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Los Arenales representa una de las zonas de escalada más importante de Sudamérica

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Es uno de los tesoros graníticos que ofrece la Cordillera Frontal de los Andes, precisamente el Cordón Portillo. Se encuentra entre los 2.600 y3.800 metros de altura sobre el nivel del mar y se accede al mismo continuando la ruta 94 desde el Manzano Histórico, unos12 kilómetros hacia la cordillera para llegar al Refugio Portinari. El escalador Mauricio Fernández conoció El Cajón de los Arenales en 1988, se enamoró del lugar, lo equipó gracias a la ayuda de varios amigos y lo incluyó en una guía. Ahora es un sitio de referencia en Sudamérica para todo el mundo

Fue amor a primera vista. Un par de buenas referencias habían despertado su interés por explorar la zona. Una fresca mañana de setiembre de 1988 dio con las enormes moles naranjas de granito y se enamoró.

Primero sondeó el territorio con sus arneses y después quiso regalar a otros la posibilidad de saborear esa ‘magia’. Equipó varias rutas, escribió artículos, editó varias guías, promovió un film, acompañó a muchos deportistas y aficionados. Hoy el Cajón de Los Arenales, en Tunuyán, es un sitio de referencia en Sudamérica para escaladores de todo el mundo.

Mauricio Fernández conoce esta porción de la cordillera mendocina como la palma de su mano, aunque asegura que aún le sigue revelando misterios. Muchos de los que antes habían realizado ascensiones en el Cordón Portillo debieron aproximarse a sus filos y quebradas, pero muy pocos habían explorado las posibilidades de escalada que ofrecía el lugar.

Ésa fue la veta que desarrolló Fernández, junto a su compañero y «maestro» de aventuras alpinas, Gianni Pedrazzoli, quien fue cónsul de Italia en Mendoza. El hombre importó desde su país bastante material para equipar numerosas vías de escalada, que hoy son de uso público.

«Con la difusión del lugar comenzaron a llegar visitantes de las más diversas regiones del mundo. Entonces nuestro pequeño mundo fantástico se abrió definitivamente para ser compartido», relata el escalador.

Paisaje inigualable

El Cajón de Los Arenales es uno de los tesoros graníticos que ofrece la Cordillera Frontal de los Andes, precisamente el Cordón Portillo. Se encuentra entre los 2.600 y 3.800 metros de altura sobre el nivel del mar y se accede al mismo continuando la ruta 94 desde el Manzano Histórico, unos 12 kilómetros hacia la cordillera para llegar al Refugio Portinari.

«Encontrar un valle con esas imponentes paredes, torres y agujas de un granito -cuyos colores van del rosa al naranja intenso- es un espectáculo que deja atónito al observador», asegura el alpinista. Son grandes masas de roca ígnea que emergen de los arenales. Se denominan batolitos, pues logran elevarse de la superficie terrestre mediante una cuantiosa y repetida producción de magma durante períodos de orogénesis.

Ése es el paisaje que ofrece la «zona de escalada en roca más grande de Mendoza», el mismo que Mauricio y su mujer, Patricia Lona, están obsesionados por proteger. Como guías y amantes de la montaña, ambos saben hasta qué punto la propiedad privada atenta actualmente contra la libertad individual de disfrutar sin problemas de nuestras zonas cordilleranas.

La solución que encontró esta pareja es el armado de una fundación. Desde esa entidad, podrán luchar para que el sitio siga siendo de uso público. También quieren proteger ese ecosistema cruzado por sistemas de vertientes y arroyos alimentados por glaciares, donde se desarrolla una fauna y flora exquisitas. «Toda la cordillera debería ser un recurso natural, patrimonio de todos los habitantes que viven a sus pies», sostiene Mauricio.

Vocación por la montaña

En las paredes, torres y agujas de granito rosado que ofrecen Los Arenales existen hoy más de 150 vías de escalada disponibles para todos los gustos y niveles. La mayoría fueron equipadas por Mauricio y Pedrazzoli.

El objetivo de ambos fue desarrollar allí un área escuela. «Determinamos sectores para escalada escuela, para escalada deportiva y para escalada tradicional, es decir sin equipamiento permanente», explica Fernández.

La exploración de Los Arenales fue muy ardua y rica en los ’90. En ese tiempo surgieron rutas que ya son un clásico para los que frecuentan el lugar: como Rosso di Sera, Bichosoffen, Patricia y Los Gorditos.

Después, la tarea de diseñar trayectos en estas rocas continuó de la mano de otros jóvenes audaces, como Luky Gomes, Guille Cremaschi, Carlos Domínguez, Gastón Heras, Mijel Lotfi y Martín Ceballos.

«Empezamos a entender mejor la geografía compleja del lugar: recorridos verticales, líneas que despertaban la imaginación, formas sugestivas, pilares, diedros, fisuras y agudas cimas. Ese tiempo fue descubrir el sentido de la estética en un mundo tallado perfectamente para nosotros, los escaladores», relata el actual presidente de la Asociación de los Guías de Montaña del país.

El Cajón de Los Arenales hoy es considerado uno de los sitios de escalada en roca más importantes de Sudamérica y recibe cada año la visita de cientos de escaladores de todo el mundo.

Su accesibilidad, su ambiente natural y la calidad de la roca son las características que destacan los deportistas extranjeros.

«No es fácil encontrar un granito sólido y muy bien fracturado, que permite excelentes condiciones para la progresión a través de sistemas de fisuras, que en varias paredes superan los300 metros de recorrido», señala Fernández.

Fuente: Diario Los Andes