Este miércoles se realiza el Paro Nacional de Mujeres, una protesta masiva por la violencia a la que se enfrentan, día a día, todas la mujeres. La convocatoria no solo ha sido apoyada por colectivos feministas, sino que numerosos sectores, sin distinción de sexo o condición, han expresado públicamente su acuerdo con la marcha y la protesta.
A continuación, transcribimos un texto, publicado por la profesora Pamela Pizarro en su cuenta de Facebook (no tenemos la certeza que sea propio o de otra persona, pero le damos el crédito de su publicación). El escrito, sensible y claro, expresa por qué se realiza la marcha, y las innumerables situaciones de violencia que enfrentamos diariamente todas las mujeres.
¿Por qué ir a la marcha? “Porque nos matan por ser mujeres”¿Qué significa esto?
«Las mujeres somos personas con un cuerpo, con más o menos kilos, los que queremos y podemos llevar. Somos personas que nos gusta vestirnos, pintarnos –en forma temporal o permanente tatuándonos la piel-, colgarnos cosas en diferentes partes del cuerpo, también en forma temporal o permanente.
Somos personas que decidimos tener hijos, hijas, siempre decidimos nosotras cuándo y cómo parir porque es nuestro cuerpo. Cuando somos muy jóvenes para ser mamás otras crían nuestros hijos/as, la mayoría de las veces son nuestras madres porque nos podemos hacerlo, de verdad no podemos. A veces, con mucha culpa, dolor y tristeza decidimos, la mayoría de las veces solas y en silencio, abortar.
Las mujeres somos personas que trabajamos, nos gusta ser profesionales, tomar decisiones, pensar y resolver cosas. También nos gusta estudiar, hacer deportes, nos gusta el arte –pintamos, dibujamos, bailamos, cantamos, tocamos instrumentos-.
Somos personas que amamos y nuestra pareja es la persona más importante para nosotras, la cuidamos, la escuchamos, compartimos actividades cuando lo deseamos y somos felices.
Pero, las mujeres nos topamos con el machismo –de hombres y mujeres- y resulta que somos juzgadas por nuestros kilos, por nuestra forma de vestirnos o adornar nuestro propio cuerpo y cuando salimos a la calle nos miran de un modo que no nos gusta, nos tocan, nos silban, nos dicen cosas que nos dan vergüenza y la mayoría de las veces nos callamos.
Pero resulta que para muchas la decisión de tener o no un hijo/a no es nuestra, porque el machismo nos viola y nos obliga a parir. Otra vez en silencio nos tragamos la angustia y nos sentimos culpables.
Pero pasa también, que el machismo nos dice que trabajar o estudiar o hacer cosas por nosotras está mal y muchas veces no recibimos el mismo trato que nuestros compañeros varones. Además si tenemos hijos/as dejarlos por nuestro trabajo nos da culpa, sólo a nosotras y organizar las niñeras es sólo nuestro trabajo, la mayoría de las veces. Entonces nos callamos, lloramos solas y sentimos otra vez culpa.
Pero un día nos damos cuenta que esa persona a la que amábamos nos hace mal, que nos trata mal, que nos pone tristes, no nos deja ser libres de hacer actividades que nos gustan o de hacer con nuestro cuerpo lo que nos plazca. Nos damos cuenta que nos pega, que ese golpe nos duele y nos da vergüenza porque soñamos con una pareja para toda la vida. Para cuando nos damos cuenta estamos solas, con el cuerpo marcado de golpes y apenas un hilo de autoestima. Ese día nos damos cuenta que estamos muertas, somos un femicidio más.
Hasta que un día nos decidimos, renacemos, revivimos. De a poquito porque no es fácil volver de la muerte. Nos miramos el cuerpo y sentimos que peor no podríamos estar, pero nos decidimos. Dejamos a ese macho muerto de miedo, porque siempre tuvo miedo, terror de lo que era, de lo que hacía, de lo que decía. Las mujeres que renacemos somos lo que fuimos sólo que empezamos a sanar nuestras heridas, nos miramos con otras más o menos parecidas y salimos a la calle a gritar que no tenemos la culpa de ser mujeres libres, que no sentimos culpa, ni miedo de hacer lo que nos gusta. Necesitamos la calle para gritar porque no nos callamos más, porque las paredes de nuestra casa nos ahogaron mucho tiempo, necesitamos la calle donde no hay límites para encontrarnos todas!»