La bomba arrojada en el sur de la isla asiática mató a cientos de miles de personas al final de la II Guerra Mundial (1939-1945). Con una ceremonia en esta ciudad, nuevamente se pidió el fin de la proliferación nuclear.
Decenas de miles de personas, incluyendo sobrevivientes y familiares de algunas de las más de 140.000 víctimas fatales del ataque atómico y representantes del gobierno japonés asistieron a la ceremonia anual en el «Hiroshima Peace Memorial» (Parque de la Paz de Hiroshima), conocido como la Cúpula de la Bomba Atómica.
Durante el acto de conmemoración se guardó un minuto de silencio a las 8.15 (hora local), la mismas hora en la que el 6 de agosto de 1945, Hiroshima fue arrasada luego de que el bombardero de la Fuerza Aérea estadounidense arrojó la bomba atómica sobre esta ciudad, el que sería el primer ataque nuclear de la historia.
Se calcula que la bomba, que detonó con una intensidad de unos 16 kilotones a unos 600 metros de altura muy cerca de donde hoy se levanta el memorial, acabó de forma inmediata con la vida de unas 80.000 personas.
Sin embargo, para finales de 1945 los muertos se elevaban a unos 140.000 y las víctimas por la radiación en los años posteriores fueron muchas más.
Sólo tres días después del ataque sobre Hiroshima, Estados Unidos lanzó una segunda bomba nuclear sobre la ciudad también sureña ciudad de Nagasaki, lo que forzó la capitulación de Japón seis días después y puso fin a la II Guerra Mundial.
Según las últimas estimaciones oficiales, la bomba atómica sobre Hiroshima causó hasta hoy 269.446 víctimas, en tanto que hay 227.565 supervivientes vivos, con una edad promedio de 76,7 años.
Al acto de conmemoración del 68 aniversario del ataque nuclear asistió el primer ministro japonés, Shinzo Abe, quien en su discurso abogó por la abolición de las armas nucleares.
También intervino el alcalde de Hiroshima, Kazumi Matsui, hijo de uno de los miles de supervivientes de la explosión.
En su alocución, Matsui clamó por un «noreste de Asia» libre de armas nucleares y recordó que Japón aún sufre, más de dos años después, los efectos del accidente en la central nuclear de Fukushima, en el oeste del país, producto del devastador terremoto y posterior tsunami de 2011.
De igual manera, mostró su apoyo con los afectados por el peor accidente en una planta atómica en más de 25 años y aseguró que la ciudad de Hiroshima conoce y comparte «la dureza de la recuperación».
Por último, pidió al gobierno central más esfuerzos para lograr «un mundo sin armas atómicas», mientras manifestó su preocupación por los deseos de Japón e India por firmar un pacto de cooperación nuclear.
Fuente: Télam