por Mora Cordeu
Los stands de la mayoría de las provincias, agrupados en el Pabellón Ocre de la 38va edición de la Feria del Libro, muestran a través de imágenes, libros y artesanías la identidad y las características de cada una de ellas que en su conjunto forman ese mosaico, enorme en su diversidad, llamado Argentina.
En un amplio espacio, la provincia de Santiago del Estero despliega distintos sectores: en uno de ellos se dictan talleres sobre cómo tocar el bombo, en otro se exhiben y venden libros de autores locales, hay un lugar para las artesanías típicas y pantallas con imágenes de sus principales atractivos turísticos.
Entre los libros, figuran «Ramón Carrillo. Vida y Obra del ilustre santiagueño de Daniel Chiaranza; «Santiagueñidad», de Carlos Argañaraz y varios referidos a las termas de Río Hondo.
Hay mantas tejidas, con diseños autóctonos -reconocibles por un trazo definido y geométrico- y pieles de zorrino arriba de sillas enanas, tejidas con tientos.
En el stand de San Juan, también se suceden imágenes de la provincia y una serie de fotografías inmensas de mujeres: en un lado se observa a Eva Perón, Mariquita Sánchez de Thompson, Victoria Ocampo, María Elena Walsh, Tita Merello y Lola Mora. Y en el otro mujeres sanjuaninas.
Ahí nos mira Martina Chapanoy, guerrillera que actuó en las guerras civiles argentinas del siglo XIX, hija de un cacique huarpe, y una imagen de la Difunta Correa, que emprendió el camino durante la ocupación de San Juan en 1841 con su hijo en brazos. Murió pero su hijo sobrevivió, alimentado con la leche materna.
Y otro personaje provincial, que vivió 104 años, es el de Felipa Rojas, conocida popularmente como «la médica de alfalfa», por su condición de sanadora. Era famosa por la práctica de la uroscopía, un saber que detecta enfermedades mirando la orina al sol.
En la zona bibliográfica, irrumpen los libros acerca de Sarmiento, y en especial una historieta que lleva el nombre del prócer, de Jorge Edgardo Rodríguez.
Un enorme óleo sobre el éxodo jujeño se alza en el centro del stand de Jujuy, una provincia que cumple el 23 de agosto su bicentenario. De los libros a la venta sobresale un gran diccionario arqueológico de Alicia Ana Fernández Distel y una Historia del Jujuy colonial de Enrique Normando Cruz.
Misiones presenta con orgullo las actividades realizadas por el Centro de conocimiento, un espacio cultural que atiende desde 2008 diversas disciplinas como el teatro y que cuenta con su propio ballet, orquesta sinfónica y coro estable. Y una biblioteca con 200.000 volúmenes.
Un homenaje a Raúl Aráoz Anzoátegui (1923-2011), es una de las principales actividades a desarrollar en la feria por Salta.
«Mira,/ qué pronto,/ los árboles crecieron/ en la casa./ Cómo tuvimos que podar los sueños/ para que la luz/ entrara,/ de lleno», se lee en una pared los versos del escritor y en un estante varios de sus libros.
Hay un auditorio donde se realizan degustaciones regionales, actos de música como el de la coplera Norma Agüero, oriunda de esa «Salta tan linda que enamora», como reza la leyenda en la entrada.
El stand de San Luis ha priorizado una biblioteca con la colección de Bicentenario: «Diccionario de la provincia de San Luis (Regionalismos y Modismos» y «Campo Guacho», de Polo Godoy Rojo, son dos libros expuestos en lugar preferencial.
Una vitrina con artesanías en cuero, astas de ciervo y madera, en el sitio de La Pampa, concita el interés del público -se pueden adquirir en la casa de la provincia, Suipacha 346- que también pregunta por una de las actividades turísticas principales de la provincia: el avistaje del ciervo.
Tucumán ofrece un homenaje al Bicentenario de la Batalla de Tucumán, con un mapa enorme en forma de bandera que describe el campo de batalla de aquel 24 de septiembre de 1812 y en el que se perfila el rostro de Manuel Belgrano, pintado por César Carrizo.
En el suelo hay bolsas de arpilleras, un caballo y un cañón de madera y butacones con un estampado que reproduce el mapa de la batalla. Todos los días, a las 16.30. hay actividades para los chicos y muestras del baile del Malambo.
Ballenas, delfines, mapas que sitúan donde habitaban en Chubut los dinosaurios hace millones de años, ya son una constante del stand, así como los libros sobre gastronomía galesa, un patrimonio que se remonta a la llegada de esta colectividad al lugar.
El Instituto de Cultura del Chaco tiene varios libros a la venta que resultan atractivos para aquellos que buscan información sobre los pueblos originarios, en este caso los tobas.
Santa Fe desde el programa Espacio Santafesino que fue creado por el Ministerio de Innovación y Cultura de Santa Fe en 2008 para difundir la producción de las industrias culturales de la provincia presenta libros, discos y audiovisuales.
Hay un DVD, «Proyecciones de la Memoria», que recupera las imágenes del 1er Juicio oral y público por delitos de lesa humanidad -entre septiembre y diciembre de 2009-, cometidos por la última dictadura militar en la ciudad de Santa Fe.
Los cuatro pueblos que se asentaron en Tierra del Fuego (los Selk`nam, yaganes, Hansh y Kawascar) han dejado una huella permanente en la cultura de la isla a través de artesanías que se pierden en el tiempo como los cestos de los yamanes, elaborados con juncos y tintes naturales, obtenidos de calafates, lupinos, lenga y cuero de castor.
(Fuente: Télam)