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Un centro de salud de Villa Seca llevará el nombre de una vecina comprometida

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Victoria Aruani de Barbero se llamará el centro asistencial, un antiguo anhelo de la comunidad de Villa Seca que pretende rendir homenaje a una familia de origen sirio en la zona.

Desde que llegaron a principios del siglo XX a Tunuyán; la vida de los sirios Reneé Ruston y Moisés Aruani se entrelazó con la del distrito Villa Seca. El hombre -propietario del único almacén (hoy convertido en museo) y vehículo del lugar- hacía las veces de enfermero, poniendo vacunas, asesorando el “remedio justo” y llevando asistencia a las fincas más alejadas.

Sin planearlo, la hija menor del matrimonio, Victoria Aruani, continuó la obra de compromiso social de don Moisés.

A principios de los ’90, uno de sus hijos de la mujer sufrió un accidente y estuvo a punto de perder un ojo, entonces prometió a Santa Lucía donar una porción de tierra (media hectárea) en el kilómetro cero del distrito para construir la actual capilla y el  centro de salud de la zona. Su padre había hecho lo mismo con el espacio -hoy viejo caserón- donde funcionó la escuela Ejército de Los Andes.

A más de 35 años después de que en ese terreno el gobierno asentara el módulo que supo ser el primer ‘dispensario’ de Villa Seca, la comunidad le colocará el nombre de esta entrañable vecina al actual centro asistencial. Hace dos años que su familia comenzó a tramitar el pedido y días atrás fueron notificados con la resolución 948/17 del Ministerio de Salud, que llama al edificio ‘Victoria Aruani de Barbero’.

Anecdóticamente, será una de sus hijas, Reneé Elizabeth Barbero, quien tendrá el honor de colocar la placa con la nueva denominación, pues hoy se desempeña como la responsable del centro asistencial.

“No fue algo planeado. Comencé, siguiendo las andanzas de mi abuelo, a ser agente sanitario para recorrer las fincas y dar una mano a las familias más alejadas. Luego, me entusiasmé y seguí estudiando la licenciatura en Enfermería y capacitándome”, señala Reneé.

Hace 23 años trabaja en Villa Seca, en el mismo sitio que hoy dirige y que llevará el nombre de su madre.

“Es una hermosa noticia para nuestra familia. Es lindo que se reconozca la entrega de una mujer que siempre apostó a este paraje de Tunuyán y de una familia siria que luchó para hacerlo crecer”, señala Victoria, otra de las hijas y artista plástica mendocina.

Un lugar de encuentro 

A mediados del siglo XX, la postal del núcleo céntrico de Villa Seca, en Tunuyán, distaba mucho de la actual. No existía el corredor productivo, las calles eran de tierra, era una zona netamente agrícola y donde hoy se levanta la escuela distrital habían corrales de vacas, también estaba la perforación que sirve de agua potable actualmente a todo el pueblo.

“Con la llegada de los extranjeros y el boom de la vitivinicultura, esto cambió muchísimo”, cuentan los vecinos.

Allí, a principios de los ’90 Aruani donó media hectárea de terreno para construir un “centro de primeros auxilios” y una capilla. “Ella quería que fuera en honor a Santa Lucía, pero el Arzobispado la llamó María Auxiliadora y Santa Lucía”, recordó Reneé.

Aunque la prioridad para el sitio era la posta sanitaria, la Iglesia inició primero la construcción del templo. La comunidad ayudó con rifas, peñas y colaboraciones. Aún, en la actualidad, se ofician misas y sacramentos en el lugar.

Antes, desde el ’93, la comunidad debió arreglárselas con un módulo de chapa, donde se disponían los consultorios para la atención médica. Hoy esta estructura es el depósito del establecimiento. En noviembre del 2004 -y después de 11 años de atender en el módulo- se construyó el edificio actual del Centro de Salud 181 de Villa Seca.

La comunidad lo celebró con gran alegría. Tiempo después, por pedido de la familia de un médico rural, se lo llamó Salomón Levy.  “Es bueno resaltar el accionar de los doctores que dejaron su vida en el campo, pero el profesional no era de la zona y nadie lo conocía”, argumentan quienes proponen el cambio de nombre.

Lo cierto es que el centro de salud creció en respuesta a la demanda local. Hoy atiende a unas sesenta personas diarias. Cuenta con variadas especialidades, desde el servicio de enfermería hasta nutricionistas, ginecólogos, pediatras, odontólogos y hasta el servicio de Laboratorio, que tiene base en Colonia Las Rosas.

Fuente: Los Andes