Como todos los años preocupa el nivel de repitencia en la secundaria. La Dirección General de Escuelas propone abordar la deserción y lanza un programa que apunta a alumnos, padres y docentes. Distintas posiciones son las que marcan la problemática, los más tradicionales continúan echándole la culpa a la falta de estudio de los alumnos. Por el contrario, los que miran desde un enfoque más comprensivo entienden que las soluciones deben generarse desde todos lo que intervienen en el proceso educacional, con medidas más claras desde las instituciones educativas.
Esta iniciativa se lleva adelante al detectar que la mayor dificultad que presentan los chicos al momento de rendir las materia en febrero, es que no asisten a las mesas de exámenes. “Hemos preparado una campaña sencilla pero elocuente para incentivar a los chicos que asistan a rendir sus exámenes, y también alentar a los papás para que acompañen a sus hijo en este importante proceso” expresó María Inés Abrile de Vollmer en conferencia de prensa.
“El mensaje es simple, apoyemos a nuestros chicos para que rindan bien. Con esto se pretende lograr que todos nos hagamos cargo del proceso escolar, somos todos responsables de la educación de nuestros chicos, los padres acompañando y recordando a sus hijos que esos días deben ir a la escuela y que tengan una actitud responsable con el estudio, los alumnos para que sepan que los estamos apoyando en este proceso, con la frase “otra oportunidad”; y a los docentes para que les brinden todas las herramientas necesarias para que puedan aprobar los exámenes” explicó la Directora General de Escuela. Remarcaron la convicción de construir un calendario escolar que no ponga toda la artillería solo en la última etapa, sino que sea constante durante el transcurso del ciclo lectivo.
Distintas posiciones son las que marcan la problemática, los más tradicionales continúan echándole la culpa a la falta de estudio de los alumnos. Por el contrario, los que miran desde un enfoque más comprensivo, con la intención de entender la realidad y no de culpar, entienden que la escuela como institución, los docentes y lo que se ofrece a los alumnos, debe transformarse para adaptarse a los tiempos que corren. “Hay una escuela del siglo XIX con docentes del siglo XX y alumnos y tecnologías del siglo XXI”. Los espacios curriculares siguen centrándose en el estudio de ciertos contenidos que luego son evaluados en un examen donde el alumno debe demostrar haber estudiado. Es una metodología muy alejada del modo en que se dan los aprendizajes de los jóvenes en estos tiempos. Hoy la escuela exige que se estudie cuando debería preocuparse porque se aprenda. En la medida en que los temas en modo de enseñar y en modo de valuar se vayan adaptando a los alumnos y tecnologías del siglo XXI, la calidad de la enseñanza mejorará y por lo tanto el nivel de repitencias.