Sea cuál sea el diagnóstico que se presente, hay algo que es certero: existe una fuerte relación entre el sistema nervioso central y el sistema inmunológico. Lo que desemboca en creer que, cuando se presentan situaciones personales muy fuertes a nivel emocional, afectan al sistema inmunológico generando una recaída en su funcionamiento, lo que se manifiesta en los síntomas de esas “enfermedades nuevas”.
El Yoga se presenta como una alternativa para hacer frente a estos (y otros) problemas de salud. Pues, refuerza el sistema inmunológico a través de la práctica física y el trabajo mental que lo acompaña.
Este trabajo mental está relacionado con mejorar los estados mentales, volverlos cada vez más positivos, haciendo frente al estrés diario y colaborando en potenciar la autoestima. La conexión que se logra entre la mente y el cuerpo pocas actividades lo logran como lo hace esta disciplina milenaria.
Básicamente, durante la práctica de los ejercicios y asanas (posturas), se consigue un equilibrio del sistema inmunológico eliminándose así cualquier episodio de estrés y ansiedad. Revirtiendo, paulatinamente, los episodios de varias enfermedades inmunológicas y produciendo mejoras en la salud y el estilo de vida de las personas.
La práctica del yoga nos sorprende con sus beneficios en el sistema inmunológico, colaborando a un mejor funcionamiento y equilibrio.
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