Opinión: “Que los incidentes no opaquen una Tonada for export”

Si usted la vio por la TV Pública, que por primera vez realizó la transmisión en vivo, se dio cuenta que los artistas y sus espectáculos fueron de primer nivel, de lo mejor que se puede apreciar en el país en materia de festivales regionales. Y si pudo asistir alguna de las noches, no solo habrá disfrutado del espectáculo central, sino además, de una grandísima estructura y organización que concretaron un impresionante festival. Es lamentable que, muy pocos medios provinciales o nacionales hayan difundido la esencia y el esplendor de esta gran movida cultural, y que otros, hayan prestado más atención a incidentes, que aunque merezcan ser contados (según el criterio de cada medio de comunicación) no deberían invisibilizar cuatro noches de cultura y entretenimiento con nivel de exportación.

Por la edición número 32 del Festival Nacional de la Tonada pasaron los artistas más reconocidos y queridos de nuestro país: Soledad Pastorutti, Víctor Heredia, el Chaqueño Palavecino, Abel Pintos y Los Tekis. Junto a ellos, también desplegaron su talento Los Huayra, el dúo Orozco Barrientos, Sergio Galleguillo, Los Trovadores de Cuyo, Juanita Vera, Los Chimeno y hasta la murga La Buena Moza, entre otros. Un escenario de 23 metros de boca libre y 40 metros lineales en el nivel superior, permitió que los artistas fueran observados desde todos los ángulos del anfiteatro, mientras que dos pantallas gigantes acercaron los detalles de los espectáculos. Realmente el escenario se vio magnífico, mucho más aún a través de la televisión, que permitió compararlo y destacarlo en relación con escenarios de otros festivales.

En los alrededores del predio principal, los artesanos, los puestos y ranchos de comidas, la peña, el patio de encuentro, el sector de juegos de niños, la peña para niños, la carpa de la cultura, entre otros sectores y atractivos, completaron un festival que atrajo a más de cien mil personas. Hubo buena organización, la gente anduvo tranquila, sonriente, disfrutando aquí y allá de todo lo que se ofrecía. La policía, el hospital, y otras instituciones aportaron a la seguridad y tranquilidad. Si hubo peripecias, eventualidades, fueron mínimas, en general las familias y grupos de amigos pudieron disfrutar de cuatro noches en las que, incluso el clima, conspiró para que todo fuera de la mejor manera.

Seguro que hubo cosas mejores y peores que en otras ediciones del Festival. Incluso algún incidente (que se deberá aclarar) que si bien, no llega a opacar tamaño evento cultural, lamentablemente desvía la atención hacia lo negativo. No debería ser así. Antes que nada, no debería haber incidentes, descuidos, malentendidos, o equivocaciones. Pero si sucede (o si parece que sucedió) deberíamos tener la suficiente autoestima y criterio para separar las cosas: la edición 32 del Festival Nacional de la Tonada fue un evento cultural impresionante, con nivel de exportación, y accesible para todos, que fue posible gracias al trabajo duro de mucha gente, no solo durante este año, sino durante muchos años. Eso es lo más importante: sentirnos orgullosos de tener tamaña fiesta, semejante lugar de encuentro en donde no solo nos reunimos los valletanos, sino gentes de diferentes lugares del mundo.

Si los de afuera quieren reducir la Tonada a difundir escandalosamente un incidente que ni siquiera está muy claro, que lo hagan, es su trabajo, es su derecho, es su interés. Creo que nosotros debemos, obviamente aclarar las cosas (y sancionar a quien se deba), pero sobre todo, valorizar nuestras grandes acciones, nuestros hitos culturales, nuestros símbolos de tradición. Creo que debemos sentirnos orgullosos de poder mostrar al mundo (como sucedió a través de la TV Pública) un acontecimiento cultural impresionante, un evento del mejor nivel, un espacio donde las raíces y el presente se fusionan en forma maravillosa. El 32º Festival de la Tonada está entre los mejores festivales del país. Esa es la noticia, y eso, es lo más importante. Que nada ni nadie nos quite la felicidad y el orgullo de una fiesta bien valletana.