Según denunció el sereno del cementerio, los daños fueron ocasionados sobre cinco nichos.
El domingo por la tarde, el sereno del cementerio de San Carlos comprobó que habían sido dañadas las lápidas de vidrio de cinco nichos. Y además, del interior de los mismos habían sustraído varios elementos.
Al llegar al lugar una de las personas afectadas, comprobó que habían roto la lápida en donde se encuentra su difunto hijo, y le habían robado varias cosas, entre ellas una cadenita de oro y otra de fantasía, una botella de fernet, dos perfumes y un caballo de juguete.