Se realizó en Tunuyán la cuarta conferencia de los desiertos del hemisferio sur. Durante 6 días, el congreso convocó a más de cien científicos e investigadores de distintos países del mundo.
Este congreso se volvió a realizar luego de seis años, ya que la última edición fue en 2008, en Sudáfrica. Los primeros dos fueron en Australia, en 2003; y en Chile, en 2005.
Distintas disciplinas de la ciencia de alrededor de 15 países, especializados en estudios de los desiertos de Australia, África y Sudamérica se reunieron en el hotel Fuente Mayor de Tunuyán para debatir y compartir conocimientos.
Enfocándose en la historia de las sociedades humanas que habitaron estos espacios en el último millón de años, la relación de esas sociedades con los ambientes desérticos y el intercambio entre distintas disciplinas, durante la conferencia se intentó observar y estudiar cómo el cambio climático afectó la evolución humana y cómo, en muchos casos, la intervención del hombre impactó negativamente en los desiertos.
Según manifestó Ramiro Barberena, coordinador de la cuarta conferencia sobre desiertos del hemisferio sur, las jornadas tuvieron dos objetivos. Por un lado, investigar para conocer lo que pasa en otros continentes y así alcanzar un nivel comparativo. Por ejemplo, “en un determinado momento de aridez en África pasó algo muy distinto que en Australia. Estudiar esas variables ayuda a entender el por qué. Todo lo que se estudia del pasado termina siendo muy importante para entender cuáles pueden ser los cambios a futuro”
Y por otro lado, “crear lazos a largo plazo entre investigadores de distintos lugares del mundo dando lugar a proyectos en conjunto y desarrollo a futuro”. “No es usual juntar gente con especialidades tan diversas durante seis días discutiendo en un mismo lugar: tenemos desde biólogos que estudian la historia de las plantas, especialistas en estudios de animales, de paisajes, geólogos, arqueólogos, historiadores, hidrólogos, y paleoclimatólogos”, sintetizó el arqueólogo dependiente de la UNC Ramiro Barberena.
“Estos desiertos estuvieron ocupados por gente hace millones de años en el caso de Sudáfrica, o miles de años como son los desiertos de la Puna en el noroeste argentino o en el desierto Patagónico. Por eso estudiar la interacción humana entre los factores naturales permite conocer las estrategias que distintos grupos humanos tuvieron que desarrollar para enfrentar los extremos climáticos a los cuales estuvieron expuestos”, expresó uno de los arqueólogos presentes, perteneciente a la UBA, Hugo Yacobacco.
Por su parte, Luis Borrero del CONICET puso de manifiesto que el principal aporte que brindan estos encuentros es conocer que en el pasado no fue todo exitoso. “Durante miles de años se aprendió y se fracasó; prueba y error es parte de la adquisición de conocimientos de las sociedades, y el error muchas veces se paga con la extinción de la sociedad”.
Y agregó: “Los estudios moleculares nos están dando información que claramente no fueron desarrollos lineales, que es mucho más complicada la historia de nuestro pasado. Hay lugares donde nunca ha habido una instalación humana sostenida, como es el desierto de Atacama, y hay otros lugares donde la intervención humana ha sido más exitosa. Saber que hay toda una variedad de opciones, es lo que necesitamos incorporar en un momento de cambio climático acelerado como el que vivimos”.
Diversificando y ampliando conocimientos, tratando de buscar líneas comunes para entender los ecosistemas de los desiertos, científicos de Australia, Sudáfrica, Argentina, Chile, y a su vez gente del hemisferio norte que trabaja sobre desiertos del hemisferio sur, Estados Unidos, Inglaterra, Letonia y Alemania; compartieron días de intercambio en el Valle de Uco.