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Se realizó en el INTA La Consulta un taller para analizar la calidad del suelo

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Se determinó la actividad microbiana como indicador. Participaron estudiantes de la Tecnicatura en Agronomía del IES 9-010, y se compararon los resultados de diferentes suelos.

Junto a estudiantes de primer año de la Tecnicatura Superior en Agronomía del IES Rosario Vera Peñaloza, se realizó en el INTA La Consulta un taller para determinar la actividad microbiana de diferentes suelos y poder contrastar así los resultados. Estuvo a cargo de los técnicos Javier Chaar, Silvina Lanzavechia y Lorena Lucero, y se realizó en el marco del proyecto “Aportes para la superación de problemáticas del territorio tradicional del Valle de Uco”.

“El objetivo fue que los estudiantes aprendan una técnica que es fácil, rápida de hacer, económica y que brinda mucha información sobre la calidad del suelo”, señaló Chaar.

Según expuso el técnico, los microorganismos cumplen funciones importantes en el suelo y son indicadores de la calidad del mismo. La existencia de microorganismos en el suelo se relaciona a la existencia de materia orgánica, es decir, un suelo con alta actividad microbiana, indica que hay materia orgánica. Uno de los pilares de las prácticas agroecológicas es mejorar la calidad de los suelos con la incorporación de materia orgánica, porque un suelo de calidad con alto contenido de materia orgánica y alta actividad microbiana, son la base para una planta saludable, resistente a plagas y enfermedades.

En este taller la determinación microbiana se hizo sobre dos muestras de un mismo suelo, aunque extraídas de diferentes profundidades, una de un estrato superior que es donde se encuentran las raíces de las plantas, y otra de un estrato más profundo.  “El suelo que estaba más arriba tuvo diez veces mayor cantidad de actividad microbiana que el que estaba a mayor profundidad. Estos resultados nos permiten saber si debemos fortalecer la actividad de los microorganismos, sembrando verdeo o reduciendo la cantidad de labranzas para que la microflora se mantenga”, reflexionó la técnica Lorena Lucero sobre la utilidad de la herramienta.

El análisis consistió en dos días de laboratorio separados por una semana. Primero se secó el suelo al aire, se pasó por tamiz y se pesaron 20 gramos. Ese suelo se colocó en frascos de mermelada vacíos esterilizados, y en el interior se pusieron frascos más pequeños con hidróxido de sodio, compuesto con el cual reacciona el dióxido de carbono que proviene de la respiración de los microorganismos. A la semana siguiente, después de estar incubados en cámara a 28 grados de temperatura, se hizo una determinación química para calcular qué cantidad de ese elemento no había reaccionado con el producto de la respiración de los microorganismos. Mediante una cuenta, se pudo determinar entonces la respiración microbiana que hubo.

Los estudiantes del IES Rosario Vera Peñaloza participaron en el marco de la materia Ecosistemas y Producción Sustentable. El docente Damián Moreno manifestó que el objetivo pedagógico fue confirmar a través de esta práctica que el suelo no es sólo un soporte en el que crecen las plantas, sino que el suelo contiene vida y que es esa población microbiana que favorece distintos procesos. “Es una técnica sencilla que se puede hacer con poco material de laboratorio y que nos arroja una primera idea sobre cuál es la calidad del suelo analizado. Puede replicarse y utilizarse para hacer otras comparaciones de suelos”, consideró.