En estos días apareció una nota en un medio provincial sobre lo “top” que es pasear en el Valle de Uco. Nuestra región se convierte día a día en un destino de privilegio para muchos turistas de alto vuelo. La belleza natural, un entorno de medioambiente cuidado, poblaciones con moderadas problemáticas sociales, y una infraestructura pública sumada al desarrollo de emprendimientos privados hacen del Valle de Uco un lugar de privilegio. Cuando uno pensó que la instalación de un hotel con varias estrellas era lo máximo, aparecieron otros emprendimientos cada uno superador del anterior, ya sea en servicios, gastronomía, visitantes de renombre, o lo que se les pueda ocurrir.
Paralelo a estas inversiones, en general de perfil enológico y turístico, la región continúa con su ritmo de trabajo y desarrollo en el que nos movemos los mortales comunes. Fincas, chacras, talleres, servicios, empleados, docentes, comercios, artistas, entre muchos más, hacemos el grueso de la vida en el Valle, y lo hacemos con gusto y con orgullo, construyendo un presente tan bonito que muchos, con diferentes bolsillos y aspiraciones, llegan y se asientan para quedarse. El desarrollo que tiene la zona, enmarcado en un entorno que trata de cuidarse, y con una idiosincrasia que valora lo autóctono, las tradiciones y la cultura, van modelando un lugar soñado para muchos.
Sin embargo, disfrutar de esto que nos pasa en la región, sintiéndonos “anchos” porque somos “destino top”, o porque simplemente al salir a dar una vuelta vemos un lugar tan hermoso, no debiera interferir para ver también todas las realidades. Primeramente, lo obvio, que es que mucha gente pasa necesidades, que vive muy mal, que no tiene los servicios básicos; lugares donde el agua potable llega poco, y la droga un poco más, solo para nombrar algunas realidades. En estos aspectos, siempre se debe trabajar más y mejor, sobre todo porque acá no somos tantos, y eso hace que sea menos complicado que en otros grandes centros poblacionales.
Pero más allá de pensar en lo urgente (y obligatorio), deberíamos mirar un poquito más lejos, prevenir el futuro cercano y lejano, trabajar en lo estructural, sin desatender la coyuntura. Sería importante que quienes deben pensar, lo hagan en serio. Por un lado, los políticos, y principalmente, los Concejos Deliberantes, y no solo acompañando o participando de planes estratégicos de turismo, o de ordenamiento territorial, sino definiendo o proponiendo acciones concretas en cuanto a las inversiones que llegan a la región, que se asientan en los mejores lugares, y que, es cierto, traen un turismo muy “top”, pero que en lo concreto, dejan pocas chirolas para nuestros pueblos.
Por otro lado, la realidad es que, la mayoría de estos nuevos emprendimientos, si bien resultan muy atractivos para sectores sociales “altos” para la gran mayoría de la región son inaccesibles o por lo menos intimidantes. Y en ese aspecto, también habría que revisar la cosa. Y no estamos hablando de proponer un asado popular en el restaurant gourmet, pero si, de por lo menos generar intervenciones y aportes para paliar necesidades, o contribuir con el desarrollo de las diferentes comunidades.
En síntesis, el Valle de Uco está “topísimo”. Ahora hay que lograr que, los miles que no se sentarán jamás en esos lugares tan paquetes, por lo menos reciban los beneficios que les corresponden por el usufructo de su suelo y su cielo.
2 comentarios
Treeeemendooo!! Espectacular!!! Difundamoos!!! :)
Genial.
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