En estas últimas elecciones, la ciudadanía le exigió a la política girar en un sentido de diálogo, de distribución no solo de la riqueza sino también del poder político, ese fue el mensaje. Eso está claro: las cámaras de representación se han repartido y nadie concentra una mayoría, todas las fuerzas actúan como minoría y se necesitará de fuertes diálogos en función de lograr acuerdos o políticas de Estado. Pero ahora estamos en otro momento, estamos frente a la elección de presidente, el balotaje debate el país entre dos opciones claras, es decir que estamos frente a la posibilidad de elegir qué es lo que queremos como futuro.
Las elecciones pasaron, lo que se suponía un contundente triunfo del Frente para la Victoria, no fue tal, apenas dos puntos y medio fue la ventaja que obtuvo el oficialismo. Y lejos de ganar en primera vuelta, se abrió el camino al balotaje.
Así fue, 600.000 votos más fue la ventaja que Daniel Scioli obtuvo frente a su inmediato competidor Mauricio Macri. Y como era de esperar la Argentina se polarizó, dos candidatos, dos opciones. El debate se abrió, aunque algunos lo nieguen, y lo real es que la el país entró necesariamente en una disputa, por supuesto que en términos de lo que la vida democrática impone, y es casi innecesario aclararlo.
La cosa está así, de un lado Daniel Scioli representante del Frente Para la Victoria y del otro Mauricio Macri representante de la Alianza Cambiemos. Dos modelos claramente opuestos, los primeros centrados en la opción de un Estado interventor y dinamizador de la economía vía inversión y sostenimiento del consumo, y del otro lado un proyecto centrado en el dominio del mercado y el corrimiento del Estado, entendiéndolo a éste como un obstáculo para el crecimiento económico. Son claramente opuestos, y es la Argentina la que decide con su voto cuál resultará victorioso.
Seguramente que nadie esperaba los resultados, parecía que Daniel Scioli se los llevaba puestos en primera vuelta y no fue así, solo un poco más de medio millón de votos sobre un total de 24 millones lo separó de su inmediato competidor Mauricio Macri. La situación fue clara, después del domingo todos salieron a definir su estrategia: por un lado Scioli afirmó contundentemente el debate entre dos modelos de país, y por otro lado, Macri representante de la Alianza Cambiemos, fiel a su estilo, prefirió no hablar de modelos políticos y económicos y hacer énfasis en las formas.
Ahora bien, la intriga pasa por saber qué es lo que se votó en las elecciones pasadas donde un alto porcentaje de votantes no optó ni por uno ni por otro, y dió un mensaje indescifrable. Sin lugar a dudas, los últimos doce años en la Argentina han sido de fuertes transformaciones en la vida de todos, nadie, ni los más opositores pueden negar los avances conseguidos, fácilmente si uno observa lo inmediato de su vida, se verá claramente el avance. Está claro que los avances o lo conseguido se observa desde la lógica de lo que se tiene, y claramente las expectativas y las demandas aumentan: quienes lograron comprarse un auto ahora pretenden la casa, y si se consiguió trabajo la expectativa es que sea en blanco, y si se está en blanco es que los aumentos sean más significativos y si lo son es no pagar impuesto a las ganancias. Hacer crecer la demanda habla claramente de una sociedad saludable, es decir que la expectativa es ascendente, va en aumento y eso no solo habla bien de nosotros como sociedad sino también de las políticas implementadas.
¿Qué sucedió el pasado domingo donde más del 60% de los votantes se inclinó por una opción distinta a la del proyecto político que ha garantizado el desarrollo de todos los argentinos? Bueno, yo creo que los electores dieron un mensaje, no de cambio en las políticas públicas, porque creo que nadie buscaría anular los avances, sino que pretendió dar un mensaje de aumento de las demandas y de un vuelco de timón en las formas en las que se ha venido ejerciendo la política.
Es en ese sentido que no se inclinó mayoritariamente por una o por otra opción de gobierno, sino que pretendió dividir el reparto del poder y exigir mayor diálogo en un sentido positivo.
