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Naturaleza egoísta: “Sálvese quien pueda”

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Por Carlos Escobar

En pleno centro de Tupungato viven en la calle tres hombres que deambulan de aquí para allá sin rumbo fijo. Comen lo que encuentran, lo que algún vecino les da o tira; recogen de la basura y gastan sus únicos centavos en vino y cigarrillos como si fueran sedantes del alma y el cuerpo. Cansados de tanto caminar y esperar la nada, resisten el rechazo de una sociedad que no los comprende y los señala como “vagos o borrachos”, de una comunidad que no se acerca ni piensa en cómo cambiar la realidad.

En horas del mediodía y la siesta suelen encontrarse en la Plazoleta céntrica aprovechando el calor del sol y la poca concurrencia de gente que los juzga o esquiva. Su lugar para dormir varía de acuerdo al humor de la sociedad tupungatina; a veces es el descampado frente al hospital, otras el supermercado, la plaza del barrio Los Almendros o la Plazoleta del Trabajador camino al distrito El Peral.

Sin dejar fotografiarse (dejaron fotografiar algunos de los lugares donde pasan la noche) los hombres acusan estar cansados de esperar ayuda de las autoridades municipales que según dicen, nunca se acercaron a brindarles algún tipo de ayuda o solución.

Es irónico pensar que  “ubicados” frente al hospital no tengan acceso a la salud pública, o que estando junto al supermercado pasen hambre y sed. Es contradictorio que los funcionarios con sueldos tan altos y con subas recientes en sus dietas no puedan idear un plan en conjunto para dar solución a estas y otras personas víctimas de un sistema económicos que propone:“sálvese quien pueda”.

2 comentarios

  1. Muy buena la nota, suerte que personas como vos están ahí para verlo y comunicarlo, informarlo para quienes desconocen estas cosas. Es triste que las personas miren para otro lado cuando hay un problema, que no comprendan que la única manera de de solucionar los cosas es enfrentándolas. En fin, me gustó mucho la nota.

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