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Productores locales se enfrentan a la peor situación de los últimos 30 años

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Por Paula Hinojosa

El clima y las variables de la economía han creado un panorama de incertidumbre generalizada, y en muchos casos de una inminente catástrofe para la producción local.

Los datos son alarmantes. Entre el clima y una devaluación que en gran parte fue absorbida por el aumento del costo de los insumos, los productores de durazno, pera, manzana, y vid, y los bodegueros locales, se enfrentan a situación por demás complicada.

Los productores coinciden que el principal problema de esta temporada ha sido el clima, y los efectos que ha producido sobre la producción el fenómeno climático del “El niño”. Tal es así que lo ejemplifican: “creíamos que lo peor que nos había pasado era lo que sucedió en el año 2013 cuando se heló todo, ahí creímos que era lo peor, junto con una experiencia similar sucedida en el año 1992. Pero ninguna de los dos años fueron tan terribles como éste”, argumentan los productores de distintas frutas reunidos en la Cámara de Comercio de Tunuyán.

En primera instancia, los productores reconocen que los agobia la incertidumbre del momento macroeconómico, variables que no se definen y que no permiten esclarecer la forma de manejarse a la hora de vender su producción. En ese aspecto, Juan Antonio Ruano, un referente de la fruta en toda la región, reconoce una serie de problemas que se presentan de forma paralela, que derivan en que la actividad agrícola de la región se encuentre en profundo riesgo.

“Estamos en una situación muy difícil porque el nuevo gobierno aún no ha logrado una estabilidad económica en el momento que nosotros realizamos nuestra cosecha. O una definición macro, donde ya se puedan realizar negocios en base a determinados resultados por las medidas económicas tomadas. Es decir, no se sabe cuál va a ser la inflación dentro de dos meses, o el precio del dólar, y hay un panorama de gran incertidumbre. Entonces, en definitiva, el consumidor, el supermercado o los industriales, toda la cadena está confusa”, explica Ruano, en referencia al primer gran inconveniente que se le presenta a la producción regional.

Por otro lado, y como dato fundamental también para el diagnóstico de la situación, hay una merma de la producción más que considerable. “La cosecha de durazno está siendo bastante más inferior de lo que había pronosticado el IDR”, explica Ruano, quien afirma que particularmente ha tenido una reducción del 27% en su producción.

En relación a la merma en la producción, para el propietario de un frigorífico local la situación “es catastrófica” porque “la fruta no está”. Los datos alarmantes se intensifican cuando plantea que a los frigoríficos está ingresando menos del 10% de frutas de lo que ingresaba el año pasado. En relación al durazno, el empresario explica que el principal culpable es el clima, y que la producción de durazno fue afectada notoriamente por la monelia, hongos propios de la fruta.

Pero el complicado panorama no solo es consecuencia de que se ha cosechado mucho menos, sino que los costos han aumentado entre un 30 y un 35% más. Y a la par, una gran desigualdad en la cadena de producción y comercialización, en la que siempre el productor es el que se lleva la peor parte: “como habrá menos producción, el industrial elaborará menos latas, pero al parecer y por los precios que se están hablando (porque aún no se ha fijado), a nosotros nos van a pagar igual que el año pasado”, afirma uno de los productores afectados.

Según los consultados, informalmente ya se habla que el precio será de $3, 50 por kilo para el durazno de calidad, cuando en relación al precio del año pasado y al valor del dólar, se debería estar pagando entre $4 y $4, 30. Además, el costo de los insumos fue muchísimo más alto que el 10% que se está incrementando el valor de la fruta.

En síntesis, la situación no solo es incierta sino con perspectivas bastante oscuras: la cantidad de kilos cosechados (por las inclemencias del clima) será mucho menor a la de años anteriores; las fábricas oficialmente no han dado precios definitivos, pero se habla de valores similares a los del año pasado, aún cuando los gastos de producción fueron mucho mayores. Además, el panorama se sigue complicando cuando no se logra generar mercado para la exportación, y se ve resentido el mercado interno, donde se estaba colocando aproximadamente el 80% de la producción local.

Los productores de durazno confían

Si se refleja la ley de la oferta y la demanda, la situación puede ser distinta, y habría una luz de esperanza para que haya un ajuste para el productor. Lo histórico que se ha producido en latas se encuentra entre los 110 o 120 millones, y este año se van a elaborar menos de la mitad, y la producción no va a llegar a 60 millones de latas. Esto es lo que han manifestado técnicos pertenecientes al gobierno provincial reunidos días atrás con la Cámara de Comercio de Tunuyán. Y es en relación a esto que, el productor confía en recibir una compensación a medida que se vayan efectivizando las ventas de latas.

¿Qué pasa con la manzana y la pera?

En fruta de pepita la situación es mucho peor. “La manzana en nuestra región ya es casi un dinosaurio” dice un productor, en relación a las pocas hectáreas cultivadas que quedan. Y para la pera se presenta una situación más compleja aún: el mercado que se había conseguido ganar en Brasil años anteriores, este año prácticamente no existe por los sistemas cada vez más estrictos del vecino país. “Mientras el año pasado salieron 180 o 200 camiones, este año se han presentado 3 0 4 y rebotaron todos”. Ante la consulta de si la situación es similar a la de Rio Negro con la pera y la manzana, los productores argumentaron que la situación es similar aunque en la provincia sureña producen 10 veces más, por lo tanto la situación es 10 veces más grave.

La producción vitivinícola al borde del colapso

A esta altura del año, cuando aún faltan casi dos meses para la cosecha, las pérdidas en la cantidad de quintales ya son enormes, en relación con cosechas anteriores. A partir de las inclemencias climáticas, y de las pestes propias de las intensas lluvias, algunos calculan que la producción de uvas tendrá un rinde un 50 por ciento inferior a las de los últimos años.

Sin embargo, la complejidad de la industria vitivinícola de la región tiene otras variables que, según Laureano Gómez, un reconocido bodeguero de la zona, podrían impactar en la rentabilidad y en el panorama de productores y bodegueros.

“Se habla de un sobre stock de vinos de 200 millones de litros, yo creo que se van a elaborar otros millones, y va aumentar ese sobrante, con lo que podría colapsar el mercado interno. Además, muchas de las uvas que hoy se están produciendo son de mala calidad a partir del clima que hemos tenido, y probablemente, esas uvas terminen siendo vinos también de mala calidad. Otra variable que complicará aún más el panorama”, afirma el bodeguero, para quien también el aumento de los costos complicará la competitividad de los vinos argentinos en los mercados de exportación.

Un comentario

  1. Estimados siempre nombran a la fruta y la vid y se olvidan del tomate que es un cultivo que representa un buen porcentaje de producción en mendoza y sobre todo en el valle de uco. Este año con la cosecha va año ser mínima por las lluvias y la gran cantidad de piedra y granizo que a dañado y exterminado un muy alto porcentaje de los cultivos.

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