Nadie, o la gran mayoría, está en desacuerdo con los aumentos de salarios, ni con la recuperación de los bienes del Estado, ni con los avances en educación, llámese aumento del presupuesto, neetbook, obligatoriedad del secundario, construcción de escuelas etc, o con que se subsidie el gas, la luz o se pague la AUH a quienes están en situaciones de vulnerabilidad. Sin duda alguna, la gran mayoría de los argentinos ha visto con buenos ojos estas acciones llevadas a cabo por el Estado, sino no hubiera votado en reiteradas oportunidades al Frente Para la Victoria, o Macri no hubiese cambiado su opinión en relación a estas políticas.
Pero en estas últimas elecciones, la ciudadanía le exigió a la política girar en un sentido de diálogo, de distribución no solo de la riqueza sino también del poder político, ese fue el mensaje, eso fue lo que se votó el domingo.
Pero ahora estamos en otro momento, estamos frente a la elección de presidente, ya no hay en la boleta ni dirigente provincial, ni dirigente refractario con su discurso autoritario, y sin duda alguna, el reparto de poder político en la Argentina abre una etapa de diálogo. Eso está claro: las Cámaras de representación se han repartido y nadie concentra una mayoría, todas las fuerzas actúan como minoría y se necesitará de fuertes conversaciones en función de lograr acuerdos o políticas de Estado.
Pero como dije, estamos en otro momento, en otra elección, el balotaje debate el país entre dos opciones claras, es decir que estamos frente a la posibilidad de elegir qué es lo que queremos como futuro.
Probablemente los últimos doce años merecen una reflexión sobre los aspectos positivos de quienes han denostado el proyecto político del FPV, básicamente porque los avances están frente a las narices, y no hay lugar a dudas: si tu vida cambió fue, no sólo producto de tu esfuerzo sino de las condiciones que se generaron alrededor.
Pero también, quienes acompañan o son militantes de este proyecto deben necesariamente pensar y repensar en un sentido amplio sobre los errores cometidos, sin duda alguna no se debe anular en estos momentos la capacidad de autocrítica, sino más bien se debe ampliar, asumir que es necesario atender las nuevas demandas y que se deben repensar las formas en las que se interpela a la ciudadanía.
Digo esto porque es necesario avizorar tanto en unos como en otros que la solución a las problemáticas que tiene el país, no es menester de Mauricio Macri solucionarlas, básicamente porque el proyecto de gobierno de Macri no lo contempla. Su acción política está dirigida a favorecer a los que más tienen, y no hablo del vecino de clase media que se compró con mucho esfuerzo la casa o cambió su auto, hablo de los sectores que no vemos a diario, que no existen en nuestra cotidianeidad, los dueños de los bancos que en el 2001 se quedaron con tus ahorros, los dueños de las grandes empresas que manejan el precio de la uva, el tomate, el zapallo y condenan a sobrevivir a duras penas al productor. Macri piensa en ellos porque naturalmente su origen así lo dice, además de sus actos.
El país entró en una coyuntura difícil, dos modelos de país se debaten, lo cual no quiere decir que tengamos que enojarnos o pelearnos con el vecino que está al lado y piensa distinto, pero si es pertinente debatir ¿Qué tipo de país queremos? Porque ahí es donde radicará la responsabilidad que cada ciudadano tenga en el futuro, hoy más que nunca podemos ver claramente qué representa cada uno de los candidatos y eso es bueno, porque en el futuro nadie podrá decir que no sabía, que le mintieron. Ahí están dos boletas, dos proyectos antagónicos, dos formas de ver y de pensar, dos candidatos, la decisión de cómo queremos que sea el futuro está en la boleta que metamos en el sobre. Lo bueno -y lo repito- es que en nosotros está la responsabilidad.
Prof. Rodrigo Hinojosa
Un comentario
coinsido que macri no tiene en sus planes al pueblo sino intereses propios y de cada monopolio que se lleva el dinero de argentina,de eso sabe mucho este señor..OJO…
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