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Opinión: “Una tarde de incertidumbre en Tupungato”

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RUMORESSiempre ha resultado fascinante la propagación de un rumor. La mayoría de los rumores  se asocian a la agresividad, una minoría a la ansiedad o miedo y una minoría marginal a contenidos optimistas.

Los estímulos negativos tienen mayor peso en la percepción social en general. Normalmente, un rumor en tiempo de crisis, crea una especie de psicosis colectiva.

Eso sucedió en el departamento de Tupungato el lunes por la tarde. Rumores de saqueos invadieron la ciudad, y la incertidumbre se apoderó de los comerciantes que, con un miedo latente debido a la situación generalizada en el país, se hicieron eco del rumor. Los negocios cerraron sus puertas con rejas y candados.

Nace el rumor

Las gerencias regionales de los grandes supermercados que se encuentran en Mendoza, dieron la orden a las filiales de los Departamentos, qué, como medida de prevención cerraran los locales antes del horario habitual. La policía, haciéndose eco de esta medida, se trasladó a los locales en forma de custodia. Una imagen poco común para los tranquilos pobladores.  En ese momento, comenzó a correr la voz. “Hubo un intento de saqueo en el Supermercado Átomo”; “Están robando en el VEA”, “Vienen saqueadores desde Las Heras, Guaymallén y el Fachinal”, “Están rompiendo vidrieras y autos” y “La policía está acuartelada”, versiones que fueron categóricamente desmentidas por el Subcomisario Ariel Navea, de la departamental. Navea explicó: “Hemos tenido un fin de semana movido, tanto a nivel departamental, provincial y nacional por los acuartelamientos de la policía. La policía de Mendoza está trabajando con absoluta normalidad, con patrullajes preventivos como lo se viene haciendo, con policías de a pie, en bicicleta”. Con respecto a lo que sucedió esa tarde, aseguró que el cierre de los supermercados se debió a que habían recibido indicaciones expresas de las gerencias regionales de la ciudad de Mendoza, “teniendo en cuenta los problemas que se presentan en la ciudad capital”, de que cerraran los locales. “Esto, aparentemente, creo una psicosis en los negocios más chicos, que al ver que los grandes cerraban creyeron que habían algunos incidentes y tomaron la misma medida”, resume el Subcomisario.

Con respecto a las versiones sobre posibles saqueadores de otros departamentos, Navea aseguró que no existía ninguna información certera, pero que se habían reforzado los puestos de Iscamen y de Zapata, arterias principales de ingreso a la villa cabecera. Asimismo, aseguró que “no hubo ni habrá acuartelamiento de la fuerza policial en el Departamento”.

Efecto Dominó

La locución adjetiva “en cadena” se usa con referencia a procesos que se efectúan o producen en transmisión o sucesión continuadas, y en los que a veces cada paso provoca el siguiente. La reacción en cadena característica del dominó se llevó al campo político en los años cincuenta del siglo pasado. Se utilizó de manera metafórica para ilustrar la teoría de que un país del sudeste asiático que se hiciera comunista causaría inevitablemente que lo hiciera su vecino y así sucesivamente.

La primera ficha del dominó fue la policía de Córdoba, foco incendiario que desató todas las acciones posteriores en el país. El acuartelamiento policial, producto de promesas incumplidas por el Gobernador De La Sota, fueron la pira desde donde se catapultó el resto. La escala salarial era la más baja a nivel nacional. La pésima gestión del gobernador produjo esta situación; triplicó el sueldo de los uniformados en un santiamén. La reacción lógica en cadena fue: “si les resultó a los cordobeses, por qué no a nosotros”, y así sucedió. Fue simplemente el uso de la ecuación lógica por parte de los uniformados.

Para la población, el sentimiento de indefensión ante posibles saqueos y la pérdida total de aquello que genera el alimento diario, crea un ambiente de pánico social. En los medios masivos de comunicación, las imágenes elocuentes de los comerciantes que han perdido todo luego de los actos delictivos, dejan una amarga sensación de abandono por parte de aquellos que deben velar por la seguridad general.

No importa si el rumor que se genera tiene fundamentos taxativos. No importa que los departamentos policiales locales desmientan los acuartelamientos. La pregunta generalizada a través del miedo es: “Si en todos lados pasa, qué impide que pase acá también”.

Son ladrones no saqueadores

Página 12 cita “el Gobierno calificó de “acciones deliberadas para generar caos” con fines desestabilizadores las acciones policiales y los intentos de saqueo. Justicia denunció “una red organizada” e investigará la relación de los robos con las protestas policiales. Hubo un muerto en Concordia, otro en Jujuy y otro en Chaco. Todos los bloques del Congreso rechazaron la extorsión policial”. Ya son nueve los muertos en el país.

Desde los sectores más marginales, la práctica de salir a “saquear” se ha estandarizado aprovechando las (in)acciones policiales, por ende se deben catalogar como lo que son: simples ladrones, oportunistas y malvivientes. En Córdoba, los “saqueadores” publicaron en las redes sociales los actos delictivos y algunos hasta vendieron los artículos que robaron. Esto da cuenta, no sólo de la impunidad con la que se movieron sino del abismo moral y cultural que sufre la sociedad y que salió a la luz.

Desde el otro ángulo, han generado una sensación de inestabilidad y psicosis en la sociedad. Se pretende crear en el inconsciente colectivo, la idea de un panorama político-económico que emula al 2001. Nada más alejado de la realidad pero que genera pánico social y malestar general.

Cecilia Figueira Tibiletti