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Los precios agrícolas se multiplican por 5 desde el productor al consumidor

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En promedio el agricultor recibe solo 24,3% del valor pagado en góndola. Las manzanas y las peras, se encarecen entre 10 y 12 veces en plena cosecha.

Desde hace más de un año que el área de Economías Regionales de la Came publica mensualmente el Ipod,  la sigla quiere decir Índice de Precios en Origen y Destino.

Se trata de una canasta de 25 alimentos -entre ellos las manzanas- cuyos precios se comparan todos los meses para ver la brecha que existe entre lo que cobra el productor en una punta de la cadena y lo que paga el consumidor en el otro extremo. La conclusión es lapidaria: por el peso de la intermediación y otros costos, los precios suben cinco veces.

La situación podría considerarse “normal” si no fuera porque en la Argentina los productores suelen quejarse porque reciben bajos precios (algunas veces por debajo de sus costos) y los consumidores se quejan de que gastan mucho. ¿Es razonable semejante diferencia? ¿Alguien se llena los bolsillos a costa de unos y otros?

Según el Ipod de enero, último dato disponible, en una canasta de veinte productos agrícolas que se consumen en fresco (y por lo tanto no tienen alto grado de elaboración) la remarcación se ubicó en 5,25 veces. Para un grupo de cinco alimentos de origen animal, en tanto, ese mismo indicador dio 4,23 veces.

El promedio fue 4,96, lo que quiere decir que los precios se multiplicaron por cinco antes de llegar al consumidor. Hay casos que asustan como el de las peras y manzanas, que se encarecen entre 10 y 12 veces en plena cosecha.

Otros productos sufren incrementos mucho más razonables, como las hortalizas, que llegan al consumidor a poco más del doble. Hay desfases muy grandes. Tanto que el productor recibió solo 24,3% del precio pagado por el consumidor, en el promedio de noviembre.

Juan Manuel Garzón, economista de la Fundación Mediterránea, explica que no se trata de un fenómeno aislado ni de algo nuevo. “En el mundo los productores han ido cediendo espacio a manos de otros actores”, asegura el especialista. Así las cosas, en Estados Unidos, por cada dólar que gastaba el consumidor en 1950 el productor recibía 40%, pero en la actualidad esa participación cayó a 15,5%.

Esto tiene que ver con el cambio de los hábitos de consumo, pues las familias tienen menos tiempo y apuntan más a productos elaborados que a materias primas frescas. Por eso se comparten ganancias con la industria, el márketing y la distribución.

Pero esa tendencia no parece suficiente para explicar la distorsión que muestra el Ipod, sobre todo porque este se basa en productos frescos sin sofisticación. Pablo Vernengo, directivo de Came, dice que un margen razonable en otros países del mundo sería de entre 2,5 y 3,5 veces, pero nunca de las cinco veces registradas aquí.

Luego levanta el dedo acusador contra dos supuestos responsables: una cadena comercial plagada de actores parasitarios y el sector público, afirma.

“Uno de los que generan la escalada de precios es el Estado, porque en cada intermediación los impuestos golpean. Por ejemplo, en una cadena de valor formalizada, hay tres o cuatro agentes que intervienen y eso te lleva a tener un incremento de 6% en los precios solamente para pagar el impuesto al Cheque”, señala el dirigente.

Luego sintetiza: “Por cada $ 100 pagados en góndola, $ 40 son impuestos como mínimo, con picos de $ 53”.

Mercados de cercanía

El gobierno nacional, a través del Ministerio de Agroindustria y la Secretaría de Comercio, puso en marcha en los últimos meses un programa denominado “El mercado en tu barrio”, que tiene como objetivo eliminar la intermediación que existe entre el productor y los consumidores, y que es la responsable de que los precios se multipliquen.

La iniciativa ha logrado achicar hasta 50% los precios que paga la gente por algunos alimentos.

Estos mercados de cercanía ya se despliegan por el Conurbano en Buenos Aires y desde diciembre también se realizan en Mar del Plata. La idea para 2017 es extenderlo a las provincias norteñas del Plan Belgrano.

Con ese objetivo los funcionarios están a la búsqueda de Pymes alimenticias que se quieran sumar con productos de calidad, que puedan venderse a un precio menor o cercano a los que se ofrecen en el Mercado Central, y que acepten los debidos controles sanitarios e impositivos.

Fuente: Los Andes