Dicen que tropezón no es caída, en su segunda presentación en el Mundial Femenino, Argentina perdió 1-0 con Inglaterra, pero sus chances de avanzar a octavos siguen intactas. En la última deben vencer a Escocia, última del grupo. La arquera Correa atajó un penal y fue la gran figura.
No hubo milagro posible en El Havre. Tras un histórico empate ante Japón en el debut, el seleccionado femenino de fútbol de la Argentina cayó 1-0 con Inglaterra en su segundo partido del Mundial de Francia. Pese a la sensacional actuación de la arquera Vanina Correa, quien tapó un penal y evitó en varias ocasiones la caída del marcador, el poderío ofensivo inglés pudo más ante la resistencia de las chicas argentinas, que, pese a la caída, volvieron a demostrar su emocionante sacrificio, no se rindieron ante la adversidad y ahora intentarán conseguir el pasaje a los octavos de final: deberán ganarle a Escocia el próximo miércoles a las 16.
El equipo nacional dejó el estadio con la frente bien en alto, conociendo el poderío de Inglaterra y entendiendo que una derrota por tan solo un gol es un resultado que reconfirma que hay material para competir. Aunque, claro, sufrió más que en el 0-0 ante Japón del debut y debió sostenerse continuamente en las apariciones de Correa para sostener la potencia inglesa en ofensiva.
A los 25 minutos de la primera parte, la árbitra china Qin Liang no dudó ni un segundo al sancionar la falta de Ruth Bravo, quien barrió en el área a Alex Greenwood. Pero lo que parecía ser un duro golpe terminó siendo un festejo general de todo el equipo: Correa se tiró hacia su izquierda, adivinó el remate de Parris y estiró su brazo izquierdo para desviar con la palma de su mano la pelota, que tocó el palo y salió desviada. Un momento histórico.
Luego, además del penal, también contuvo con el pie izquierdo un mano a mano frente a Beth Mead y en el inicio del complemento le volvió a ahogar el grito a Parris, quien sorprendió con un potente remate desde la puerta del área, bien desviado por la arquera argentina. Hasta que a los 15 minutos del complemento se rompió el hechizo: desborde de Mead, centro rasante y aparición en soledad de Jodie Taylor para definir con el arco vacío y poner el 1-0.
Con mucho amor propio y un continuo esfuerzo en cada pelota, el planteo del equipo de Carlos Borrello fue similar al que se realizó frente a las niponas: orden táctico y compromiso defensivo total para resistir los embates del rival e intentar sorprender con un contragolpe. Pero el área rival quedó demasiado lejos y no pudo concretar avances para lastimar.
Argentina buscará su pasaje a los octavos de final el próximo miércoles ante Escocia a las 16: deberá ganar para alcanzar los 4 puntos en el Grupo D e intentar clasificar como segunda o entre las cuatro mejores terceras
Esta vez, Inglaterra fue mucho más incisiva, tuvo profundidad, desbordó por ambas bandas y llevó constante peligro. Así, con mayor poderío físico y alta presión, las inglesas dominaron el juego y la pelota, pero les costó afinar la puntada final y se encontró continuamente con Correa, de brillante tarea.
Tras el golpe del 1-0, la Argentina logró algo fundamental: no perder el equilibrio y la compostura que había mantenido durante los primeros 60 minutos de juego. Y, de esa manera, volvió a acomodarse rápidamente en el juego y la derrota por tan solo un gol le permite soñar con dar el batacazo el próximo miércoles a las 16 ante Escocia.
Pese a que todavía no concluyó la segunda fecha del Mundial, el seleccionado nacional sabe que deberá ganarles a las escocesas (últimas del Grupo D sin puntos) para acumular cuatro unidades y buscar el boleto a los octavos de final, ya sea en el segundo lugar del grupo (si Japón pierde con Inglaterra ambos equipos tendrán los mismos puntos y se definirá por diferencia de gol) o entre los cuatro mejores terceros.
Fuente: La Nación