Si bien no hay imputados por el robo, están en la mira cuatro personas que ayer fueron demoradas. Los autores sabían todos los movimientos y horarios de la casa de apuestas.
El millonario robo al casino de Tupungato sigue dando que hablar. Los empleados están en el centro de las sospechas y, a medida que avanza la investigación, se refuerza la hipótesis de que los autores del hurto fue gente que trabaja en el lugar. Hasta ayer eran cuatro los trabajadores demorados, entre ellos un policía y un agente de seguridad privada.
A estas alturas, no hay dudas de que los ladrones de los casi tres millones de pesos -que desaparecieron de la bóveda del anexo tupungatino en la madrugada del miércoles- contaban con información de primera mano. Por ejemplo, que era el momento en que había mayor recaudación disponible, pues el camión de caudales que pasa a retirar el dinero lo hace los jueves.
La propia titular del Instituto de Juegos y Casinos, Josefina Canale, reconoció que el hecho llama la atención, «no sólo por la magnitud de la pérdida que significó al erario público, sino por lo desprolijo del accionar».
«No hace falta indagar mucho, pero son pocas las personas de ese establecimiento que tenían acceso a la clave y a la llave que abre la bóveda. Además, cortaron los cables de las cámaras que justo filman el área donde se produjo el robo», se explayó la funcionaria. Canale también hizo referencia a que los millones sustraídos equivalen a unos 30 kilos, «no es algo que uno se pone en el bolsillo y sale caminando», ironizó.
El miércoles, hasta altas horas de la noche, las puertas de este anexo del Casino de Mendoza permanecieron cerradas. Como los agentes de Investigaciones del Valle de Uco no alcanzaron a tomar todas las declaraciones, algunos empleados fueron citados para ayer a la comisaría 20 de Tupungato para continuar con las indagatorias.
Traslado de la causa
Dada la gravedad y trascendencia del hecho, la Justicia transfirió ayer el caso desde la Segunda Fiscalía Correccional del Valle de Uco al Primer Juzgado de Instrucción de la zona, a cargo de Oscar Balmes. Fue el magistrado el que ordenó «demorar» a cuatro personas: los dos que estaban encargadas de la seguridad esa madrugada (un policía que cumplía servicios extraordinarios y un agente de seguridad privada) y dos administrativos.
Fuentes policiales, informaron que aún no hay imputados en la causa. Los cuatro trabajadores que fueron demorados, por ahora están bajo esta situación para no entorpecer la investigación y evitar que alguno se pueda fugar.
El hecho ocurrió a semanas de que el casino de Tupungato cerrara sus puertas definitivamente, lo que ocurrirá el 24 de abril. En su momento, la decisión generó un gran malestar entre los empleados, tanto públicos como del operador privado, que perderán su fuente de trabajo.
«Si bien el manejo del dinero está a cargo del Casino, la responsabilidad de la seguridad la tiene el operador».
Ante la incidencia que este contexto pudo tener en el delito, Canale explicó que la situación ya había sido largamente conversada y negociada. «En las tres delegaciones que hemos cerrado (Eugenio Bustos, La Consulta y Uspallata), el protocolo ha sido el mismo: los empleados del Estado quedan en disponibilidad por seis meses para poderlos reubicar en otros puestos. De no ser posible, cobran la indemnización. En el caso de los que dependen de la empresa es distinto, porque quedan efectivamente sin empleo», apuntó.
Aunque de manera sutil, la funcionaria aventuró que la empresa debería haber tomado ciertas precauciones en su protocolo de seguridad dado el clima laboral. Sí, aseguró que, «si bien el manejo del dinero está a cargo del Casino, la responsabilidad de la seguridad la tiene el operador».
Funciona como antecedente un robo, perpetrado en 2006 en el anexo de Tunuyán, sobre el cual la Justicia falló a fines de año pasado a favor del organismo público. En esta sentencia se apoyará el Estado para reclamar que el operador del establecimiento en Tupungato, el presidente de Boca Juniors, Daniel Angelici, se haga cargo de lo robado.
Fuente: Los Andes