Buscan diseñar estrategias para posicionarlo como un polo enológico.
Empezó como un grupo de Whatsapp que buscaba recibir información de interés para su negocio. Un año después, son un grupo de amigos que ha logrado poner en debate la identidad turística de Tupungato y diseñan juntos estrategias para hacer crecer esta actividad en el departamento.
“Los turistas me preguntaban que más se puede hacer además de las visitas a bodegas, y muchas veces no supe qué ofrecerles. Ahora nos conocemos, sabemos la calidad de tal propuesta y la calidez de tal otra. La gran ventaja de este grupo es que entramos en contacto y así abrimos el juego”, resume Jorge Ávila, quien hace transfers a turistas.
Este puñado de prestadores -que ofrecen distintos servicios- se definen como “laburantes hiperactivos”.
Quieren mostrar que Tupungato tiene un “menú rico y variado” para ofrecer al visitante pero también pretenden lograr que las empresas familiares pequeñas y medianas puedan acompañar el desarrollo que el turismo top y enológico ha tenido en la región en la última década.
Este colectivo social -no quieren sucumbir ante las estructuras de lo legal y prefieren auto referenciarse como “compañeros de desafíos”- es el síntoma de un proceso más general que vive el Valle de Uco. La región ha empezado a percibir que la agricultura sola no basta como actividad económica y a pensarse como destino turístico.
“No es un cambio fácil. Culturalmente, recién ahora los vecinos ven al turismo como una posible opción. Se requiere de mucho tiempo”, señala Analía Parra, una de las mentoras del grupo y que hoy está al frente del área de Turismo en el departamento.
“Al principio fue más una catarsis colectiva”, se ríe Analía. Cuando descubrieron que tenían un potencial mayor al simple traspaso de fechas y contactos… la cosa cambió. Así, elaboraron registros de prestadores y servicios, probaron esto de trabajar coordinadamente y participaron de eventos nacionales, donde exponían las bellezas de su terruño.
Luego llegó el momento de marcar la agenda. Entonces armaron tardes de té, visitas particulares, bicitours, reuniones y decenas de recorridos y eventos para mostrar.
“Cuando un grupo de guías turísticos nos dijo -al final de un fam tour- que jamás se hubieran imaginado que la podían pasar tan bien en Tupungato, sentimos que era un shock de autoestima”, confió Parra, quien entonces coordinaba la atención en un hotel céntrico.
Lo cierto es que los primeros sorprendidos fueron ellos mismos. “Nos sumamos porque veíamos al sector muy desvinculado y queríamos acordar tareas, pero terminamos descubriendo otro Tupungato… sitios, propuestas, referentes que no conocíamos y que tienen tanto por entregar al turista”, apuntó Fernanda Gil, otra profesional del sector.
Después de dedicar gran parte del año pasado a conocerse, hoy se proponen continuar con algunos desafíos y emprender otros. Dueños de cabañas, gastronómicos, gestores de las bodegas, artesanos, quienes alquilan bicis, quienes los trasladan en viajes…. el grupo es variopinto, pero “ahí está la clave”, destacan estos amigos.
Fuente: Los Andes (Gisela Manoni)