Otra vez la violencia aparece bruscamente en nuestra vida social, y nuevamente aparecen las múltiples voces que repiten irresponsablemente información confusa, apuntando con los dedos juzgadores a ciertas personas evitando señalar a otras.
Un joven muere después de agonizar una semana por haber recibido una brutal golpiza a la salida de un lugar de diversión nocturna. Otro joven, extranjero, también es víctima de una cobarde agresión en un lugar de diversión y esparcimiento. Varios hechos de violencia con desenlaces menores que los anteriores se repiten en las inmediaciones de lugares bailables, o a la salida de eventos deportivos.
Algunas radios y periódicos locales reproducen la información sin analizarla, dan las versiones confusas que circulan a modo de rumor, y generan la polémica que les asegure mayor nivel de audiencia o de lectores según el caso.
¿Nadie se cuestiona por qué nos suceden estas cosas? ¿Por qué esos medios no consultan fuentes mejores informadas o especialistas que analicen el problema? ¿Por qué los adultos (en su mayoría) se limitan a juzgar a los demás sin mirarse a sí mismos?
Este escrito es un intento de ampliar la mirada para no caer en miradas prejuiciosas y análisis veloces y livianos.
Muchos de los implicados en estos hechos son jóvenes con antecedentes violentos, en su trayectoria escolar, problemas intra familiares o en eventos deportivos. Algunos de ellos ya tenían denuncias en su contra por agresiones físicas.
Ante esta certeza las preguntas apuntan al sistema de justicia. ¿Hace su trabajo la policía tomando y dirigiendo a quien corresponde las denuncias? ¿Qué pasa en los juzgados? ¿Hay suficientes jueces? ¿Las denuncias menores son consideradas poco importantes?
La denuncia sobre la golpiza contra el joven que perdió la vida el último sábado no hubiese generado detenidos sino hubiese sido por el fatal desenlace, y sus agresores podrían haber seguido agrediendo a otras personas, como ya lo habían hecho.
Hay tres juezas suspendidas en el Valle de Uco y están en proceso de jury, pero las causas que duermen en sus despachos no tienen movimiento.
Aparece aquí una cuestión coyuntural y urgente que es la cantidad de trabajadores de la justicia y la velocidad de la misma. Una justicia lenta difícilmente sea justicia.
Por otro lado, está el tratamiento que los medios de comunicación locales hacen sobre este tipo de hechos. Difusión de trascendidos, micrófono abierto para quien se acerque sin mediar ni medir lo que se dice, y el alimento del miedo y los prejuicios.
¿Por qué no dan el mismo tratamiento a todos los implicados en casos de violencia? ¿Por qué cuando un inspector del Estado es agredido por alguien de familia de buenos ingresos económicos la repercusión no es la misma? No hace mucho un joven agricultor agredió fuertemente a un empleado público que hacía su trabajo, y el hecho no fue muy difundido. La carátula también es intento de homicidio porque utilizó en la agresión elementos que podrían haber provocado la muerte.
Parece que es más fácil difundir irresponsablemente la información cuando los implicados pertenecen a una clase social sin mucho dinero ni acceso a la información.
Hay casos en Tunuyán que me vienen a la memoria, como la muerte de un hombre en plena vía pública por una discusión. Claro que el agresor tenía ciertos recursos y el caso duerme en tribunales desde hace años.
¿Por qué los medios de comunicación no analizan las causas o responsabilidades? Se supone que para estar detrás de un micrófono se debe tener cierta formación que entre otras cosas les permita ver la responsabilidad que a ellos les compete.
Los medios y los adultos que se rasgan las vestiduras juzgando a los jóvenes, ¿no se han preguntado que hacen ellos para ofrecer algo mejor a esa juventud? ¿O por lo menos lo que hace el Estado como organización política de la sociedad?
¿Cuántas actividades culturales, deportivas o recreativas ofrecemos como adultos a nuestros jóvenes? ¿Cuántas entidades compuestas por adultos les muestran a los pibes que hay otras cosas? ¿Cuántos espacios o actividades financia el Estado para promover otras conductas en los jóvenes? ¿Cuántas oportunidades les ofrecemos como sociedad?
Desde el “no te metás” de los años 70 las actividades comunitarias fueron perdiendo importancia, desvalorizándose. Primero por el miedo, después por el impulso de un individualismo exacerbado, y por la desaparición de políticas de Estado que generen en los jóvenes otras formas de entender la vida.
Desde hace unos pocos años algunas cosas han cambiado: hay algunas políticas deportivas como los torneos Evita, o el programa Conectar Igualdad impulsados desde Nación; Programas Provinciales como el De la Esquina a la Escuela o De la Esquina al Trabajo; y el regreso de algunas generaciones jóvenes a las organizaciones sociales como los clubes.
Eso es un movimiento nuevo de políticas sociales de promoción de ciertos valores y conductas, pero se las percibe muy aisladas. Todavía tenemos dirigentes políticos y sociales que no están a la altura de las necesidades, y personas muy capaces que se quedan en sus casas.
El terrorismo de Estado que mataba a sus jóvenes, la década de políticas neoliberales que destrozó el tejido social y amplió las desigualdades, nos han dejado una comunidad muy desunida, con mucha violencia explícita y latente, que solo se logrará revertir con acciones concretas, coordinadas, valoradas y difundidas.
El voto desde los 16 años puede ser una iniciativa que genere que los políticos empiecen a preocuparse por los jóvenes y destinen dinero a financiar espacios deportivos, culturales y de capacitación en distintas capacidades. Si como sociedad dejamos a nuestros jóvenes en manos del mercado, pues sepamos que estos hechos continuarán y se empeorarán.
Caso contrario, a señalar menos, y a ponerse a trabajar para generar acciones desde los clubes, bibliotecas, escuelas, medios de comunicación, uniones vecinales y sobre todo, desde el Estado.
Juan Jofré
4 comentarios
El problema real es socio-cultural, pero las herramientas que hay ya no sirven. Se trata de encarar una reconstrucción total del entramado social, de interesarse por el otro. Del estado no esperemos nada porque las estructuras conocidas están cayendo, ya no sirven. Ver http://pedrosegundoelultimopapa.blogspot.com.ar/
me gusto la editorial.
hay que votar a daniel cassia para que cada antisocial este donde tiene que estar…. en reformatorios o carcele… hay que combatir a los que son una amenaza para la sociedad
Juan,con respecto a los medios estoy en la obligación, como Periodista recibida y futura Licenciada en Comunicación, de decirte que,como bien comentabas, se supone que los que están en lis medios están capacitados. Eso es una falacia. Aquí en Tunuyan creo que tenemos 2 o 3 periidistas verdaderos en la amplia gama de radioemisoras y en los canales de televisión. Justamente,hay un montón de incultos e impreparados,que llevan su irresponsabilidad comunicativa al límite de la vergüenza,el amarillismo y la amoralidad. Como bien decís,con URGENCIA hay que revisar nuestra sociedad,comenzando con quienes nos gobiernan,siguiendo por quienes deberian garantizarnos paz y justicia y terminando por el llamado «cuarto poder»,el que crea ideologias,informa a la gente y mueve masas. Yo como Periodista me autoanalizo justamente para no caer en los facilismos de la profesión,todos deberíamos hacer lo mismo,y exigir que se controle a los demás. Saludos cordiales.
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