Cada 8 de marzo se celebra el Día Internacional de la Mujer Trabajadora (o también Día Internacional de la Mujer), una fecha reconocida por la Organización de las Naciones Unidas (ONU). En este día se conmemora la lucha de la mujer por su participación, en pie de igualdad con el hombre, en la sociedad y en su desarrollo íntegro como persona. Es fiesta nacional en algunos países.
La idea de un Día Internacional de la Mujer surgió a fines del siglo XIX, en plena revolución industrial y durante el auge del movimiento obrero. La celebración recoge una lucha ya emprendida en la antigua Grecia y reflejada por Aristófanes en su obra Lisístrata, que cuenta como Lisístrata empezó una huelga sexual contra los hombres para poner fin a la guerra, y que se vio reflejada en la Revolución francesa: las mujeres parisinas, que pedían libertad, igualdad y fraternidad, marcharon hacia Versalles para exigir el sufragio femenino.
De todos modos, no fue sino hasta los primeros años del siglo XX cuando se comenzó a proclamar, desde diferentes organizaciones internacionales de izquierda, la celebración de una jornada de lucha específica para la mujer y sus derechos.
Historia de un gran día
Desde 1975, Año Internacional de la Mujer, el Día Internacional de la Mujer se celebra el 8 de marzo «para conmemorar la lucha histórica por mejorar la vida de la mujer». Se celebra en todo el mundo a nivel local y nacional.
La idea de instituir un Día Internacional de la Mujer surgió por primera vez a finales del siglo XIX, época que, en el mundo industrializado, fue un período de expansión y desorden, crecimiento demográfico desorbitado y auge de ideologías radicales.
El 8 de marzo de 1857, las mujeres que trabajaban en la industria textil (llamadas «garment workers») de Nueva York, en los Estados Unidos, organizaron una protesta. Luchaban contra los salarios bajos y las inhumanas condiciones laborales. La policía cargó contra las manifestantes y las dispersó. Dos años más tarde, también en marzo, estas mujeres crearon su primer sindicato con el fin de protegerse y conseguir ciertos derechos laborales básicos.
El 8 de marzo de 1908, 15.000 mujeres se manifestaron por las calles de Nueva York para exigir un recorte del horario laboral, mejores salarios, el derecho al voto y el fin del trabajo infantil. El eslogan que eligieron fue «Pan y Rosas»; el pan simbolizaba la seguridad económica, y las rosas, una mejor calidad de vida. En mayo, el Partido Socialista de América señaló el último domingo de febrero como Día Nacional de la Mujer.
Tras la declaración del Partido Socialista de América, el primer Día Nacional de la Mujer de la historia se celebró en los Estados Unidos el 28 de febrero de 1909. Las mujeres continuaron celebrándolo el último domingo de ese mes hasta 1913.
Se celebró una conferencia internacional entre organizaciones socialistas del mundo en 1910 en Copenhage (Dinamarca). La conferencia de la Internacional Socialista propuso la creación de una Día de la Mujer de carácter internacional. La propuesta inicial partió de Clara Zetkin, una socialista alemana, que planteó la creación de un Día Internacional para conmemorar la huelga de las «garment workers» de los Estados Unidos. La propuesta se aprobó por unanimidad por la conferencia, que contaba con más de 100 mujeres pertenecientes a 17 países distintos, entre las que se encontraban las primeras tres mujeres elegidas al parlamento de Finlandia. El Día se instituyó para conmemorar el movimiento por los derechos de la mujer, incluyendo el derecho a voto (conocido como «sufragio»). En ese momento no se fijó ningún día en concreto para su celebración.
La declaración de la Internacional Socialista tuvo una gran repercusión. Al año siguiente, en 1911, el Día Internacional de la Mujer se proclamó por primera vez en Austria, Dinamarca, Alemania y Suiza. La fecha elegida fue el 19 de marzo; más de un millón de hombres y mujeres salieron a la calle en diversas manifestaciones. Además del derecho al voto y a ocupar cargos públicos, reivindicaban el derecho al trabajo y el fin de la discriminación laboral.
