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Messi vuelve a jugar con el FC Barcelona

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El rosarino entró en la segunda parte del encuentro que el conjunto azulgrana disputó en la primera jornada de Champions League ante el Borussia Dortmund.

La última vez que se pudo ver a Lionel Messi sobre el terreno de juego fue con la selección argentina. En la Copa América 2019, el astro acabó siendo expulsado, por segunda vez con el combinado nacional, en el partido por el 3er lugar de la competencia.

Argentina pudo, sin Messi, conseguir el bronce ante Chile. Otra vez Chile. Seguramente, en la agresión mutua entre el de Rosario y el chileno Gary Medel hubo algo de la frustración provocada por esas finales que la selección perdió ante Chile. Dos campeonatos consecutivos, en 2015 y 2016, en los que el único título de Copa América que consiguió Argentina fue el de póker, precisamente en esos dos años. Después de haber caído 2-0 en las semifinales ante Brasil, que acabaría proclamándose campeón ante Perú, la Albiceleste volvía a jugársela ante la selección chilena. Esta vez, la suerte cayó del lado argentino, aunque queda la espina de no haber podido conseguir el título.

Ese partido se jugó el 6 de julio y, desde entonces, Messi no había vuelto a pisar el césped para disputar un encuentro oficial. La última vez que lo hizo con su club, el FC Barcelona, fue en el mes de mayo, el día 25. Se disputó entonces la final de la Copa del Rey de España y, sorpresivamente, el Barça la perdió ante el Valencia CF.

Se ponía fin de ese modo a una mala temporada para el rosarino y su club. Pese a haber ganado el título de LaLiga, una tarea nada sencilla, se dejó escapar la Copa y no se cumplió el objetivo principal de la temporada, que era ganar la Champions League. El Barcelona perdió en las semifinales ante el Liverpool después de tener el pase a la final prácticamente asegurado. El partido de ida tuvo un resultado de 3-0 que los españoles no supieron aprovechar en Anfield, donde sucumbieron por 4-0 ante los ingleses.

El FC Barcelona, y Leo Messi, no ganan la Champions League, sin duda el campeonato de clubes más importante de Europa, desde la temporada 2014/2015. Las decepciones de las últimas eliminatorias -también ante la AS Roma el año anterior perdieron de manera similar- suman si cabe más ganas por conseguir el trofeo.

Probablemente por ese deseo, la Champions League ha sido la competencia elegida para el regreso de Leo Messi al terreno de juego. Después de las vacaciones al finalizar la pasada temporada, el rosarino sufrió una lesión durante la pretemporada que le ha tenido de baja durante cerca de dos meses. En principio, no se le dio demasiada importancia a esa lesión de primer grado en el sóleo. Sin embargo, lo que parecía cuestión de unas semanas, se ha alargado más de lo previsto.

Messi no estuvo con el Barcelona en el inicio de la liga española, ni en los últimos amistosos de la selección argentina. Tanto el técnico azulgrana, Ernesto Valverde, como el cuerpo médico del club y el propio jugador se han mostrado partidarios de esperar hasta que la pierna derecha estuviera completamente recuperada y Messi dejase de tener molestias. Hace unas semanas pudieron verse unas imágenes del jugador en un entrenamiento sobre arena que dejaban buenas sensaciones, aunque algunas voces apuntan a que podría ser ese tipo de entrenamiento de alta intensidad lo que haya acabado por retrasar su recuperación.

Finalmente, fue el pasado 17 de septiembre cuando Messi volvió a vestir la remera azulgrana, 155 días después de la última vez. El jugador ya había mostrado su ilusión por poder regresar para el partido del Barcelona ante el Borussia Dortmund, ya que el rosarino nunca había jugado antes en Signal Iduna Park, hogar del conjunto alemán. El jugador recibió el alta médica el lunes y, tal y como se esperaba, aunque no fue titular, Valverde le hizo disputar algunos minutos.

Messi entró en el minuto 57 del partido en sustitución del joven canterano Ansu Fati, la auténtica sensación de la temporada con el Barça. Sergio Busquets le entregó el brazalete de capitán y estuvo sobre el terreno de juego un total de 34 minutos. Tiempo en el que fue patente la lógica falta de ritmo del astro argentino, que no pudo hacer nada para cambiar un marcador que se mantuvo en el 0-0 hasta el final del encuentro.