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Pulverizaciones aéreas: el gobierno insiste y en Valle de Uco la nueva batalla ambiental cobra fuerza

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Una nueva lucha ambientalista se inició hace unos días en Valle de Uco, a partir de las pulverizaciones aéreas que el Gobierno pretende llevar adelante en toda la provincia, dentro del programa provincial de control de la polilla de la vid. La posición de un sector de la población, se identifica con la postura planteada activamente por grupos de productores orgánicos y ambientalistas, que rechazan de plano las aero pulverizaciones, por considerarlas potencialmente tóxicas y nocivas para la salud de las personas y animales.

La polilla de la vid es una plaga que llegó a la provincia hace unos años, y que a pesar de los intentos de erradicación, ha crecido significativamente, afectando gran parte de los cultivos en los tres oasis productivos de la provincia. Para intentar su control y erradicación, el gobierno provincial y nacional han lanzado un plan que incluye dos tipos de acciones en simultáneo: por un lado, lo que se conoce como “confusión sexual”, a través de feromonas aplicadas por cada productor en su cultivo, y por el otro, las pulverizaciones aéreas en toda la provincia, un método que según los técnicos de Iscamen busca asegurar la masividad del tratamiento, llegando incluso a fincas abandonadas.

El inicio de las pulverizaciones fue anunciado por el Gobierno hace aproximadamente tres semanas atrás, y generó la explosión de grupos ambientalistas, productores orgánicos y vecinos que rechazan la metodología. Aunque desde Iscamen y otros organismos afines, se intentó calmar los ánimos y revertir la situación, explicando en qué consisten las aplicaciones, y tratando de fundamentar la campaña de aeropulverización, la realidad es que las argumentaciones no han conformado ni a vecinos en general, ni a algunos legisladores locales que comenzaron a pedir explicaciones por escrito. En las últimas semanas quedó en evidencia, que el Iscamen debió informar con mayor anterioridad que pretendía iniciar una campaña que incluiría aeropulverizaciones, y cuáles serían los productos utilizados. Dentro de esta información también debió incluirse estudios técnicos sobre los productos, y un informe de impacto ambiental sobre la metodología utilizada. Sin embargo, como no se realizó una buena campaña informativa previa, y a partir de los rechazos vecinales, los técnicos de Iscamen (incluido su titular, Alejandro Molero) salieron a informar sobre la campaña en los últimos días, lo que tampoco logró llevar tranquilidad, y mucho menos conformidad a quienes están en contra de las pulverizaciones. El rechazo se fortaleció en tanto, por un lado, algunos organismos (en forma extraoficial) desaconsejaban las pulverizaciones por la falta de estudios específicos sobre la inocuidad de las aplicaciones, y por otro, porque hubo algunas contradicciones incluso entre las explicaciones de los técnicos de Iscamen. Además, el maltrato y subestimación hacia la posición de vecinos y ambientalistas, tratados entre otros calificativos de “ignorantes” y “fanáticos”, a través de algunas notas periodísticas, y también abiertamente, por algunos técnicos, funcionarios y legisladores, y algunos productores, no solo potenció la oposición, sino que revivió en la memoria de muchos, el inicio de la lucha en contra de las explotaciones mineras, que se inició hace más de una década en la región. Lo que dicen algunos vecinos y ambientalistas y opositores a las pulverizaciones aéreas, es: “cuando luchábamos para evitar las explotaciones mineras en Valle de Uco, también nos decían que eran “seguras” y que nosotros éramos ignorantes, y que nos oponíamos al progreso. Si no hubiéramos evitado las explotaciones mineras, posiblemente hoy tendríamos el agua contaminada como los pueblos de San Juan, entre muchos otros. Hoy nos vuelven a tratar de ignorantes, y la verdad, es lo que menos nos importa, lo que queremos es que no nos rocíen con nada, porque hay miles de ejemplos en donde se ha asegurado que estas pulverizaciones o fumigaciones son inocuas, y al tiempo se demuestra lo contrario, lamentablemente con cientos y miles de personas y comunidades que están sufriendo las consecuencias”.

En síntesis, las dos posturas

La campaña contra la lobesia

El gobierno inició una campaña de erradicación de la polilla de la vid, la lobesia botrana. Para su tratamiento se vale de dos sistemas: la aplicación de feromonas para la confusión sexual, y por otro, las pulverizaciones aéreas, con dos productos: uno orgánico, el bacilum turingensis, y un insecticida, considerado “banda verde”, conocido tradicionalmente como Coragen. Según Iscamen, en Valle de Uco, las pulverizaciones solo incluyen el producto orgánico. Oficialmente, se afirma que las pulverizaciones son totalmente inocuas tanto para las personas, como para los animales, y que incluso no afectan la fauna benéfica. Además, se ha informado que las pulverizaciones no se realizan cerca de las escuelas ni de las viviendas. Por su parte, los productores vitivinícolas afirman que es imprescindible el ataque a la plaga de la lobesia, porque corre serio riesgo gran parte de la producción.

Ambientalistas, orgánicos, vecinos y algunos concejales

Quienes se oponen a las pulverizaciones aéreas se basan: 1- no hay informe de impacto ambiental sobre la metodología. 2- que un agroquímico sea considerado “banda verde” no es garantía de inocuidad (el glifosato es banda verde, y la OMS ha dicho que es cancerígeno). 3- no se está respetando la distancia de fumigación de escuelas y viviendas. 4- no hay estudios certeros sobre los efectos del bacilum y el Coragen en la salud de las personas y las poblaciones. 5- las comunidades tienen derecho a decidir sobre las actividades que afecten su calidad de vida (Ley de Ordenamiento Territorial).