Algo después de una semana, el 25 de marzo, tuvo lugar el trágico Triángulo de Fuego en Nueva York. Alrededor de 140 trabajadoras, la mayoría jóvenes inmigrantes italianas y judías que trabajaban en la Triangle Shirtwaist Company, perdieron la vida debido a la falta de seguridad laboral. El sindicato Women’s Trade Union League y el International Ladies’ Garment Workers Union organizaron muchas de las protestas contra esta tragedia, que pudo haber sido evitada, entre las que destaca el desfile funerario silencioso, que reunió a una multitud de unas 100.000 personas. El Triángulo de Fuego tuvo una gran repercusión en la legislación laboral; las terribles condiciones laborales que provocaron este desastre fueron evocadas en posteriores celebraciones del Día Internacional de la Mujer.
Como parte del movimiento pacifista que se estaba gestando en vísperas de la I Guerra Mundial, las mujeres rusas celebraron por primera vez el Día Internacional de la Mujer el último domingo de febrero de 1913. En el resto de Europa, alrededor del 8 de marzo, las mujeres se manifestaron para protestar contra la guerra o para expresar su solidaridad con sus hermanas.
Tras la muerte de dos millones de soldados rusos en la guerra, las mujeres rusas eligieron el último domingo de febrero de 1917 para convocar una huelga bajo el lema «Pan y Paz». Los dirigentes políticos se opusieron a su celebración en ese día pero las mujeres siguieron adelante pese a todo.
El resto es historia: cuatro días más tarde, el Zar de Rusia se vio obligado a abdicar y el Gobierno provisional concedió a las mujeres el derecho al voto. Aquel histórico domingo era 23 de febrero según el calendario juliano, que entonces se utilizaba en Rusia; sin embargo, según el calendario gregoriano, utilizado en otros lugares, era 8 de marzo.
Desde aquellos tempranos años, el Día Internacional de la Mujer ha adquirido una nueva dimensión mundial tanto entre las mujeres de los países desarrollados como entre las de los países en vías de desarrollo.
En diciembre de 1977, la Asamblea General de la ONU adoptó una resolución en la que se proclamaba la institución de un Día de las Naciones Unidas para los Derechos de la Mujer y la Paz Internacional. La celebración de cuatro conferencias mundiales de las Naciones Unidas sobre la mujer ha contribuido a convertir las reivindicaciones en pos de la consecución de los derechos de la mujer y su plena participación en la vida política y económica de la sociedad en una realidad cada vez más palpable.
En 1975, la ONU atrajo la atención de la comunidad internacional hacia la situación de los intereses de la mujer mediante la institución de un Año Internacional de la Mujer y la convocatoria de la primera conferencia sobre la mujer en Ciudad de México. En 1980 tuvo lugar otro congreso sobre este asunto en Copenhague (Dinamarca).
En 1985, la ONU convocó una tercera conferencia sobre la mujer en Nairobi (Kenya) con el fin de evaluar los progresos logrados tras toda una década.
En 1995, Beijing acogió la Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer. Los representantes de 189 países distintos reconocieron que la desigualdad entre el hombre y la mujer tenía graves repercusiones para el bienestar de todos. La conferencia estableció un conjunto de objetivos con el fin de promover el desarrollo de la mujer en sectores como el político, el sanitario y el educativo. El documento final emitido por la conferencia (llamado «Plataforma de Acción») dice así: «El adelanto de la mujer y el logro de la igualdad entre la mujer y el hombre son una cuestión de derechos humanos y una condición para la justicia social y no deben encararse aisladamente como un problema de la mujer.»
Cinco años más tarde, en el 23º período extraordinario de sesiones de la Asamblea General de las Naciones Unidas, «Mujer 2000: Igualdad entre los géneros, desarrollo y paz para el siglo XXI», se examinaron los progresos de la comunidad internacional en la consecución de los objetivos establecidos por la Conferencia de Beijing. Esta conferencia es conocida como la conferencia «Beijing +5». Los delegados encontraron tanto progresos como obstáculos pertinaces, y llegaron a nuevos acuerdos para seguir impulsando las iniciativas de la conferencia sobre la mujer de 1995.
Fuente: http://www.un.org