El próximo 8 de marzo millones de mujeres saldrán a las calles de todo el mundo para reclamar por sus derechos y lo harán con una medida inédita: un Paro Internacional de Mujeres que se replicará en más de 41 países.
En la Argentina, más de 60 ciudades se plegarán a la medida, que ya tuvo su antecedente el «Miércoles negro», el pasado 19 de octubre de 2016, cuando miles de mujeres pararon y se movilizaron en contra de la violencia de género y en repudio al brutal asesinato de la joven marplatense Lucía Pérez.
Marta Dillon, una de las referentes de Ni Una Menos, uno de los colectivos convocantes, explicó en diálogo con ámbito.com cuáles son algunas de las consignas que se enarbolarán ese día. «Vamos a parar y marchar para reclamar por el fin de la violencia machista. Para exigir que se mire el trabajo en clave feminista, esto es entender que las tareas de cuidado y reproductivas también son trabajo y tienen que ser tenidas en cuenta como una cuestión social y no como un peso en las espaldas de las mujeres». «Nos manifestamos para que se revise por qué las mujeres tenemos los trabajos más precarizados. También estamos demandando por el aborto legal, seguro y gratuito, por los derechos LGTBI y por la ley de cupo laboral para las personas trans, entre otras tantas reivindicaciones», agregó.
Las diferentes acciones comenzarán a las 12 con un ruidazo en los lugares de trabajo y el inicio de una serie de actividades que irán desde asambleas hasta paros y que se extenderán hasta las 15. A las 17, se iniciará la movilización que partirá desde el Congreso hasta Plaza de Mayo.
Además, de 10 a 22, se realizará una «Maratona radial feminista» que estará a cargo de comunicadoras de Argentina, Chile, Colombia, Ecuador, España, Suiza, Canadá, Nicaragua, México y Uruguay, entre otros países, y que podrá escucharse a través de www.rednosotrasenelmundo.org y otras radios comunitarias.
«Lo que vemos es que este llamamiento del Movimiento de Mujeres y del Colectivo Ni Una Menos a hacer un paro ha generado un debate enorme entre los movimientos de base y las estructuras sindicales que tiene que ver con la voluntad de las mujeres de parar», señaló Dillon.
En este sentido, la Secretaria de Género de la CTA Estela Díaz expresó a ámbito.com que la central obrera que dirige Hugo Yasky decidió adherir al Paro Internacional de Mujeres «con todo el sentido político que tiene esta convocatoria». «No es un clásico paro que se llama desde las organizaciones sindicales. Es una convocatoria ciudadana y que en nuestro caso tiene que ver con toda la movilización que significó el Ni una Menos, al que se suma también el planteo por otras desigualdades como las laborales», señaló.
Díaz indicó que en el marco de la CTA la adhesión se va a dar en diversas modalidades. «En la mayoría de los casos, estamos viendo cese de tareas a partir del mediodía. Organizaciones como Suteba en Provincia y UTE y ATE en Capital van a ir al paro. Después tenemos gremios como APA, del personal aeronáutico, que definió realizar asambleas y jornadas de reflexión durante dos horas y en aquellos sectores donde no se pueda parar la actividad, los hombres van a reemplazar a las mujeres. En tanto, el subte va a hacer actos y asambleas en las cabeceras de las terminales. Y en sectores de la economía social o informal arrancarían con un ruidazo a las 12», enumeró.
En diálogo con este medio, Vanesa Siley, Secretaria General del Sindicato de Trabajadores Judiciales de la Ciudad (Sitraju-Caba), sostuvo: «En el sindicato que yo conduzco vamos a realizar un cese de actividades a partir del mediodía para hacer asambleas, donde vamos a debatir y repartir materiales de concientización. Además, daremos cobertura gremial a la compañera que de manera individual decida hacer un paro total».
Además, consideró que este Paro Internacional de Mujeres «es un hecho histórico en un contexto en el cual, a partir de la reivindicación del Ni Una Menos, las mujeres conseguimos un canal de lucha, de acción y participación que nos convierte en protagonistas de nuestra propia historia».
En cuanto a la participación de los hombres en una jornada con una fuerte impronta femenina, Dillon consideró: «Los varones tienen que ponerse a la par, sostener la decisión de las mujeres de hacer efectivas sus demandas y apoyarnos de todas las maneras posibles. En muchos casos, puede ser que tengan que cubrir a sus compañeras en las tareas domésticas o cuidar a los niños para que puedan marchar. Pero el rol de los varones tienen que encontrarlo ellos. El patriarcado también los atraviesa y condiciona. Esta es una lucha común, más allá de que el foco esté puesto en la libertad y en la vida digna de las mujeres».
• El lugar de las mujeres dentro de las estructuras sindicales
Cuando las mujeres se disponen en una sociedad dominada aún por mandatos patriarcales a la titánica tarea de organizar un paro general, las dificultades a la hora de garantizar su pleno cumplimiento en los lugares de trabajo salen a la luz y dejan al descubierto las enormes disparidades de género que existen al interior de las estructuras sindicales.
En este sentido, Dillon consideró que lograr la igualdad «es una enorme deuda pendiente. Basta ver las fotos para notar que las mujeres están subrepresentadas en las estructuras sindicales».
«Entendemos que después del 19 de octubre ha crecido muchísimo el número de delegadas y la presión de las bases por poner en discusión las demandas de las mujeres: licencia por violencia de género, extensión de licencias por paternidad y maternidad y el uso de lactarios, entre otras cuestiones», agregó.
Según Díaz, en los sindicatos comenzó a estar cada vez más presente la temática de género, aunque todavía hay mucho trabajo por delante. «En la última década cambió mucho el mundo laboral y han ido apareciendo mujeres jóvenes sindicalistas que tienen mucha fuerza y abrazan la agenda feminista con enorme naturalidad», señaló.
Además, recordó que en los sindicatos la ley de cupo femenino existe desde noviembre de 2002 pero que su cumplimiento efectivo fue muy difícil. «Hoy el cupo es una realidad en los sindicatos de base, pero todavía hay muchos inconvenientes para llevarlo a cabo en estructuras más grandes como en federaciones y confederaciones», explicó.
En cambio, para Vanesa Siley, quien lejos de lo habitual encabeza un sindicato, la situación del sindicalismo no es diferente a lo que ocurre con las mujeres en otros sectores de la sociedad: «Muchas veces se piensa que el mundo sindical es el espacio político u organizacional más misógino que hay y es mentira. Es igual de misógino que todos. Lo que pasa es que se conocen menos las mujeres que militamos sindicalmente. En el interior del país hay muchísimas secretarias generales de sus sindicatos». «Lo que faltan son las condiciones y los derechos para que podamos demostrar fehacientemente que tenemos igual y, en muchos casos más formación y más capacidad, para ejercer cargos de conducción», concluyó.
Fuente: Ámbito por Marina Giacometti