> Calendario del Archivo de Noticias <

Opinión: “La plata de los jubilados”

WhatsApp
Facebook
Twitter
Imprimir

Por Rayén Castro

Con cada medida que el Gobierno Nacional establece como forma de financiación para los fondos de la ANSES, sucede lo mismo. «Otra vez andan manoteando la plata de los jubilados», se oye decir casi al unísono entre dirigentes y medios de comunicación opositores. Podría pensarse que ya forma parte del sentido común, pero a diferencia de otros temas que engrosan la madeja de discursos que encontramos al sintonizar cualquier AM, aquí no hay sólo una cantera del patrimonio de las derechas. Lejos de ello, más de uno de los referentes del progresismo suele argumentar en sentido similar.

Cabría preguntarse por qué sucede ello. Equívocos, silencios y, cuándo no, toques de mala fe de sus enunciadores seguramente contribuyan. Aunque no cabe descartar la responsabilidad del Ejecutivo Nacional y funcionarios subalternos, poco afectos al tono didáctico y las explicaciones.

La enésima actualización de la polémica se registró cuando Cristina Fernández anunció por cadena nacional el lanzamiento de una línea de créditos para la construcción de 400.000 viviendas en el plazo de cuatro años, con una tasa más que accesible y un piso de ingresos bajo, lo que abre una auspiciosa oportunidad para paliar el duro déficit habitacional que registra nuestro país. Obviamente, no todo fueron flores: que el ambicioso plan fuera proyectado con financiación de la ANSES disparó nuevamente la catarata de críticas antedichas.

Tal vez pueda ayudar a derribar esos argumentos informar que esa entelequia llamada “la plata de los jubilados” es, en principio y en parte, dinero de los trabajadores pertenecientes al mercado laboral formal a través de los aportes a la ANSES. El resto se compone, fundamentalmente, de fondos provenientes de la recaudación de impuestos nacionales.

Por otro lado, el destino de parte del Fondo de Garantía de Sustentabilidad -creado para asegurar el pago de jubilaciones en caso de contingencias- hacia la actividad productiva no es sino una obligación lógica, que claramente se justifica si se comprende que sin volcar ese dinero hacia la producción su valor real resultaría altamente depreciado por -y no sólo- la inflación. En el caso de los créditos hipotecarios se intenta forjar un círculo virtuoso que devenga en puestos de trabajo en blanco, traducidos en aportes provisionales, y estímulo a la construcción, aumentando consigo la recaudación fiscal.

Para aquellos que, no sin un claro talante conservador, critican programas de seguridad social que no tienen como beneficiarios a ciudadanos de la tercera edad como la en extremo ponderable Asignación Universal por Hijo, deberían al menos saber que en aquellas democracias más justas y con menores índices de desigualdad, medidas similares a ésta (por caso, los seguros de desempleo) son las que sostienen el consumo sostenido en todas las capas sociales.

Por supuesto, no se deja de lado la certeza de que aún habiéndose recompuesto el monto de las jubilaciones, todavía resulta harto insuficiente, sobre todo para aquella mayoría que cobra el haber mínimo. Sin embargo, contra lo que el lugar común alienta, los fondos de la ANSES están lejos de desfinanciarse: si comparamos el promedio de los años 96-98 -los más representativos de la convertibilidad- al 2010, la Seguridad Social pasó de representar en el PBI del 3,8% al 7,1% de la recaudación tributaria nacional. Los motivos estuvieron dados, según el CIEPYC (Centro de Investigación en Economía Política y Comunicación) a tres orígenes: “la eliminación del tope máximo para las contribuciones patronales, la recuperación de los aportes que se desviaban a las AFJP y el aumento del empleo y los salarios formales“.

Ayudaría seguramente que muchos de los que tan desvelados parecen estar con el destino de esta “caja” (como suelen llamarle), que son a su vez los que trinan cuando a sectores acomodados visita la AFIP, sinceraran que en el fondo aspiran a un imposible: quieren las lujosas prestaciones estatales de las democracias escandinavas con la ínfima presión fiscal del África subsahariana. Un ideal que, si no alentado por la ingenuidad, lo es por el más llano cinismo.

2 comentarios

  1. malversación de caudales públicos? por favor, cintya me parece que deberías estudiar un poco mas para saber lo que es la malversación de caudales públicos… te estan dando una explicacion sobre lo que significa que se inviertan los fondos del ANSES.. si quieres te lo digo en criollo, si esos fondos no se invierten se devalúan, y cuando se le tenga que pagar a los jubilados no va a valer esa plata… ademas la diferencia con el sistema de afjp, es muy claro, antes las afjp esa plata la invertian para beneficio propio y sostiendo margenes de ganancias extraordinario, hoy el estado lo hace para beneficio de todos los argentinos….
    muyy buena la nota….

Los comentarios están cerrados.