensó la merma en Buenos Aires con buenos resultados en algunas provincias del interior, y obtuvo la cantidad de bancas que se estimaba de acuerdo al resultado de las primarias. Santa Fe, Formosa, Misiones, Santa Cruz y Tucumán equilibraron el número final, que le permitirá al peronismo continuar como primera minoría en la Cámara baja y aportarle gobernabilidad a una eventual gestión de Scioli o condicionar una hipotética presidencia de Macri.
Al cierre de esta edición, las tres fuerzas políticas que componen el frente Cambiemos obtenían 50 bancas. Teniendo en cuenta que sólo ponía en juego 18, 13 de la UCR y 5 del PRO, producto de la floja elección de hace cuatro años, el macrismo tendría en el próximo período de sesiones un interbloque de alrededor de 90 diputados. A los que se le sumarían aliados como el Frente Cívico de Catamarca, que ayer obtenía una nueva banca y sumaba tres legisladores, y a los dos diputados que conserva el frente porteño Sumá+, que formó parte de Unen.
En su bastión político, sin embargo, Macri sufría el corte de boleta: los 50 puntos que obtuvo para presidente se redujeron a 45 en la categoría de diputados nacionales, votos que sumaron a las permorfances legislativas de UNA, que lograba dos escaños, y de Progresistas, que lograba uno. El FpV, en capital, perdía una banca respecto de 2011.
El frente UNA, que encabeza Sergio Massa, lograba ayer entre 16 y 17 diputados nacionales. La mayor parte de ellos, como era previsible, provienen de la provincia de Buenos Aires. En Córdoba, donde arrasó Cambiemos, el delasotismo (Unión por Córdoba) quedó relegado y obtuvo apenas dos bancas, muy por debajo de las expectativas generadas a partir del resultado de las primarias de agosto. Como contrapartida, UNA realizaba una buena elección en Santa Fe, donde alcanzaba otros dos legisladores.
Reducido, el interbloque que conforman el GEN, el Partido Socialista y Libres del Sur pasó de 13 a 6 bancas, dado que apenas pudo renovar una banca en Santa Fe y otra en capital.
El FIT peleaba anoche por lograr un diputado por la provincia de Buenos Aires. Si bien obtuvo un porcentaje similar a las últimas elecciones, cuando alcanzó una banca, el reparto de porcentajes, concentrado entre las tres primeras fuerzas, le impedía alcanzar su objetivo. Por su parte, Compromiso Federal, de Rodríguez Saá, ponía en juego 3 de sus cuatro bancas y obtenía dos.
En el nuevo Congreso habrá, además de un nuevo reparto de poder, recambio de figuras de peso, principalmente en el bloque del oficialismo. El actual presidente de la Cámara, Julián Domínguez (derrotado en la interna del FpV para la gobernación bonaerense) culmina su mandato el 10 de diciembre y suena para ocupar el Ministerio de Industria de un eventual gobierno de Scioli, por lo que su cargo queda vacante. Otro que quedó afuera es el apoderado del PJ, Jorge Landau, que no pudo renovar su banca. Omar Perotti, por su parte, se mudará a la Cámara Alta, luego de ganar la elección a senadores por la provincia de Santa Fe. El secretario general de la presidencia, Wado de Pedro, quien encabeza la lista por la provincia de Buenos Aires, el ministro de Economía Axel Kicillof, por capital, y Máximo Kirchner, por Santa Cruz, son algunos de los dirigente del riñón kirchnerista que se suman a la Cámara Baja. Además, debutarán como legisladores el ministro de Planificación Federal Julio De Vido y la ex ministra de Seguridad, Nilda Garré. El titular de la Anses, Diego Bossio, obtenía una banca por la provincia de Buenos Aires, aunque fue anunciado por Scioli como ministro en caso de que el oficialismo conserve el Gobierno. En ese caso, debería renunciar o pedir licencia a su banca.
Las figuras legislativas de la oposición, en su mayoría, seguirán ocupando una banca: Patricia Bullrich (Cambiemos), Victoria Donda (Libres del Sur), Facundo Moyano (UNA) y Graciela Camaño (UNA) consiguieron renovar sus lugares.
Fuente: Página/12