Casas Viejas es un paraje rural ubicado al sur del departamento de San Carlos, y se lo conoce como uno de los puntos más tranquilos del Valle de Uco. En este lugar se encuentran pocas viviendas, ya que existen muchas fincas con quintas de peras, manzana, durazno y plantaciones de orégano, ajo y zanahoria, entre otros.
La Escuela 1-594 Francisco Soriano, fundada el 14 de marzo de 1.969 según cuentan algunos vecinos del lugar, está ubicada en la calle El Pichañal, un camino de tierra rodeado por diferentes cultivos. Este paisaje hace que sea vea muy tranquila.
En la institución trabajan quince maestras, dos celadoras y una cocinera. Actualmente asisten 144 niños que se dividen en dos turnos, en la mañana van los más grandes y en la tarde los más pequeños. Todos los días reciben la merienda y una colación, solo 29 chicos concurren al comedor escolar debido a que realizan actividades extras curriculares. El edificio está en buenas condiciones, aunque no cuenta con gas natural y el agua es de pozo.
En el recorrido por Casas Viejas se puede encontrar el Centro Tradicionalista, instituido el 10 de febrero de 2013. Está conformado por 20 personas, entre hombres y mujeres de distintas edades, quienes realizan diversas actividades como destrezas criollas y participaciones en desfiles para las fiestas gauchas. «No tenemos una sede pero nos juntamos una vez al mes en la casa de cualquier integrante», cuenta su presidente Gerardo Gutiérrez.
Al finalizar se encuentra el barrio de este paraje que cuenta con una plazoleta en la que juegan los niños, y una cancha donde todos los sábados se juntan por la tarde a jugar a la pelota.
Los vecinos del barrio cuentan que años atrás, cuando se acercaban las fiestas de fin de año, todos se juntaban en la vereda, sacaban los tableros y cada uno llevaba lo que tenía para comer. Así celebraban anticipadamente las fiestas. También recuerdan que para festejar el día del niño las mamás hacían una nota, juntaban firmas y preparaban el chocolate que era acompañado por las infaltables cosas dulces, para los festejos juntaban plata y les compraban a todos los niños por igual un regalito.
«Muy pocos conocen Casas Viejas, pero los que vivimos acá no lo cambiaríamos por nada», comentan.
Por Sabrina Córdoba (Estudiante Comunicación Social/IES 9-015)