La Organización Mundial de la Salud (OMS) reafirma cada 14 de mayo la importancia de prevenir la hipertensión, que afecta la tercera parte de la población en todo el mundo.
La OMS ha puesto especial énfasis este año en la difusión de acciones más saludables para combatir el problema, que además de deteriorar la calidad de vida de las personas, puede derivar en patologías más complejas que alcanzan incluso a provocar la muerte.
La hipertensión arterial, popularmente llamada “presión alta”, afecta a uno cada tres adulos mayores de 25 años en el planeta, más de mil millones de personas, y es uno de los principales factores desencadenantes de cardiopatías y accidentes cardiovasculares.
Ambas patologías –la cardíaca y la vascular- constituyen la causa más importante de muerte prematura y de discapacidades. Unos 9,4 millones de personas al año fallecen a consecuencia de enfermedades del corazón, donde la hipertensión juega un rol preponderante.
La detección como paso fundamental para controlar el problema
Para la OMS todos los adultos del mundo deben hacerse medir la tensión arterial, el primer paso básico, para determinar el estado corporal en el tema y actuar en consecuencia. Los médicos entienden que a partir de ese conocimiento clave, y aún teniendo una presión arterial dentro de los límites considerados “normales”, es fundamental mejorar la calidad de vida, apuntando a una serie de normas de conducta imprescindibles. En esa línea se enmarca la disminución en el agregado de sal a las comidas, la dieta equilibrada reduciendo las grasas, el ejercicio físico regular así como evitar la excesiva cantidad de alcohol y tratar de evitar el tabaco lo más posible.
El problema global de la hipertensión afecta tanto a los países ricos como a los pobres, aunque en los primeros las políticas públicas y el mejor acceso a la salud, permiten una prevalencia menor (35%) de hipertensión, en relación con las naciones en desarrollo (40%).