Si bien la obra apuntaba a fomentar un cambio positivo, para el comercio y la población, sin olvidar la promoción del turismo, hoy en día parece un callejón bien cuidado, pero deshabitado.
“Por una ciudad que se adelanta a los tiempos” es el lema que se exhibe en la placa de la peatonal Pellegrini de Tunuyán. Desde su inauguración en marzo del 2008 son muchos los comerciantes que debieron mudarse para no ser afectados por la poca concurrencia de clientes que generó la construcción de la peatonal, e incluso varios debieron cerrar sus puertas al no poder revertir la difícil situación de poco público y ventas y, la suba de impuestos y alquileres por ocupar un espacio “ muy transitado”.
El tránsito también se vio afectado, debido a la transformación que sufrió la ex calle Pellegrini: ya no existe un nexo directo entre la Ruta 92 y la avenida principal San Martin. Sumado a eso, se complicaron los accesos hacia el hospital Scaravelli como así también a diferentes sitios públicos o privados que se encuentran en calle San Martín. Esta situación, además de complicar a los vecinos que circulan habitualmente por el lugar, no es recomendable para ninguna ciudad que pretenda explotar la actividad turística.
La municipalidad de Tunuyán tiene gente encargada de cuidar y limpiar la peatonal, pero no dejan de surgir los “improvisados” que pretenden imponer su orden sin que nadie los solicite, creyendo que contribuyen a un crecimiento del espacio; en general, el resultado es que la gente responde evitando pasar por allí, perjudicando seriamente a los comerciantes del lugar.
La peatonal para muchos, fue un certero error, en donde no se respetan ni siquiera las señales de tránsito que se encuentran al final de la misma, siendo los denominados remises “truchos” los primeros en incumplir estas normativas, causando muchas veces , trastornos en la circulación de los vehículos que circulan por las calles cercanas.
Más allá de las buenas intenciones, lo que se planteó como crecimiento y desarrollo, hoy es para muchos vecinos motivo de queja y malestar. “Más que adelantarnos, hemos retrocedido” expresan varios comerciantes de la zona. Y no es para menos. Lo que prometía (más allá de los inconvenientes de tránsito) ser un centro turístico y comercial, hoy es uno de los lugares menos concurridos de la ciudad.