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Opinión: “Club de París y Estanflación”

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deuda-externa_640x423Recientemente hemos escuchado sobre la reprogramación de la deuda contraída con un conjunto de países allá por la década del 50. En ese momento fueron 600 millones de dólares, y al día de hoy, entre pagos y nuevos préstamos se hicieron como 9700 millones de dólares.

La verdad es que habrá un plazo de entre 5 años y 7 para pagar. O sea, si a la Argentina le va bien en su economía debería poder cancelar en 5 años, o incluso menos, porque parte del arreglo fue que dentro de la cuota hay un mínimo, o sea el primer pago es de 1800 millones de dólares, si al momento del pago pudiéramos pagar más se pagaría más. Y llegado el caso de que Argentina no tuviere el crecimiento esperado para poder pagar la deuda en 5 años, podría extenderse el plazo hasta 7 años.

Viéndolo así, no pareciera ser un mal acuerdo, máxime si se tiene en cuenta que la tasa acordada es 3% anual, por la refinanciación de ésta deuda. Toda vez que en la región las tasas de endeudamiento rondan entre el 4% y el 5%. Estamos endeudados a tasas normales, pero no hay que aplaudir tanto porque son tasas en dólares, o sea, los pagos deben hacerse en dólares.

Si traducimos directamente la tasa acordada al dólar actual vemos que estamos endeudados al 24% anual, la cuenta es fácil, 3% a $8 del cambio actual. Qué quiere decir esto. Varias cosas, primero que estamos endeudados en pesos al mismo índice de inflación que está arrojando el INDEC. Podríamos decir que la inflación oficial licuaría el interés contraído para 5 años. Si hablamos en términos reales, con una inflación del 30%, diríamos entonces que nos “pagan” para endeudarnos, pues existe una diferencia de 6% anual entre la inflación y la tasa de interés.

Hasta acá vamos explicando un fenómeno tal vez exclusivamente monetario. Pero estamos dejando de lado el tipo de cambio. Pues en la actualidad el Banco Central está realizando pequeñas devaluaciones, actualizando así la brecha de competitividad para el sector exportador. Esto querría decir que si se actualiza permanentemente el tipo de cambio, el acuerdo con el conjunto de países que forman “el Club de París” puede llegar a ser un futuro dolor de cabeza.

Dicho esto, nobleza obliga decir que es muy bueno honrar las deudas, refinanciar una deuda, pagarla, definitivamente o incluso en los pagos correspondientes, habla bien del deudor de cualquier forma.

La credibilidad de pagar implica confianza, se traduce en crédito, mejores calificaciones de los organismos transnacionales, de entidades financieras, etc. Sería irresponsable afirmar que luego de este acuerdo llegarán al país todas las iniciativas inversoras del exterior, juntas, voluminosas y rentables para el país y para ellos. Pero también es irresponsable decir lo contrario, hay muchas probabilidades de que tanto una posibilidad ocurra como la otra, o sea, estamos a cincuenta y cincuenta. De cualquier forma hay que buscarle el lado bueno.

Hoy la realidad indica que es muy bueno desde el punto de vista político internacional macroeconómico. Pero no es la única medida o decisión que debe tener el gobierno. Debe seguir dando señales de seriedad y coherencia. Si no se controla la escalada de los precios de todos los sectores, la posibilidad de que lleguen inversiones es poca o nula. Aun siendo optimistas y usando el índice inflacionario de Indec, si una inversión llegase, la obligaran a hacerse de mano de obra que no necesita, como lo ha hecho este gobierno, le subieran los costos de esta mano de obra permanentemente, así como todos los otros costos de producción, no pudiere importar insumos, y no pudiere sacar las divisas obtenidas, sería muy probable que ni llegue u opte por venir.

Quiero decir que no es una panacea honrar una deuda, sólo es una señal.

Acá entra el otro tema de la columna, la recesión, la recesión no es mala ni buena, simplemente es un conjunto variables que se modifican por factores inevitables de la economía. Cuando se reduce o reestructura el gasto público, generalmente a través de la obra pública, cuando cae el empleo, el consumo se restringe, entre otros sucesos, implica que la economía deja de caminar como venía, y entra en una meseta o caída, baja su rendimiento, eso es una recesión. En general siempre vienen luego de grandes expansiones o crecimientos, si nos imaginamos un auto, cual la economía, debería siempre ir subiendo, cuando agarra una bajada, está en recesión.

La recesión es controlable, existen un sinfín de medidas para hacerlo, pero se complica cuando existe inflación,  porque a la economía le cuesta mucho más pagar por sus recursos, y no puede frenar la caída. Esta explicación es muy casera, es criolla, pero si no, se complicaría el entendimiento. O sea, la estanflación es inflación con recesión. El auto consume más, le cuesta más frenar porque va en bajada.

Dicho esto el problema se da cuando no se toman las medidas para frenar la economía, los precios altos, porque podría ocurrir que exista una crisis económica.

Se puede estar en recesión y no en crisis. Pero lo complica todo la inflación.

El gobierno actual está ajustando variables de la economía que tienen que ver con la reducción de subsidios, en general energía y servicios. Es correcto, pero no es lo único que debe hacer, porque si sólo hace estos ajustes y no ajusta al pleno empleo de otros factores, pareciera ser que quisiera frenar la inflación con la misma recesión, apostando a la retracción del consumo, por más que el Ministro de Economía diga lo contrario. Y es un arma de doble filo querer entrar aun más en una recesión con inflación.

De cualquier forma el panorama todavía no es el peor y se puede apostar aun más, seguir creyendo, seguir confiando y ser optimista que siempre lo mejor está por venir, al fin y al cabo, nosotros también somos economía, y la manejamos desde nuestra voluntad.

 

Contador Carlos Delú