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Madres adolescentes: una problemática para hacerse cargo

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EmbarazoadolescenteEl 25% de los nacimientos en el Valle de Uco son de madres adolescentes. La cifra surge de las estadísticas brindadas por el hospital regional Scaravelli, y pone al descubierto falencias en la atención de la salud primaria, y en la educación de las adolescentes. La mayoría de las mujeres desconoce cuidados ginecológicos y métodos anticonceptivos. En la región se presentan casos de HIV, y de chicas que son madres más de una vez durante su adolescencia: algunas tienen entre tres y cuatro hijos. La Ley Nacional de Educación sancionada en el 2006, obliga a impartir educación sexual en las escuelas, pero en Mendoza aún no se aplica.

En el año 2012, un cuarto de los nacimientos registrados en la región son de madres adolescentes: de un total de 1607 nacidos, más de 400 son de madres menores.  Los resultados surgen del padrón de nacimientos del hospital Antonio Scaravelli, y fueron brindadas por el Dr. Gustavo Fernández, pediatra neonatólogo, a cargo del área de neonatología del hospital regional.

Según la Organización Mundial de la Salud la adolescencia es el período entre los 10 y 19 años, y ésta a la vez divide la etapa en dos rangos por edades: la adolescencia precoz que va desde los 10 años hasta los 15, y la adolescencia tardía de los 16 a los 19 años. En este marco, en el Valle de Uco hay  madres que tienen entre 12 y 13 años, y los nacimientos se cuatriplican a los 14 y 15 años, sin embargo la mayor cantidad de embarazos se produce durante la adolescencia tardía. Uno de los puntos más preocupante es la “multiparidad”, es decir cuando una joven tiene más de un embarazo durante la adolescencia. Según las estadísticas del hospital, en el 2012 alrededor de 50 madres adolescentes, casi un 12% del total, tuvieron más de un hijo: de 17 años hay trece madres que tienen dos hijos, de 18 años hay nueve madres que tienen 3 hijos, y hasta se presenta el caso de una joven madre de 17 años que tiene 4 hijos.

“Estamos llegando re contra tarde” expresa Fernández analizando las estadísticas, considerando que la educación es el puntapié de la problemática que se acentúa con una falla en la atención primaria: asistencia de los centros asistenciales y consultorios iniciales. “En general la mayoría de las mujeres desconoce cuidados ginecológicos y métodos anticonceptivos. Y son mínimos otros controles, ya sea por el cáncer de cuello de útero, de mamas, o HIV. La adolescente llega al hospital cuando ya está embarazada, y a veces sin ningún control porque han tratado por varios meses de ocultárselo a sus familias” comenta el neonatólogo. De esta manera se comprueba que la mayor falencia es la que podría subsanarse con simple información.

También  hay deficiencia en lo asistencial, muchas veces una embarazada debe esperar varias horas para ser atendida, y en algunos casos debe llegar por la madrugada para conseguir turno. Consiguientemente, las jóvenes madres no solamente desconocen que deben controlarse, sino que además lo ven como una pérdida de tiempo, o un trámite que implica un gran esfuerzo. Otro indicador preocupante es la escasa conciencia de la transmisión de enfermedades de contagio por vía sexual.

Los embarazos adolescentes son considerados como la principal causa de innumerables problemas. Las madres adolescentes son más propensas a no terminar sus estudios secundarios, terciarios o universitarios. Además, se estima que un 80% de las madres adolescentes terminan dependiendo de la asistencia del Estado.

Según Adela Rossi, psicóloga y directora del hospital Scaravelli, los embarazos adolescentes son una gran dificultad de los países emergentes o en desarrollo, donde se eleva el nivel de vida y el Producto Bruto Interno (PBI) pero donde la transformación educativa y cultural no se desarrolla a la par. “Nuestra zona no está ajena, por ello el año pasado se creó en el hospital una jefatura de perinatología, que coordina maternidad, obstetricia y neonatología, adhiriendo a los principios de Unicef de una maternidad segura centrada en la familia”. En relación a la complejidad del problema y de las consecuencias, la profesional se refirió al aspecto psicológico de una adolescente, “su aparato psíquico se encuentra inmaduro, y esto dificulta la formación de vínculos de afecto y protección entre la madre y el recién nacido, a veces riesgoso para el buen desarrollo de la vida humana”.

En relación a la educación, consultando a educadores de colegios rurales y urbanos de la región, la mayoría coincidió en que la educación sexual que se ha impartido estos años en las escuelas ha sido muy pobre. La Ley de Educación Nacional sancionada en el 2006 establece la educación sexual obligatoria, la misma es reglamentada luego por la Ley de Educación Sexual que estipula lo que ya se había planteado como obligación de Estado. Sin embargo, en nuestra provincia, principalmente por trabas desde algunos sectores de la iglesia, la ley prácticamente no ha sido aplicada. El año pasado, luego de varios años de implementación en la mayoría de las provincias argentinas, en Mendoza se iniciaron algunos talleres y jornadas para capacitar a docentes. Sin embargo, y en materia práctica, es muy poco lo que se ha hecho en relación con la problemática, y ha dependido en gran manera del compromiso de algunos docentes que generan espacios y talleres para los estudiantes.

Aún cuando nuestra región presenta altos índices de embarazos adolescentes, no se trata de una  problemática  aislada de nuestra zona o nuestro país. Se da a nivel mundial. Como también a nivel mundial se han implementado estrategias y programas para revertirla. La experiencia de países más desarrollados muestra que la educación es la herramienta más poderosa para prevenir y ayudar a niñas y adolescentes.

Las instituciones deben comprender que las estadísticas son la punta del iceberg: ayudan a reconocer la problemática, identificar las causas puntuales y tomar acciones concretas. Reforzar la acción y el alcance de los programas, y tomar un rol activo y consciente desde el Estado hacia la educación es primordial para evitar que una niña o una adolescente, cambie rotundamente su vida condicionando además el futuro de un bebé.

Por ello, una educación presente y efectiva, el refuerzo de los canales de comunicación y un trabajo integrado de los centros que atienden la salud y la educación en el Valle de Uco, es prioridad para evitar que una adolescente tenga hijos, dejando el sistema educativo o reproduciendo los círculos de pobreza e incluso marginalidad. No basta con repartir folletos y preservativos en grandes encuentros, lo más importante es que las adolescentes y las familias tengan total acceso a la educación y salud sexual, como derechos fundamentales garantizados por el Estado.

Por Paula Hinojosa

Un comentario

  1. yo opino que el problema de embarazos y madres solteras más que por falta de educación, es fomentado por todos los subsidios que da el gobierno… SALARIO UNIVERSAL, ESCOLARIDAD, ETC.

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