> Calendario del Archivo de Noticias <

Otra oportunidad

WhatsApp
Facebook
Twitter
Imprimir

Por Marcela Hinojosa

Jorge Difonso retuvo la intendencia de San Carlos convirtiéndola en el último bastión demócrata. Lo que se vislumbraba como un mano a mano con el ex intendente y candidato del Justicialismo, Mario Guiñazú, terminó en una victoria por amplio margen del oficialismo departamental. Los análisis, críticas y expectativas renacieron en una oposición que cometió errores para rearmarse y reprodujo estrategias electoralistas pasadas de moda y poco ingeniosas a la hora de enfrentar a un gran estratega político, montado en aparatos de propaganda profesionales y con poco recato a la hora de las promesas. Una nueva oportunidad para Difonso para cambiar el rumbo de un gobierno que, en sintonía con su ideología supo venderse, pero que al gestionar tuvo falencias, cuestionamientos y errores.

Jorge Andrés Difonso logró la reelección. La victoria del oficialismo demócrata y la derrota de la oposición justicialista y radical anclaron en una suma de factores y hechos. Hasta un mes y medio antes de las elecciones, el oficialismo departamental venía en picada, abandonado por muchos vecinos que se habían sentido decepcionados con una primer gestión de gobierno cuestionada y hasta denunciada. Sin embargo, en menos de dos meses, el referente ganso revirtió la situación: armó listas colectoras que garantizaron votos de sectores específicos (policías, docentes, profesionales, etc); reforzó toda la artillería comunicacional sin improvisación: usó los medios de comunicación “amigos” y los que “militan” su gestión, armó infinidad de grupos en las redes sociales, “inventó” gigantografías móviles en bicicletas y hasta el Pelado Cordera repitió en boliches y spots “la lucha” de Difonso “contra la minería”. El líder ganso (dicen que todo lo piensa y decide él) hizo un zafarrancho de obras y obritas en tiempo récord y hasta se insinuó amigo de Cristina, aún cuando tiempo atrás le cortaba la ruta durante el conflicto de la 125.

Si la tendencia a la reelección de los oficialismos, la gran propaganda y las estrategias de alianzas y colectoras no bastaban, sus equipos caminaron el departamento una y otra vez. Y además, y fundamentalmente, el intendente sumó votos uno por uno y en forma personal: a uno le prometió una casa, a otro un lote, a otro un trabajo. Dicen que durante los últimos dos meses hubo varios cientos de contratados nuevos, mientras otros esperan poder ingresar al municipio, según lo prometido.

Sin embargo, no fue solo su habilidad lo que definió las elecciones: los radicales y los peronistas casi no evolucionaron de elecciones anteriores y les pasó el “colectivo” por arriba. Si bien, los herederos de Firpo lograron unificarse, el candidato resultó demasiado desconocido y la lista de concejales no sedujo, sobre todo porque en primer término se repetía una propuesta de años y años. Mientras tanto, los peronistas se perdieron el gran empuje del gobierno K por repetir viejos errores: acuerdos que no debieron ser, peleas internas que los desgastaron, una campaña desordenada e insoportablemente ruidosa y la dilación especulativa para declararse fans de Cristina.

Ahora el panorama es, si se lo aprovecha, una nueva oportunidad: para justicialistas y radicales de renovarse en serio, sacudiéndose las telarañas de una vieja forma de hacer política, pensando y trabajando, pero no solo en un contexto pre electoral. Y para Difonso, es la oportunidad de mostrar que no solo tiene equipo de marketing sino también de gestión de gobierno. Obviamente, tendrá que cumplir lo que ha prometido y corregir errores del pasado. A unas semanas de las elecciones, y desde una perspectiva optimista, parece que los opositores ya comenzaron a reflexionar y a pensar en los cambios y, desde el oficialismo se ha mostrado concretamente acciones que se materializan en un departamento activo y bastante limpio. Habrá que esperar para ver cómo sigue la historia.